En qué consiste la odisea para cobrar un trabajo para el exterior
Los freelancers intentan no perder poder adquisitivo a la hora de cobrar honorarios que, a veces, no llegan a los US$200
Un número significativo de empresas de software del país -un sector donde los profesionales son muy buscados por su calificación y tienen altas posibilidades de conseguir trabajo afuera- coincidieron en que hay una salida de personal que cambia la estructura formal por la de free lancers, ya que de esa manera cobran en dólares sin pesificarlos. En otros casos, las compañías radicadas en el exterior pagan pesificando pero a valor del dólar blue.
Mientras que los profesionales independientes piden que les depositen los dólares en una cuenta radicada afuera o en una billetera electrónica, las empresas argentinas deben facturar sus exportaciones y la liquidación a través del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). Es decir, solo pueden cobrar en pesos al dólar oficial.
“Las empresas de afuera tienen aceitado el esquema -dice a este diario un programador que ingresó hace unos meses a una firma con sede en Estados Unidos-. Apenas la entrevista empieza a avanzar indican que tienen un canal apartado para casos como el de los argentinos. En su esquema de pago están las diferentes chances, es como una ‘pasarela’ que sin dudas hace más atractiva la oferta”.
Quienes tienen la posibilidad de elegir, avanzan en opciones peer to peer (persona a persona) a través de plataformas digitales. Es la manera de no perder en el cambio de dólares a pesos. Las ofrecidas por las empleadoras son alternativas reguladas por la Red de Control de Delitos Financieros (Fincen) y deben regirse por los controles globales Anti Lavado de Dinero.
Hasta hace unos años la opción más conocida para cobrar en dólares en la Argentina era Paypal, sin embargo desde septiembre de 2019 es obligatorio pesificar los cobros que se reciben por ese medio. Se pueden dejar las divisas en esa cuenta y usarlas desde ahí con quienes acepten pagos por ese medio pero esa vía restringe las disponibilidad.
Entre las alternativas más empleadas en la actualidad está Airtm. Quien paga no envía el dinero a la plataforma sino a un “cajero virtual” verificado por ésta. Una vez que se confirma la transferencia, Airtm acredita el importe en la cuenta del destinatario. La acreditación es en “DólarAirtm” (similar o algo más bajo que el paralelo). A partir de ahí el usuario puede hacer una transferencia bancaria, retirar dinero en efectivo, invertir en criptomonedas o hacer una transferencia electrónica.
“Prácticamente no pierdo y entonces lo que cobro me rinde mucho más que si lo recibiera en mi cuenta bancaria directamente”, dice un treintañero que trabaja para una compañía de software de México.
Otro sistema que suma usuarios es Payoneer, que se auto define como plataforma cross-border (transfronteriza). Permite abrir cuentas bancarias subdominadas afuera (Estados Unidos, Reino Unido, Japón, entre otros lugares). Se puede tener más de una y allí se pueden recibir pagos en dólares; son cuentas “reales” pero bajo el paraguas de la empresa.
Una vez recibidos, los fondos se pueden transferir a la cuenta bancaria propia, retirar por cajero o echar mano a un exchanger (una suerte de arbolito virtual que compra el saldo a cambio de una comisión). Una vez que se hace esa operación él manda el dinero a la cuenta bancaria o directamente entrega los dólares físicos.
Los profesionales con más experiencia trabajando afuera recomiendan también el banco digital suizo Duskcopy. La entidad ofrece abrir cuentas de ahorro en dólares, euros, yenes y otras monedas fiduciarias, cuentas para guardar divisas virtuales, tarjeta prepaga Visa o Mastercard y la posibilidad de invertir en fondos y acciones. Incluso tiene una tarjeta de débito internacional que envían a la Argentina. La apertura de la cuenta no tiene costo, pero sí cobra comisiones por las operaciones. Los depósitos están garantizados por el Gobierno suizo con un techo de 100.000 francos suizos.
Las criptomonedas son otra opción para traer dólares al país sin perder en el cambio. Es un esquema legal y sin el tope de US$200 mensuales que rige para la compra de divisas. Quien contrata el servicio deposita en una cuenta que esos fondos le “prestan” al que cobra. El receptor debe elige la criptomoneda e indica a qué plataforma o billetera virtual le será transferido el pago.ß
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