Revelan que Kohl recibió dinero sucio de Mitterrand
BERLIN.- "La noticia es un invento." Con esta frase, una vocera de Helmut Kohl desmintió tajantemente ayer que el ex líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) estuviera dispuesto a revelar los nombres de los donantes secretos de su partido. A la expectativa, se sumó ayer la revelación que indica que el ex presidente francés François Mitterrand habría contribuido con fondos "en negro" a la campaña electoral de Kohl en 1994.
La revelación agregó un elemento de intriga internacional al caso de los fondos negros: según un informe dado a conocer por el canal de televisión ARD y de la emisora francesa France Deux, el gobierno de Mitterrand pagó hace seis años millones de dólares para apoyar la reelección de Kohl.
Un vocero del ex premier alemán desmintió categóricamente esta información, que citó como fuente a "un alto informante cercano a Mitterrand".
El ex presidente francés habría arreglado el pago de unos 15 millones de dólares a la CDU, como parte de "comisiones" por un total de 44 millones de dólares, que fueron pagados por la compañía francesa Elf-Aquitaine al comprar en 1992 la refinería Leuna de la ex Alemania oriental. Autoridades suizas y francesas investigan desde hace tiempo estos sobornos, en los que habrían participado también los servicios secretos de ambos países: sus agentes, al parecer, se juntaban regularmente en el hotel Richemond de Ginebra para efectuar los pagos.
Según esta investigación, el dinero no era considerado un soborno, sino que tenía como fin los "intereses estatales de Europa". A Kohl y Mitterrand los unía una estrecha amistad personal y política, y ambos veían con buenos ojos la privatización de las refinerías Leuna a manos de Elf-Aquitaine.
The Sunday Times salpicó también el Reino Unido con el escándalo alemán, al revelar que Stuart Iddles, un ex dirigente de Airbus, habría recibido sobornos por casi 3 millones de dólares, vinculados con algunas ventas de aviones a Tailandia y Canadá. En esas ventas intervino como mediador el comerciante de armas alemán Karlheinz Schreiber, hombre clave en la Tangentópolis germana.
Como para empeorar las cosas, éste dijo, en una entrevista desde Toronto difundida ayer por The Sunday Telegraph, que los políticos alemanes de la "era Kohl" cobraban sistemáticamente considerables sumas de modo ilegal para alimentar las arcas del partido, o su bolsillo. Schreiber, que espera en Canadá ser extraditado a Alemania, entre otras cosas contó que, en esa época, "era un procedimiento estándar hacer donaciones al contado".
Psicosis mediática Ayer se difundió, con carácter urgente, la información según la cual Kohl había anunciado finalmente su intención de decir a un comité especial los nombres de los benefactores durante su gobierno.
La noticia, una verdadera vuelta de tuerca en el escándalo de los fondos negros, dio la vuelta al mundo y comenzó a ser comentada ampliamente en las radios y los canales de televisión locales e internacionales. Pero duró poco: era falsa. Un "invento", como definió una vocera de Kohl, en otra noticia transmitida de "último momento", y una "falsedad", como escribió personalmente el ex líder cristiano demócrata, en una declaración que publicará hoy el Frankfurter Allegemeine Zeitung.
Un chiste alemán, o quizás una ulterior y anónima presión -muy probablemente de parte de algún grupo de la CDU- para que el ex jefe de gobierno alemán de una buena vez diga los nombres de los donantes secretos. Una movida que para muchos aplacaría el escándalo, y comenzaría a limpiar la mala imagen que envuelve el partido que gobernó Alemania durante 16 años.
La difusión de la noticia falsa, su enorme repercusión y su pronta desmentida demuestran a las claras la histeria mediática, la tensión y los nervios a flor de piel que se viven aquí. Según el fax trucho que llegó a los medios desde una supuesta oficina de Kohl, y que las agencias transmitieron de inmediato a todo el mundo, el ex premier iba a revelar los nombres de sus benefactores a una comisión especial, formada por el presidente alemán, Johannes Rau, el presidente del Parlamento, Wolfgang Thierse, y el vicepresidente de la Corte Constitucional Federal, Juergen Papier. Es decir, no iba a dar a conocer los nombres públicamente.
Este paso, según el fax, lo daba para que esta comisión de notables pudiera evaluar si las donaciones secretas habían influenciado sus decisiones de gobierno. "Yo les estoy agradecido a los donantes, que estuvieron de acuerdo con este proceso por voluntad propia, para concluir con las conjeturas", habría escrito el padre de la reunificación alemana.
Pero no era cierto. Como es sabido, Kohl admitió haber recibido cerca de un millón de dólares en financiamientos ilegales, y reiteró más de una vez -la última el viernes pasado- que no piensa decir quiénes le dieron ese dinero, porque empeñó su palabra. Esta obstinación de no revelar el origen de los fondos negros le valió el apodo de "don Kohleone" -por su silencio parecido a la omertà que se destaca en el código de honor de los mafiosos sicilianos-, y también su renuncia como jefe honorario del partido.
Según un sondeo, el 60 por ciento de los alemanes cree que Kohl debería dejar de callar. Y según buena parte de los miembros de su partido, cuya popularidad cayó a sus mínimos históricos en los últimos días, también.
Justamente anoche, la cúpula de la CDU se reunió para decidir el camino por seguir, luego de que consultores de Ernst & Young entregaron el informe final de su auditoría sobre las cuentas y balances de la agrupación.
Se espera que hoy, en una conferencia de prensa, los demócrata cristianos presenten los resultados de esta investigación, y quizás anuncien qué medidas tomarán en contra de su ex patriarca: si emprenden acciones legales para forzarlo a revelar los nombres, si lo obligan a dejar su banca de diputado (lo que lo dejaría sin inmunidad parlamentaria), o si lo expulsan del partido. Aunque nadie puede pronosticar qué sucederá realmente.
Otro suicidio
BERLIN (ANSA).- Otro dirigente de la CDU cuando estalló el escándalo financiero del partido del ex premier Helmut Kohl, se suicidó, informó ayer el diario Bild am Sonntag.
Maro Meschkat, de 55 años, miembro de la dirección de la CDU en la región de Schleswig-Holstein, se mató a fines del año último lanzándose al Mar del Norte. Como escribano, habría cometido graves errores en documentos de contratos inmobiliarios y estaba amenazado de terminar en la ruina tras pagar un resarcimiento de unos 10 millones de dólares.
lanacionarMás leídas de El Mundo
Tenía 102 años. Un veterano de la Segunda Guerra murió cuando viajaba a Francia para asistir al 80° aniversario del Día D
Marte en la mira. Por qué el exitoso lanzamiento del Starship de SpaceX puede transformar la carrera espacial
Inusual reunión con periodistas. Amenaza de Putin a Occidente: “Por alguna razón, cree que Rusia nunca usará sus armas nucleares”