Ucrania, escenario de la guerra Tech
La digitalidad ha facilitado un corredor impensado para que las ciber-hostilidades, dirigidas por un invasor, afecten y causen daños mucho más allá del frente de combate, las fronteras de un país y los derechos de los civiles.
El ataque de Rusia a los satélites Viasat expuso cuán vulnerables son los recursos en el espacio, más allá de la superficie terrestre. El impacto se extendió mucho más allá de las fronteras de Ucrania, interrumpiendo el servicio de Internet para los clientes de toda Europa. También dejó fuera de servicio miles de aerogeneradores alemanes. Esta experiencia subraya el hecho de que los ataques cibernéticos pueden traer consigo daños significativos, mucho más allá del objetivo inmediato.
Ciberguerra de guerrillas, Cyberwarfare y hacktivismo son nuevos formatos de agresión digital y actividades de ciberinteligencia. La invasión rusa cumplió un año y las fuerzas digitales rusas están escalando y diversificando sus ataques contra el país y su ciudadanía, con mensajes de texto masivos a los civiles ucranianos amenazando sus vidas si no se retiran de sus hogares; hackeando bancos y paralizando servicios básicos y afectando el humor social a través de contenidos espurios en redes sociales.
Rusia logró alinear sus ciberataques con sus misiles, combinado específicamente en el bombardeo implacable de la infraestructura energética civil ucraniana. El país liderado por Putin realizó más de 10 ciberataques sobre infraestructura crítica por día en noviembre último. A lo largo del conflicto las consecuencias han redundado en un apagón en casi todo el país y la desconexión de todas las instalaciones nucleares. La televisión ucraniana, otros medios y proveedores de servicios de Internet se han visto afectados, al igual que los bancos, las embajadas e incluso la Cruz Roja.
En foros y ámbitos diplomáticos existe la sensación de que algunos ciberataques rusos fueron ejecutados y motivados por un profundo “sentimiento de venganza” frente a los éxitos ucranianos en el campo de batalla físico.
La Convención Internacional de Ginebra de 1949 contiene las principales normas destinadas a limitar la barbarie de la guerra. Protege a las personas que no participan en las hostilidades (civiles, personal sanitario, miembros de organizaciones humanitarias) y a los que ya no pueden seguir participando en los combates: heridos, enfermos, náufragos y prisioneros de guerra. Ucrania demanda a que el resto del mundo aprenda de su propia experiencia y actúe, solicitando que se revise la definición de agresión en el derecho internacional para incluir a los ciberataques contra objetivos civiles y para que se traten como crímenes de guerra, extendiendo las sanciones económicas para socavar específicamente las capacidades tecnológicas de un agresor como Rusia.
Yurii Shchyhol, jefe de la agencia de ciberseguridad ucraniana, incluso ha pedido que se forme un nuevo organismo internacional, unas “Naciones Unidas Cibernéticas” con el propósito de compartir información sobre amenazas y coordinar respuestas. En 2015, la Asamblea General de la ONU adoptó el informe de un Grupo de Expertos Gubernamentales que afirmaba que los Estados no deberían realizar ni apoyar actividades cibernéticas que dañen intencionalmente la infraestructura crítica.
Ucrania está presentando evidencia sobre la afectación a civiles basada en el despliegue de ciberataques en la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, al mismo tiempo que los sitios web del Cuartel General de Operaciones Especiales de la OTAN son atacados. El último 13 de febrero sufrió una agresión por el grupo de piratas informáticos prorruso KillNet.
No queda espacio para la duda, la OTAN se prepara para la guerra cibernética integrada con operaciones militares, las bombas tradicionales y los soldados de a pie a campos más sofisticados y complejos como el ciberespacio. Existe un nivel peligrosidad y de capacidad de daño que ya no es ficticio y lamentablemente Ucrania es el más claro y triste ejemplo. La OTAN ya calificó la situación como “grave”, dado que Rusia está participando activamente en ataques cibernéticos contra Kiev y degradando la infraestructura vital, lo que podría causar más daño a un país que la guerra tradicional, incluido cortar el agua, la provisión de electricidad y poner las estaciones de subte y aeropuertos en un estado de caos.
Especialista en riesgo tecnológico y de negocios