Presidente de enero
“Si a las palabras de Alberto se las lleva el viento, imaginate una foto” (De Jesica Bossi, periodista)
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![El expresidente Kirchner viendo la maqueta del tren bala; a su izquierda, Ricardo Jaime, exministro de Transporte, hoy condenado por corrupción](https://www.lanacion.com.ar/resizer/v2/el-ex-presidente-kirchner-viendo-la-maqueta-del-2JOKZZB2UFAUHDBAB35Q3OOSXI.jpg?auth=117b39353d91d78ce73555466a31aedd623574b90ee7ada40f4dcc1a98663f3b&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
Hace 15 años, un día como el de hoy, la Argentina se ilusionaba con la posibilidad de tener el primer tren de alta velocidad de la región. Íbamos a poder ir en apenas un ratito desde Retiro hasta Rosario o seguir a Córdoba, más rápido y con menos inconvenientes que transitar la avenida 9 de Julio en cualquier momento del año, menos en enero que la variopinta familia piquetera que reclama planes está también de vacaciones. Enero es ese mágico mes en el que parece resuelta hasta la pobreza en la Argentina.
Con Cristina Kirchner como presidenta, Alberto Fernández, jefe de Gabinete, y Martín Lousteau, ministro de Economía, el 15 de enero de 2008 se adjudicaba la obra valuada en US$1350 millones (había apenas un tipo de cambio).
El “tren bala”, bautizado “Cobra”, había sido anunciado dos años antes por el presidente Néstor Kirchner, a quien Alberto Fernández acompañaba como jefe de Gabinete. ¿Y dónde está “Cobra” ahora? En las fotos en Google de la maqueta en manos de Néstor Kirchner del 8 de mayo de 2006, en los sueños de quienes creyeron que el gobierno nacional y popular los iba a llevar a la modernidad o en algún cajón de los ministros de Economía para guardar lo que no propusieron ni les interesa continuar. Ese cajón debe ser más ampuloso que el propio Palacio de Hacienda porque si algo ha sobrado es anunciar grandes obras que no se hicieron jamás.
En este enero de 15 años después, Cristina Kirchner lucha por evitar más condenas por sus causas judiciales en las que se la investiga por corrupción. Lousteau juega a ser un “beatle” en una foto con Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales y Diego Santilli en Mar del Plata mientras tratan de conciliar sus ambiciones políticas. Y Alberto Fernández, que pasó de jefe de Gabinete de los Kirchner a opositor durante unos pocos años, encara su último año en la Presidencia, otra vez como kirchnerista.
Y en esa travesía del año final aprovechó para ir a Miramar a anunciar que se va a construir una cancha de hockey sobre césped sintético. “Si a las palabras de Alberto se las lleva el viento, imaginate una foto”, planteó la colega Jesica Bossi en radio esta última semana. Y la foto presidencial en Miramar no tenía ni la maqueta de la canchita. Tenía el enojo de los veraneantes cuestionándolo por tantas promesas incumplidas. Hace 15 años, se soñaba con el “tren bala”, ahora se promete apenas una cancha. Como diría Axel Kicillof, se ve que ni como jefe de Gabinete ni como Presidente, Fernández “pudió” mejorar la vida de los ciudadanos. No hablemos de pobreza ni de inflación, porque el calor no da para más sofocones.