Defensor del Niño: el Congreso empieza a cancelar deudas con la infancia
Uno de los avances más poderosos de las democracias occidentales, a partir de la segunda mitad del siglo XX, fue la de atravesar el muro de lo que se consideraba parte del ámbito privado: mujeres y niños. ¿No votar es no ser ciudadano? ¿Sólo el voto nos da el derecho a influir? Este debate devino en la emancipación política de las mujeres y en la Convención de los Derechos del Niño en 1989. ¿Qué fue lo revolucionario de esta Convención? Afirmar que los niños son personas y que tienen los mismos derechos que los adultos. Los niños no son objetos. Ni de los padres, ni de los maestros, ni de los Estados. ¿Nos cuesta a los adultos respetar estos principios básicos? Sí y mucho. Por eso la convención creó el Comité Internacional de los Derechos del Niño cuya misión es hacer que los países que firmaron este compromiso internacional, lo cumplan. La Argentina adeuda hace 12 años la designación de una figura que todos los países tienen: el Defensor del Niño.
El Congreso asumió este año la responsabilidad de cancelar esa deuda y poner en la agenda nacional el poder de la infancia en la Argentina. Creó este año la Comisión Bicameral integrada por cinco diputados y cinco senadores. ¿Su misión? No sólo designar el Defensor del Niño Nacional, sino exigir a esa figura que será la voz de la infancia en la Argentina, lo que todos esperamos: buen desempeño. ¿En qué consistiría eso? En hacer cumplir la ley nacional de protección integral a la infancia, 26.061 y las políticas nacionales que cada uno de sus artículos estipula, en todas las provincias del país. Dos preguntas que importan para saber cómo se logra ese objetivo: ¿qué hace un Defensor del Niño y por qué es importante en un país federal como el nuestro?
El Defensor del niño no es una figura simbólica o burocrática. Es alguien que, en primer lugar, controla si los tres poderes públicos de una democracia, en la Nación y en las Provincias, Poder Ejecutivo, Poder Judicial y Poder Legislativo hacen algo mal en relación a los derechos e impedimentos de la Ley Nacional de Protección a los niños. En segundo lugar, tiene herramientas concretas para actuar: amparos y acción de inconstitucionalidad. Evita males. ¿Ejemplo? Garantizar con un amparo cuando el derecho a la protesta los deja sin el derecho a educarse. Pone límites que los adultos olvidan. ¿Ejemplo? Garantizar con una acción de inconstitucionalidad malas decisiones públicas, de jueces o legisladores. En tercer lugar, les da voz a los niños, adolescentes y jóvenes. Los representa frente a los poderes públicos y los cuida frente al poder invisible de lo privado. Garantiza que esa voz, y no la interpretación sesgada de los adultos, llegue a quienes y adonde debe llegar. En cuarto lugar, recomienda. Sugiere cómo los que implementan las políticas podrían hacerlo mejor si no funciona.
La Argentina es un país federal. La competencia en la implementación de las políticas es de las provincias. A 12 años de sancionada la ley 26.061, 20 provincias adeudan la designación del defensor del niño en sus distritos. Para garantizar la misma infancia en todas las provincias se necesita que el federalismo no sea usado como excusa para incumplir. La bicameral del Congreso Nacional trabajará junto al Defensor Nacional del Niño para lograr que en la Argentina no haya mapas distintos en relación a la infancia. Mismo país, mismos derechos. ¿Lo lograremos? Hace un mes en un taller con chicos del Barrio de La Boca en la Ciudad de Buenos Aires, uno de ellos respondió a la consigna de qué le pedirías al Defensor del Niño, con un dibujo que tituló: el derecho a imaginar.
Mañana se realizará en el Congreso la Audiencia Pública convocada por la bicameral para compartir, junto a referentes de infancia y asociaciones civiles de todas las provincias, la experiencia y expectativas sobre los procedimientos del concurso de oposición y antecedentes para seleccionar al Defensor y sobre cuál debería sería el plan de acción de esta figura durante los 5 años en que estará en el cargo. Construir una institución también puede ser para los adultos, imaginar lo mejor.
Diputada Nacional, Presidente de la Comisión Bicameral del Defensor del Niño