Fanática. Recorre la Argentina en busca de edificios que se hicieron hace 100 años
La arquitecta Adriana Piastrellini tiene una curiosa obsesión: ferviente admiradora del art déco rastrea de punta a punta del país muestras de este estilo que suma a una base de datos que viene armando desde hace más de una década
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A cien años de distancia, los Años Locos parecen haber sido una interminable fiesta luego de la guerra más atroz que el mundo había conocido hasta el momento. No se sabía entonces que el festejo iba a tener un final abrupto, con una crisis mundial y el brote de gérmenes totalitarios que infectaron buena parte de Europa. Sin embargo, para la arquitecta Adriana Piastrellini, aquellos Años Locos fueron mucho más que eso. Y siguen estando a la vista, aunque no sepamos verlos, en las calles e incluso dentro de nuestras casas.
“Los años 20 fueron una época de muchas transformaciones y adelantos. Fue la época de la rapidez, de la modernidad, de grandes avances sociales. Y todo eso se tradujo en la adopción de formas y líneas, una estética que abarcó desde las fachadas de los edificios hasta los objetos usados a diario”. Mientras habla, caminando por las calles de Buenos Aires, apunta a una fachada que podría haberse mantenido en el anonimato de una cuadra cualquiera… “Cuando encontramos algo así, simetría, líneas depuradas y una sobria elegancia, entonces tenemos un ejemplo de art déco”.
El art déco revistió miles de apariencias y abarcó todas las actividades humanas, desde el diseño de lámparas hasta el estudio de la aerodinamia
Art déco: dos palabras que nos remiten a aquellos Años Locos, un mundo centenario de color sepia. Y si bien lo podemos ubicar en el tiempo, no es tan fácil darle cuerpo, como sí ocurre con otros movimientos distintivos, al estilo del barroco. Y sobre todo porque revistió miles de apariencias y abarcó todas las actividades humanas, desde el diseño de lámparas hasta el estudio de la aerodinamia. Hace pensar en un mundo que hasta hace algunas décadas no era lo suficientemente antiguo como para lucir las pátinas del tiempo, como el romanticismo o la Belle Époque, ni lo suficientemente reciente como los años 50 y 60, cuyos revivals nos tocan de manera directa por medio de padres o abuelos. Sin embargo, el art déco lo cambió todo y marcó el verdadero ingreso al siglo XX y la modernidad.
La aventurera del art déco
Este estilo, entonces, sigue vigente y presente en todo Occidente y muchas otras partes del mundo. Y más particularmente en la Argentina, donde tiene una ferviente defensora y promotora en la persona de Adriana Piastrellini. Arquitecta y dueña de un impresionante CV de premios y obras, Adriana es una especie de “Indiana Jones del patrimonio”, que recorre todo el país hasta en sus rincones más lejanos en busca de muestras de art déco. No tiene reparos en subirse a avionetas y lanchas, ni en transitar caminos de tierra, con tal de descubrir una nueva referencia o construcción. No se desanima frente a ninguna dificultad ni ante las distancias para estudiar, catalogar y sumar un ejemplo más a las increíbles bases de datos que viene armando desde hace más de una década, y que sirven para elaborar guías virtuales que pone en la web, a la disposición de quien las quiera utilizar.
La arquitecta Adriana Piastrellini es una especie de “Indiana Jones del patrimonio”, que recorre todo el país hasta en sus rincones más lejanos en busca de muestras de art déco.
Aventurera del diseño o descubridora de patrimonio, no lleva el atuendo del explorador de Hollywood, pero lo reemplaza por una sólida formación que la hizo trabajar junto a Clorindo Testa y le valió gran cantidad de premios a nivel nacional y también en Francia e Italia. Con toda modestia, explica como nació esa pasión, que le cambió la vida: “Lo primero que me llamó la atención cuando empecé a investigar el art déco fue la calidad del diseño. Se notaba en cada pieza que aprendía a interpretar, desde un edificio hasta una prenda o una luminaria. Todo me gustaba y sentía que era algo que había incorporado desde siempre en lo que dibujaba y creaba”.
