La adaptación de la novela de Dave Eggers parece uno de los capítulos menos inspirados de la serie ‘Black Mirror’
‘El círculo’
Emma Watson, Tom Hanks. Dirigida por James Ponsoldt. Dos estrellas
La adaptación a la pantalla grande de la exitosa novela homónima de Dave Eggers –quien, a su vez, ofició de guionista– es lo más parecido a un imaginario capítulo de la serie británica Black Mirror. Y no precisamente de los más inspirados. La ecuación podría resumirse en los siguientes términos: tecnofobia + clima de conspiración + lucha de David contra Goliat. La protagonista excluyente de El círculo es Mae, la flamante y feliz empleada de una megacorporación dedicada al desarrollo de software, interpretada con rostro ingenuo por Emma Watson. Su empleador y eventual némesis es el señor Bailey, que en la piel de Tom Hanks parece una cruza imposible entre Bill Gates, Mark Zuckerberg y Steve Jobs: su primera aparición, frente a un auditorio de miembros de la compañía en éxtasis, mezcla la elegancia casual del primero, la simpatía nerd del segundo y la labia de vendedor ambulante del último. Claro que no todo lo que brilla es oro en las oficinas de la empresa: a poco de llegar, la chica nueva comienza a suponer que dentro de cada nueva actualización de la red social TruYou late una ingente amenaza a la privacidad de los ciudadanos del mundo. Uno de los problemas esenciales del film de James Ponsoldt –además de una falta de ritmo que, en un tecnothriller de esta naturaleza, se extraña y mucho– es la labilidad del carácter de Mae, que pasa de la sospecha inteligente a una entrega absoluta a las supuestas bondades de los productos de la compañía, para adoptar finalmente los ropajes de la heroína cuando las papas empiezan a quemar. Detrás de la fachada de reflexión sobre el abuso de las redes en los tiempos que corren, no hay otra cosa que un juego cansino e hinchado de moralina, que acusa con el dedo hacia la cima de la pirámide en lugar de bucear en las propias zonas erróneas de los usuarios.
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