Solo un camino: ¡la educación!
Tras el tan dramático como prolongado y mal gestionado cierre sanitario de las escuelas, es saludable mantener la preocupación por la cuestión educativa. Los problemas que desde hace años plantea la exclusión educativa en la Argentina se agravaron durante la pandemia, evidenciando enormes inequidades. Se estima que habría que recuperar a casi un millón de estudiantes que abandonaron la escolaridad en 2020: la evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica reportó que 550 mil tuvieron “nulo contacto con la escuela” y 450 mil, apenas “una escolarización de baja intensidad”.
Hay causas socioeconómicas, políticas, familiares y culturales detrás de esos guarismos. Los expertos recomiendan evaluar los cambios producidos, desarrollar una estrategia híbrida que permita el seguimiento personal de los estudiantes y aumentar la capacidad y capacitación del sistema educativo con redes y alianzas de apoyo al alumno.
Aprendizajes dispersados y disímiles, contenidos dosificados y alumnos que en muchos casos no pudieron adquirir las capacidades básicas para su edad agigantan una dolorosa brecha que priva de la alfabetización a demasiados. En opinión de la especialista Melina Furman, de la Universidad de San Andrés, en la pospandemia habrá que aumentar las horas de clase, retener a quienes volvieron a las aulas y dotar de más recursos y capacitación a los docentes.
Es tanto lo que resta por hacer que los disparatados anuncios del gobernador Axel Kicillof respecto del subsidio a los viajes de egresados de 220 mil bonaerenses, con el pretexto de reactivar el turismo, superan cualquier calificación. Las novedades relativas a ese programa comunicadas en Villa Gesell tuvieron como respuesta el abucheo que recibió el gobernador al día siguiente, durante un recital en la ciudad balnearia.
El festival de la demagogia populista confirma una vez más cuán lejos estamos de que los gobernantes entiendan y atiendan las auténticas necesidades de los gobernados. Está claro que las incertidumbres de los jóvenes que urge despejar nada tienen que ver con las propuestas oficiales, cuando su porvenir luce sombrío y amenazante, expulsando a quienes pueden irse y condenando a la miseria a los que, sin educación ni trabajo, deberán seguir conformándose apenas con sobrevivir. Una imaginaria huida al futuro de tantos basta para entender que distraer recursos en viajes de egresados es otra conveniente forma de disfrazar una cruel realidad. Una vez más, la ciudadanía debe impulsar acciones que nuestros funcionarios postergan con fines claramente electoralistas.
Acción Conjunta Republicana (www.instagram.com/accionconjuntarep/) calificó de inmoral la iniciativa cuando la mitad de los chicos argentinos no cubren sus necesidades básicas. Este grupo de autoconvocados lanzó una campaña en redes para que cada alumno destine los fondos recibidos para el viaje a mejorar la situación edilicia de su escuela, a colaborar con los esfuerzos sanitarios en su zona o a donarlos a la Fundación Conin o a Un techo para mi país.
Desde Argentinos por la Educación (www.instagram.com/argxedu/), responsables de la campaña A las Aulas que tanto reclamó la presencialidad, trabajan para dar voz a las familias en el loable esfuerzo por sostener la continuidad pedagógica, con una mirada de largo plazo en defensa de la educación. Del 25 al 28 del actual, tendrá lugar de manera virtual el Segundo Encuentro Nacional de Familias por la Educación.
Preocupados por visibilizar la problemática educativa, Educar 2050 suma firmas para la campaña Nadie Afuera #Educación a todo ritmo (educar2050.org.ar/educacionatr/). Advierten así sobre los riesgos que enfrentan quienes quedan fuera del sistema escolar: adicciones, soledad, trabajo infantil, violencia, problemas psicológicos.
El desafío es gigantesco. Pareciera que no terminamos de comprender que este es directamente proporcional a la amenaza que supone para el futuro de la Nación desatender la prioridad educativa. Debemos exigir políticas de Estado sostenidas y sumar nuestro esfuerzo individual para que la educación sea lo que debe ser: una prioridad indiscutida.