Putin recibió a Kim y se metió en la discusión por la desnuclearización coreana
El líder ruso aprovechó el estancamiento de las negociaciones con Trump para aumentar su influencia
LA NACIONVLADIVOSTOK, Rusia.- Con su relación con Donald Trump estancada tras un comienzo prometedor, el líder norcoreano, Kim Jong-un , movió el péndulo y se reunió ayer con Vladimir Putin , en una cumbre en la que el líder ruso se metió en la discusión sobre la desnuclearización de la península.
Kim buscó el apoyo de Rusia en su disputa con Estados Unidos sobre el futuro de su programa atómico y a su manera recibió lo que quería con las declaraciones al final de la cumbre de Putin, que llamó en rueda de prensa a renunciar a "la ley del más fuerte" para resolver la crisis nuclear.
"Estoy contento con el resultado: Kim Jong-un es alguien bastante abierto, dispuesto a hablar de todo", dijo tras la reunión, la primera a este nivel desde la cumbre de 2011 entre el entonces presidente Dmitri Medvedev y Kim Jong-il, padre y antecesor del actual líder del régimen comunista.
"Hemos hablado, por supuesto, de la situación en la Península de Corea. Intercambiamos opiniones sobre lo que hay que hacer para que la situación tenga perspectivas de mejora", dijo Putin, y agregó que veía "posible" la desnuclearización.
Kim devolvió los cumplidos y dijo haber pasado un "muy buen momento" con Putin en Vladivostok, sobre la costa del Pacífico ruso, y aseguró querer reavivar los "vínculos históricos" entre Rusia y Corea del Norte.
El primer paso quedó dado. Gran parte del diálogo entre los dos se centró en el proceso de desnuclearización, pero el interés dentro y fuera de Rusia también estaba puesto en escrutar cada gesto entre ambos para ver el nivel de afinidad que podía existir. Confirmando el éxito del diálogo, las imágenes y videos difundidos por la prensa rusa mostraron a los mandatarios sonriendo y dándose elogios.
Kim pasó en total cinco horas en territorio ruso: dos horas de reunión cara a cara seguidas de conversaciones entre delegaciones y una cena en la que comieron borsch, ensalada de cangrejo y ravioles siberianos de carne de reno. El jefe del Kremlin recibió una espada de regalo.
A pesar de sus repetidas invitaciones a Kim, Rusia se había mantenido al margen de la espectacular distensión observada en la Península de Corea desde principios de 2018, cuando Kim tomó la sorpresiva iniciativa de enviar una delegación de deportistas y dirigentes de alto nivel a los Juegos Olímpicos de Invierno que se organizaban en Corea del Sur.
Aliados
Pero después del fiasco de la segunda cumbre entre Kim y Trump, celebrada en febrero pasado en Vietnam, el líder norcoreano salió a buscar apoyos en su pulseada con Washington y un cierto reequilibrio de sus relaciones entre China, su principal aliado, y Rusia, viejo aliado durante la Guerra Fría.
Fue la entonces Unión Soviética la que había colocado en el poder a su abuelo y fundador de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Kim Il-sung.
Tras la reunión en la isla de Russki, frente al puerto de Vladivostok, adonde el dirigente norcoreano había llegado en su tren blindado, Putin afirmó que era favorable como Estados Unidos a una "desnuclearización total" y juzgó "posible" una solución, con la condición de ofrecer a Corea del Norte "garantías sobre su seguridad y la preservación de su soberanía".
"Necesitamos restaurar el poder del derecho internacional, volver al estado en el que el derecho internacional, y no la ley del más fuerte, determina la situación en el mundo", afirmó. Y dijo que discutiría con Washington sobre lo hablado con Kim. "Aquí no hay secretos, no hay conspiraciones. El propio presidente Kim nos pidió informar al lado estadounidense sobre nuestra posición", señaló.
Moscú defiende un diálogo sobre la base de una hoja de ruta definida por China y Rusia. China ya solicitó la retirada de las sanciones internacionales, mientras que Estados Unidos la acusó de ayudar a Corea del Norte a sortearlas.
Después de años de aumento de la tensión debido a los programas nuclear y balístico de Pyongyang, Kim se reunió en cuatro ocasiones desde marzo de 2018 con el presidente chino, Xi Jinping; tres con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y dos con Trump.
En Vietnam, Corea del Norte intentó conseguir una reducción de las sanciones internacionales aplicadas para obligarla a renunciar a sus armas atómicas. Pero las discusiones terminaron antes de lo previsto debido a los profundos desacuerdos con Washington.
En cambio, las cosas marcharon sobre ruedas en la cumbre de Vladivostok con los rusos, un momento de ascenso en sus inestables vínculos políticos.
Las relaciones entre Pyongyang y Moscú se remontan a la época soviética. Pero si la URSS brindó un apoyo crucial a Corea del Norte durante la Guerra Fría, las relaciones avanzaron de manera irregular, en particular porque Pyongyang jugaba con la rivalidad entre chinos y soviéticos para conseguir concesiones de ambos vecinos.
Poco después de su primera elección como presidente de Rusia, Putin intentó normalizar las relaciones y se reunió en tres ocasiones con Kim Jong-il. El primer encuentro fue en Pyongyang en 2000, lo que convirtió a Putin en el primer dirigente ruso que viajó a Corea del Norte.
Agencias AFP, ANSA, AP
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