A diferencia del art nouveau que lo precedió -y cuyo nombre parecido confunde a los profanos-, el art déco es más el reflejo de una época que un estilo en sí mismo. Es la abreviatura del francés arts décoratifs, un movimiento que nació a principios del siglo XX en varios puntos de Europa como reacción al art nouveau, sus exageraciones y figuras recargadas. Alcanzó su plenitud en los años 20 del siglo XX y fue sintetizado, durante un reportaje publicado en aquellos tiempos, por el arquitecto, paisajista y urbanista francés André Vera, uno de los pioneros de este nuevo estilo: explicó que el art déco rechazaba las formas asimétricas y polícromas y que demostraba que la razón tiene que prevalecer sobre los sentimientos. Proponía volver a formas y trazos más sencillos, más puros, más simétricos y con colores y tonos más sobrios. Como muchos otros artistas y arquitectos de su época, Vera aspiraba a encontrar un compromiso entre lo mejor del clasicismo y las tendencias de un mundo que entraba con frenesí en una ruidosa modernidad guiada por las ciencias y la tecnología.
Rescatar y concientizar
El Cristo Redentor de Río de Janeiro. El New York City Hall. El Kavanagh de Buenos Aires. Son solo tres ejemplos de arquitectura art déco. “Es que a partir de 1920 todo fue art déco”, resume Adriana Piastrellini, “porque no es solo cuestión de diseño sino también de artes, de tecnología y de nuevos estilos de vida”. En la Argentina cobra una dimensión muy particular, una nostalgia de aquel país que podría haber sido. La arquitecta recuerda que “en aquellos tiempos la Argentina era la quinta potencia del mundo y Buenos Aires era una de las ciudades más modernas del planeta. Por eso tenemos aquí tantas improntas del art déco. Cuando empecé a estudiar más a fondo ese patrimonio, cobré conciencia de la magnitud de su importancia. Pero sobre todo, encontré un mundo y una época que me atraparon, que quise rescatar y poner en valor”.
El disparador fue una obra de restauración en la Guevara Gallery, un edificio porteño de San Telmo. Desde ese momento dedicó toda la experiencia adquirida a lo largo de años como socia de Clorindo Testa, como asesora de museos, como miembro de academias internacionales y sociedades locales, o como becaria en lugares tan lejanos como Japón, para poner en valor y sobre todo concientizar y rescatar el patrimonio argentino que surgió a partir de esa época.
“Podemos invitar a las autoridades a establecer leyes de protección o normativas de uso de fachadas, pero todo eso no sirve si los vecinos no son ellos mismos conscientes del valor de la arquitectura del lugar donde viven”. E ilustra sus dichos con una anécdota que experimentó hace poco en la localidad de Alberti, en la provincia de Buenos Aires. Es uno de los lugares donde la “exploradora” del art déco hizo un relevamiento exhaustivo y firmó un convenio a nivel municipal, pero durante un reciente viaje pudo comprobar que una linda fachada había sido desfigurada para abrir una vidriera, sin remordimientos por el estilo original de la casa. “Son ejemplos así que queremos evitar. Alberti tiene un patrimonio arquitectónico impensado y creo que lo podría transformar en una potente herramienta de promoción turística” para convertirse en destino de miniturismo. Sigue contando: “cuando llego a un nuevo lugar como Alberti, muchas veces escucho que por falta de medios las casas no fueron renovadas y se quedaron en el tiempo. Pero para mí es una bendición, porque justamente quiere decir que se pudo conservar sin alteraciones un patrimonio art déco muy valioso y que tenemos que proteger a futuro”.
Alberti no fue solo el laboratorio de las acciones de la arquitecta Piastrellini y de su asociación, ADBA art déco. También es uno de los destinos de su proyecto más reciente: se trata de viajes temáticos en la Argentina para hacer conocer y descubrir el pasado que pasa desapercibido debajo de las narices mismas de quienes lo habitan. A unos 200 kilómetros de Buenos Aires, es una de las tantas localidades salamónicas de la provincia. Lo que lleva a formular una pregunta que tarde o temprano se vuelve imprescindible: ¿es o no es art déco la obra del arquitecto italiano Francisco Salamone?
La respuesta de Adriana no deja lugar a duda. “¡Es art déco! Él lo combina con expresionismo, futurismo y funcionalismo racionalista. Hasta con clasicismo monumentalista. Sin duda es el representante más importante del art déco en la provincia de Buenos Aires. Pero lo que rescato sobre todo es la ingeniosa industrialización que implementó para poder construir tantos edificios públicos y equiparlos en tan poco tiempo”.
