Tendencia: old money, un grito de batalla del lujo sin culpas
Las piezas son clásicos que resisten el paso del tiempo, como el sweater de cashmere, el blazer de tweed, mocasines y corderoy
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NUEVA YORK.– La última revolución de tik-tok, los mood boards de Pinterest y videos de YouTube es totalmente inesperada. Para jóvenes cool y audaces de ambos sexos se impuso el sweater de cashmere beige sobre los hombros de un blazer de tweed sin ninguna insignia identificable, las perlas o gemelos, mocasines, y mucho corderoy. No solo eso, sino que este look reemplazó tanto a la camiseta de material sintético de última tecnología que grita una vida activa, al cuero con tachas que siempre indica que se es iconoclasta y hasta al streetwear o cualquier prenda con grandes logos de marcas de lujo que dominaban el marcado tras el paso arrollador de las Kardashian.
La tendencia actual se denomina Old money, y se la presenta como la estética de quienes tienen dinero heredado de varias generaciones. Los números son elocuentes. #OldMoney ya tiene casi 6 mil millones de visitas en TikTok, y sus derivados #OldMoneyAesthetic y #OldMoneyOutfits unos mil millones más. Los videos que muestran a jóvenes atractivos, impecablemente vestidos en lugares que lucen emblemáticamente distinguidos se han vuelto comunes en la aplicación.
Y es material de exportación: Australia, uno de los países más informales, y cuyo look surfer indicaría camiseta estampada sin mangas y solo una campera si hace frío, no pudo resistirse al Old money. Según Harper’s Bazar, en la principal tienda online de ropa usada aumentó entre un 70 y 80 % la búsqueda de chombas e impermeables conservadores.
La tendencia no es nueva, y muchas ya apuntaban en esta dirección, como “Coastal Grandmother”, el vestirse como una abuela de la rancia Costa Este de EE.UU., que dominó el verano pasado aquí. Pero según los analistas culturales hubo dos acontecimientos recientes que terminaron de cimentarla para 2023.
Primero, la última temporada de la serie Succession. En un episodio al que los medios han dedicado ríos de tinta, un primo trae a Bridget, un “sapo de otro pozo”, al cumpleaños del patriarca, y ella aparece con una cartera con el estampado escocés de Burberry en vez de un discreto sobre –o nada– como las otras mujeres.
Tom, uno de los protagonistas, lo califica de “monstruoso”. “¿Qué hay incluso allí? –se repugna– ¿Zapatos planos para el subte? ¿Su almuerzo?”. Pero más allá del tamaño, lo que molesta a la familia es que el estampado de Burberry sea reconocible, cuando ellos comulgan con el lujo sin estridencias.
Esa estética fue ejemplificada de forma muy precisa en la vida real cuando Gwyneth Paltrow fue llamada a declarar tras un accidente de esquí. Su ropa tejida color crema, totalmente anodina, pero que los ojos avezados identificaron como Loro Piana (llamado el “Zara para billonarios”) fue inmediatamente analizada a ambos lados del Atlántico.
Porque los medios no paran de reflejar esta tendencia, pero, a la vez, de preguntarse cómo es posible algo así en un momento de inflación e inestabilidad económica, donde cualquier tendencia asociada a las clases privilegiadas puede ser tan conflictiva en las guerras culturales.
Algunos ya proponen respuestas. Están las tradicionales, como el “índice del dobladillo” acuñado en 1926 por el economista George Taylor, quien sostuvo que las faldas se acortan en tiempos de prosperidad y se alargan en tiempos de recesión, y la del experto en consumo Trevor Davis, quien estudió cómo los tacos altos se hacen más bajos en períodos complicados.
El estilo recatado del Old Money puede verse en el marco de estas explicaciones. Pero hay algo nuevo: las piezas Old Money son clásicos que resisten el paso del tiempo, con lo cual son ideales para el mercado del usado. Al vestirse así, los jóvenes no solo pueden ahorrar, sino mostrarse virtuosos al evitar el fast fashion. “La generación Z le dio al Old Money un giro igualitario”, declararó Harper’s Bazaar. Un grito de batalla de tweed sin culpas, y para todos.