Reseña: Las dos torres, de Beatriz Sarlo
Se piensa porque se escribe, asegura Beatriz Sarlo (Buenos Aires, 1942). Y escribir siempre implica “tomar una posición”. Si hay una clave para abordar la lectura de Las dos torres probablemente sea la que encierran estos dos principios tan ligados a la modernidad.
De hecho, Las dos torres –libro que reúne conferencias y artículos escritos por la autora entre 1992 y 2018– se inaugura con “Al otro lado del horizonte”, texto donde realiza un exhaustivo análisis de los recursos retóricos que nutren el trabajo ensayístico. “Como la flecha del arquero zen, el ensayo es el trayecto más que dar en un blanco”, escribe, y de algún modo anuncia lo que vamos a encontrar: diversos momentos de una permanente pregunta por los cruces entre cultura, política y sociedad.
“Queríamos demostrar que era posible seguir pensando en las peores condiciones”, escribe en “Para pagar una deuda”, conferencia donde reconstruye el encuentro, en 1979, con el británico Raymond Williams, parte de su decidida construcción de un proyecto intelectual –que, entre otras cosas, supuso el pasaje del estructuralismo francés a la sociología de la cultura de Williams– pese a la represión y el aislamiento impuestos por la dictadura.
Si tomamos muy libremente cierto concepto de Walter Benjamin, se podría decir que en la lectura de Las dos torres asoman pequeñas “iluminaciones”, instancias en las que, por entre el entretejido conceptual, asoman tanto la pista de aquello que dio forma a una precisa subjetividad intelectual, como el germen de procesos que hoy están en plena expansión.
De lo que se trata, en todo caso, es de observar, con las herramientas del pensamiento moderno, un mundo donde la modernidad retrocede.
Sarlo se interesa por la obra de W.G. Sebald, “testigo de las ruinas de la modernidad, que le resultaban más interesantes que los desechos culturales de la posmodernidad”. Pero no es ni romántica ni melancólica; aborda con rigor, claridad y alguna ironía, fenómenos que, entre fines del siglo XX y las primeras décadas del XXI, transformaron el mundo del arte, los medios, la literatura, la idea misma de ciudad.
El registro siempre es sobrio, incluso cuando rescata la sustancia del disfrute cultural moderno: el pasaje, siempre trabajoso, del no saber al saber; la dificultad como motor de la fruición estética; la aceptación de lógicas de legitimación que no pasan por el mercado. Frente a esa sensibilidad casi extinta, los síntomas de la fricción actual (escuela en declive, élites “barbarizadas”, museos convertidos en “parques temáticos”) y una constatación: “Esta contradicción de la modernidad, la de una igualdad política que contradice las jerarquías, también modernas, del prestigio, el saber o el mérito, no tuvo resolución histórica”.
Las dos torres
Por Beatriz Sarlo
Siglo XXI
270 páginas, $ 20.990