Cómo reconocer el art déco
¿Cómo reconocer el estilo art déco? Algunos indicios nos ayudan: formas superpuestas, geometría rectilínea y depurada, uso de materiales nobles, curvas aerodinámicas, unidad cromática y colores metálicos (uso del oro y del cromo por ejemplo). El monumentalismo y una veneración por el Antiguo Egipto también son característicos del estilo y de la época. Además de Salamone, los hermanos Kálnay fueron importantes referentes del art déco en la Argentina, aunque se podrían citar muchos otros nombres (Alejandro Virasoro, Alejandro Bustillo, Viktor Sulčič). En cuanto a edificios porteños, entre los emblemáticos están el Estadio de Huracán, la sede del ACA, la exconfitería Munich de la Costanera de Buenos Aires y la casa de Victoria Ocampo en Palermo Chico, entre otros. Todas estas informaciones y este mundo cobran vida en un mapa interactivo que presenta todo el patrimonio censado hasta el momento: http://artdecoargentina.com/Guia_Virtual/adba_en_argentina.html.
En busca del art déco olvidado
Como Salamone, Adriana Piastrellini no duda en subirse a avionetas para recorrer la provincia y el resto del país; ese modo de transporte también lo eligió para sus viajes temáticos. “Es un modo de transporte genuinamente art déco, además”, puntualiza. “La aviación nació en pleno auge de este movimiento y la Argentina fue pionera en América Latina. Además tuvimos a Saint-Exupéry, uno de los pilotos más importantes de su tiempo, y la oficina de Latécoère (la Aeroposta) que estaba en el centro Buenos Aires era la cabecera de la compañía para el continente. El art déco es movimiento y era la traducción de una época en la que todo fue más rápido gracias a trenes, aviones y autos”.
La propuesta turística más original y llamativa que haya nacido en plena época de pandemia, y que muy pronto se podrá disfrutar (cuando quede por fin aplastada la curva de los contagios), es un mix de arte, cultura y aventura, con cierta pizca de lujos. Algo bien acorde con aquellos Años Locos. Adriana Piastrellini cuenta que “no quedaron archivos de dónde Salamone tenía su base, pero sí sabemos que viajaba a bordo de su avión para visitar y seguir sus obras. No hubiera podido realizar tantas de otro modo a lo largo de una superficie tan vasta como la de la provincia de Buenos Aires. Hicimos triangulaciones y cálculos en base a la autonomía de los aviones de entonces y dedujimos que salía de Chascomús”.
Y ese es el punto de partida de los primeros circuitos art déco del país: “Por ahora diseñé dos viajes, pero sumaré otros porque donde voy descubro importantísimos patrimonios. Acabo de volver de Catamarca, donde hay construcciones de adobe sobre las cuales se hicieron fachadas art déco, algo único en el mundo. Estoy armando una propuesta para un circuito allá. Pero mientras tanto los dos primeros nos llevan durante un fin de semana hasta dos localidades bonaerenses, a elección. En un primer caso se vuela hasta Chivilcoy para seguir con camionetas hasta Alberti, conocer obras de Salamone y el resto del patrimonio de la localidad. Luego volvemos para volar otro tramo hasta La Candelaria, donde es posible pernoctar en un castillo francés construido en plena pampa, o regresar al aeroclub de Chascomús luego de un almuerzo y un recorrido. Y en el caso del segundo destino, es una verdadera aventura, porque se vuela hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, se aterriza en la isla de la Estancia La Sistina, en medio de una isla de la laguna de Guaminí. El casco es un hotel y la isla una reserva de fauna. Además de esta experiencia increíble, se navega a tierra para recorrer el pueblo, la localidad vecina de Carhué donde hay también un hermoso patrimonio Art déco con obras de Salamone, y por supuesto las ruinas de Villa Epecuen”.
Indiana Jones no lo hubiera hecho mejor. Aunque no le quedaba tanto para descubrir como a Adriana, que sigue completando el voluminoso relevamiento que viene haciendo por todo el país, y también a lo largo del continente, desde hace más de 15 años.
ADBA Art déco
La Arq. Piastrellini fundó en 2005 la entidad Adba Art Déco, cuya marca fue integrada a una asociación civil denominada ACAPA -Arte Patrimonio Acción- en 2015. Tiene sedes en varias provincias y también en Uruguay, Chile, Perú, Colombia y en la Florida (EEUU) para actuar en defensa del patrimonio arquitectónico. Organiza además regularmente eventos, concursos y conferencias cuyo programa puede seguirse por medio de su sitio web: www.artdecoargentina.com.ar.
Los vuelos de las salidas están a cargo de aviones y pilotos del Aeroclub Chascomús, punto de reunión y de partida de los dos circuitos disponibles por el momento. http://artdecoargentina.com/Guia_Virtual/pdf/productos_turisticos_AdbA.pdf
Para contactarse con la Arq. Piastrellini y su asociación: adbainstitucional@gmail.com
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