Prefectura secuestró más de 1300 panes de marihuana en un control fronterizo en Corrientes
Al inspeccionarla, se comprobó que se trataban de 35 bolsas con 1388 panes de marihuana, con un peso de más de una tonelada y un valor que supera los 3000 millones de pesos
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Personal de la Prefectura Naval Argentina decomisó un cargamento multimillonario de más de una tonelada de marihuana, dividida en 1.388 paquetes, en un operativo realizado en la localidad correntina de Itatí.
El hecho ocurrió durante la noche cuando personal de la Fuerza, que realizaba tareas de patrullaje y control de la frontera para prevenir el delito y brindar seguridad a los argentinos, halló una camioneta cargada de bultos, en la zona conocida como “el Basural” (kilómetro 1277 del río Paraná).
Al inspeccionarla, se comprobó que se trataban de 35 bolsas con 1388 panes de marihuana, con un peso de más de una tonelada y un valor que supera los 3000 millones de pesos.
Interviene en el caso el Juzgado Federal de Primera Instancia N° 2 de Corrientes, quien ordenó el decomiso de la droga y el rodado.
Nuevas rutas narco
Para evitar pérdidas mayores ante posibles operativos antidrogas de fuerzas federales, Héctor Quispe decidió minimizar riesgos. Empezó a trasladar la cocaína que cruzaba con su pareja desde Bolivia hasta Aguas Blancas y Salvador Mazza, en Salta, en motos hacia el centro del país. El destino del estupefaciente era Rosario y la provincia de Buenos Aires.
Las “mulas” viajaban por rutas alternativas, en paralelo a la 34, hacia la provincia de Santa Fe y San Nicolás, en el norte bonaerense. Lo hacían cada 15 días y llevaban la droga en mochilas y escondida en los cuadros de las motos, una forma bastante novedosa para los investigadores judiciales, que comenzaron a seguir los rastros de los proveedores de un narco rosarino y se toparon con esta particularidad.
Quispe es considerado un proveedor de bandas de Rosario, San Nicolás y La Plata. En esas ciudades tenía sus clientes, que a su vez estiraban la droga –que tenía un alto nivel de pureza– y la distribuían en distintos puntos de venta minorista.
Este salteño, que estaba bajo la lupa de la Justicia desde hace tiempo, no hablaba por teléfono con los compradores, sino que hacía el trabajo de los antiguos viajantes. El mayorista hablaba en persona con sus clientes, y eso lo obligaba a viajar de manera frecuente. Esta manera de vincularse “a la vieja usanza” hizo complejas las tareas de investigación que realizaron los fiscales federales Matías Scilabra, de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), y Claudio Kishimoto, de Rosario.
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