Contactos estrechos: el fastidio de un empresario que bajó las persianas porque casi nadie va a trabajar
De sus 60 empleados, 40 no se encuentran en condiciones de ir a trabajar; es parte de una entidad que reclama eliminar el aislamiento preventivo y que pide que los empleados puedan concurrir al trabajo hasta que desarrollen síntomas o se confirme su positivo
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LA NACION
Es una de las tantas. Cada vez más empresas y comercios se ven obligados a cerrar sus puertas temporariamente. Principalmente, se trata de pequeños y medianos negocios para los que no existe la opción de home office: dependen de la presencialidad para llevar adelante su actividad. Sensibles a cambios bruscos en su plantilla y sin posibilidad de reemplazar a los aislados, no tienen otra alternativa más que bajar la persiana.
Entre ellas está NH Construcciones, una compañía de ingeniería, provisión y montaje de estructuras. Paradójicamente, se dedica, entre otros, a un rubro crítico en tiempos de cortes de luz, frente a una ola de calor récord: la transmisión eléctrica y las estaciones transformadoras.
En su porfolio de negocios se encuentran obras como las estaciones térmicas de Esperanza y El Calafate, que fueron parte del Plan Federal de Transporte en 500/ kV. Hace poco, terminaron de montar torres del cruce del Río Paraná en Chaco Corrientes, que, según información del Gobierno, fueron destinadas a potenciar la transmisión de energía generada al norte del país a zonas de alta demanda, como la provincia de Buenos Aires y el Litoral. La megaobra buscó “evitar cortes y fortalecer la continuidad de servicio en horas pico”, explicaron.
Hoy, Eugenio Hadges, dueño de NH Construcciones, se ve obligado a llamar a sus clientes para demorar entregas. Determinó que esta semana debía cerrar la planta instalada en Berazategui, donde 60 empleados cortan, sueldan y agujerean las piezas para fabricar las estructuras que luego se instalan en obras.
Del total, dos tercios no pueden ir a trabajar: 17 están enfermos con Covid, aislados en sus casas y 10 son contacto estrecho. Dos tienen otras enfermedades, tres contemplados por ART y otros ocho están fuera de la cancha por licencias o vacaciones. Solo 20 están en condiciones de asistir a sus puestos. La realidad se impuso, y Hadges cerró la fábrica por, en principio, siete días.
El parate demorará actuales trabajos tales como el túnel que está realizando la empresa CMC para AYSA y que lleva agua potable de la planta Belgrano, en Bernal, a Lomas de Zamora. NH fabrica los vagones para el ferrocarril que va por dentro, durmientes, y otros elementos el sistema. Tampoco podrán proveer los elementos metálicos como edificios, plataformas, soportes y cañerías de gran diámetro comprometidas para la Central Térmica Ensenada de Barragán.
Provee servicios para muchas industrias claves más. Elaboran el vallado que la Prefectura Naval utiliza, entre otros, para proteger los edificios de la administración pública ante manifestaciones y reclamos y que el lector se encuentra hoy en Plaza Lavalle, donde está el asiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por ejemplo. Ofrecen soluciones modulares para las telecomunicaciones, como postes, torres autosoportadas y bases móviles de radio. También trabajan con empresas como la multinacional Globant o HSBC en arquitectura metálica.
“La situación es un desastre. Las empresas tienen equipos de trabajo. Tengo a las dos personas de calidad con Covid, así que no podemos seguir avanzando en los procesos. Hay una cantidad de empleados enfermos, pero también una parte en permanente contacto estrecho”, describió Hadges a LA NACION. El empresario explicó que puede tomar esta decisión porque puede soportarlo económicamente, lujo que muchas otras Pymes no pueden darse.
Forma parte de Industriales Pymes Argentinos (IPA), una de las entidades que está reclamando al Gobierno eliminar el aislamiento preventivo ante un presunto o posible contagio. “Con 60% de positividad, somos todos contactos estrechos de alguien”, declaró Daniel Rosato, presidente de la organización. Además, no ven el sentido del resguardo temporario hoy, frente a la cantidad de personas asintomáticas que circulan todos los días, sin enterarse que portan el virus.
Por un posible contagio un empleado pide cinco días, luego cinco días más, y cinco más, y cinco más y está 20 días sin venir a trabajar
Como factores que le juegan en contra a la productividad en esta tercera ola, Hadges y otros apuntan contra las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias, pero también contra la clásica avivada argentina. “No hay manera de corroborar el contacto estrecho. Es muy fácil mandar un certificado de un positivo. No resuelve nada. Por un posible contagio empleado pide cinco días, luego cinco días más, y cinco más, y cinco más y está 20 días sin venir a trabajar”, se quejó. “Tengo empleados que van por el décimo contacto estrecho, y hay otros que no tuvieron ninguno”, sentenció.
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