Una campaña presidencial de puntillas en el COI

Enmarcada por un reglamento que da poco pie a la originalidad, la campaña para suceder a Thomas Bach al frente del Comité Olímpico Internacional se anuncia serena y discreta, hasta el punto de limitar la confrontación de ideas sobre el futuro del olimpismo.
Los precedentes escrutinios lo mostraron: si bien los presidentes en el puesto son reelegidos sin oposición (Juan Antonio Samaranch en 1989, 1993 y 1997, Jacques Rogge en 2009 y Thomas Bach en 2021), es en el momento de ceder el testigo cuando tienen lugar las escasas disensiones en el olimpismo.
Así, Thomas Bach fue elegido para su primer mandato en 2013 ante otros cinco rivales, Jacques Rogge se había enfrentado a cuatro en 2001, y Juan Antonio Samaranch, en el inicio de sus 21 años de reinado, batió a tres adversarios en 1980.
Sin embargo, la comisión de Ética, además de las reglas anticorrupción, promulga pautas de discreción tan estrictas que la campaña se dirimirá en lo esencial "en privado", indica Jean-Loup Chappelet, especialista en olimpismo en la Universidad de Lausana.
En aras de "prevenir los excesos", los pretendientes deben "evitar toda comparación" con sus rivales y "no deben participar en ningún debate público entre ellos", según esas directrices.
No sólo los miembros del COI no pueden apoyar públicamente a un candidato, sino que esa neutralidad se aplica a toda la familia olímpica, sobre todo a las federaciones internacionales y a los comités nacionales olímpicos y a su personal, que ni siquiera tienen autorizado un 'me gusta' en redes sociales.
Así pues, para comparar las propuestas de los candidatos, sólo queda el manifiesto escrito que cada uno de ellos puede presentar, pero es "a menudo expresado en términos muy vagos", apunta Chappelet.
Thomas Bach fue elegido en 2013 prometiendo "la unidad en la diversidad", un lema de consenso, sin dejar presagiar la serie de reformas emprendidas un año más tarde para cambiar los criterios de las candidatas a albergar Juegos Olímpicos, privilegiando las infraestructuras existentes.
Los grandes desafíos del olimpismo -inteligencia artificial, adaptación al cambio climático, bajada de costos y del impacto medioambiental- esperan al día después de los comicios, cuya campaña podría basarse más en la imagen de cada candidato y los vínculos personales establecidos previamente.
En este punto, los miembros de la comisión ejecutiva (Juan Antonio Samaranch Junior, Feisal Al Hussein y Kirsty Coventry) parten con ventaja, porque cada uno de los votantes conoce el trabajo realizado en la instancia olímpica y los candidatos disponen a su vez de numerosos contactos dentro de la 'familia olímpica'.
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