Una cirugía salió mal por lo que Lucas perdió casi el 100% del oído izquierdo. Sin embargo, un implante cambió 180 grados su vida y tras ese giro se convirtió en referente de muchas personas hipoacúsicas que lo siguen en su cuenta de Instagram y su podcast.
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“Hoy en día, solamente entre un 5% y un 7% de quienes necesitan un implante auditivo, finalmente lo tienen. Es decir, que 100 personas son candidatas a mejorar su calidad de vida con un implante, pero solo 7 de esas acceden. Sueño con aumentar ese 7% a un 30% en los próximos años, me encantaría”.
Fortaleza, superación, perseverancia, nunca bajar los brazos, creatividad, sensibilidad y empatía son apenas algunas de las palabras que definen a Lucas Adlerstein (23), cuya historia no solamente pondera su resiliencia personal, sino que contagia y alimenta a que los sueños de miles de personas hipoacúsicas, como él, puedan hacerse realidad.
“Me operé, salió mal la cirugía y ahí perdí casi el 100% del oído izquierdo”
Lucas cuenta que a los 15 años escuchaba y si bien no se trataba de una pérdida muy grave, sí había momentos en los cuales se perdía cosas. Por esa razón decidió comentárselo a sus padres. Al poco tiempo, una audiometría arrojó que tenía un 20% de pérdida de un oído. “No era para nada grave, me podía relacionar bien con mis amigos, pero, quizás, no podía estar en el último banco en la escuela y tenía que ir al medio. Me dieron un tratamiento descongestivo que funcionó y recuperé la audición, pero un par de meses después volví a perderla y ahí se empezó a manifestar una enfermedad en uno de los huesos del oído medio. Me operé, salió mal la cirugía y ahí perdí casi el 100% del oído izquierdo (el operado). Ahí sí fue drástico y difícil para mí y para mi familia”, recuerda, Lucas.
Entre el enojo, la vergüenza y la culpa
En la escuela, cuenta, se enojaba mucho a la hora de realizar los trabajos prácticos grupales y prefería hacerlos por su cuenta para no tener que interactuar con sus compañeros. También fue un golpe duro tener que dejar de jugar al básquet, deporte que le encantaba, porque le costaba escuchar las indicaciones de su entrenador.
“La pasé mal por distintos factores. Por momentos, era enojo porque eso me estaba pasando a mí, no conocía a ninguna otra persona que usara un audífono o que no escuchara de un oído. Me sentía solo, me retraje socialmente, pero, sobre todo, tenía mucho enojo. Después empezaron a aparecer otras sensaciones como no entender las conversaciones, vergüenza por usar audífono, culpa por hacer que mi familia gastara tanta plata en eso”.
Lo que le cambió la vida
Lucas convivió durante casi seis años con esos sentimientos de frustración, culpa, desgano y hasta falta de motivación para ilusionarse en el corto y mediano plazo. Sin embargo, su vuelta dio un giro de 180 grados cuando en abril de 2021 le colocaron un implante de conducción ósea, un dispositivo médico implantable que conduce la vibración del sonido mediante el hueso, evitando el oído externo y el oído medio.
“Cuando me hice las pruebas, mi audición del oído izquierdo pasó de un 0% a un 92%. Antes del implante repetía 0 palabras bien de 25 y posteriormente 23 de 25″, exclama, exultante.
“Puedo relajarme, estar acostado y escuchar al mismo tiempo o comer”
“Tengo la habilidad de escuchar si me hablan de los dos lados y encima a un volumen más cercano a lo normal. Entonces, puedo relajarme, puedo estar acostado y escuchar al mismo tiempo o comer y escuchar, algo que antes no me pasaba. Estaba siempre muy tenso, intentando entender todo y si me juntaba con mis amigos un viernes a la noche, después de toda la semana, ya no tenía suficiente energía como para prestar tanta atención a entender, así que a veces prefería acostarme en una reposera o sillón y quedarme en mi mundo”.
El momento más esperado y emotivo
Uno de los momentos más emotivos para Lucas post implante fue cuando una mañana lo llamó un amigo para hacerle una propuesta que él no esperaba. Realmente se había sorprendido.
-¿Qué vas a hacer dentro de tres horas? –le preguntó su amigo.
-No tengo nada puntual para hacer. ¿Por qué me preguntás?
-Éramos 10 y habíamos alquilado una cancha en Urquiza, pero uno se bajó. Así que tenés que venir a jugar vos.
-No –le contestó Lucas, luego de pensarlo unos segundos.
-Bueno, vení igual, nos vemos allá, vamos a divertirnos.
“Así que fui con muchas ganas, pero cierta incertidumbre. Fue increíble, jugué y corrí mucho a pesar de mi mal estado físico. Para mí, fue mucho más que divertirme, fue una hermosa enseñanza, un hermoso recuerdo de algo que yo había hecho y disfrutado durante más o menos ocho años de mi vida hasta que perdí la audición. Volví a mi casa y cuando me fui a dormir me puse a llorar de la emoción de haber vuelto a jugar, fue realmente increíble y hoy en día juego dos veces por semana.”
Su misión
La colocación del implante de conducción ósea significó un antes y un después en la vida Lucas. Y ese renacer, entre otras cosas, le permitió ser un referente para muchas personas hipoacúsicas como él que desconocían que desde 2020 existía este dispositivo que podía llegar a cambiarles la vida.
“En Argentina fui una de las primeras personas en tenerlo, era muy nuevo. En el mundo había poca información así que empecé a difundirlo para que la gente que entrara al quirófano persiguiendo una ilusión pudiera tener más expectativas de lo que se vive de la mano del paciente”.
Un perfil de Instagram que lo transformó en referente
En su cuenta de Instagram, que tiene casi 30.000 seguidores, Lucas comparte su propia experiencia, sus dificultades y sus maneras de resolverlas, información auditiva y muchas emociones.
Para él, el ida y vuelta con sus seguidores es algo que valora y cuida mucho. Dice que le “encanta” escuchar, leer y aprender de otras personas, de otras historias, saber lo qué les pasa, poder ayudarlas, hacerles preguntas y aconsejarlas, según su propia experiencia.
Una gran parte del seguimiento de su público obedece a que se sienten identificadas con su historia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 20 personas en el mundo tiene una hipoacusia mayor a un 30% de pérdida auditiva y se espera que para 2025 la cifra aumente a una de cada 4.
Sordo, pero no mudo
Lucas no se quedó con sus posteos y los videos que comparte en Instagram, sino que dio un paso más: se animó a incursionar en el mundo del podcast y lanzó Sordo, pero no mudo, cuyos objetivos son crear un banco de información accesible y confiable en relación a la hipoacusia y ser una compañía para quien la necesite. Los temas que trata son variados, cuenta, pero hace hincapié en cuestiones como la detección temprana, la rehabilitación auditiva, la culpa y la aceptación y sobre la ansiedad que le genera a él ser hipoacúsico. Y, por otro lado, graba episodios donde él mismo habla mirando a la cámara, generando un clima más íntimo, donde comparte sus propias vivencias y reflexiones.
“A mí me encanta aprender y me encanta hablar, lo disfruto mucho. Lo que más me gusta es armar, elegir el episodio, ponerle un título, pensarlo, investigar, armar preguntas y entrevistar al profesional”.
Lucas dice que aprende mucho del feedback que tiene con sus oyentes y disfruta mucho de poder impactar positivamente en la vida de muchas personas que le escriben, emocionados, contándoles la manera en que repercute el podcast en sus vidas.
“La hipoacusia es considerada una discapacidad invisible, no se ve a simple vista. Entonces, requiere que nosotros lo exteriorizamos y no siempre es fácil. Por eso es que yo vengo a sacarlo a la luz y muchos están muy agradecidos con eso”, se enorgullece.
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