Hace 4 años moría Elsa Serrano, la reconocida modista italiana falleció en un incendio en su departamento del barrio porteño de Retiro
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El 16 de septiembre de 2020, hace exactamente 4 años, murió Elsa Serrano. La noticia sorprendió al país. La diseñadora más famosa, que vistió a radicales y peronistas, que marcó época en la moda argentina, quedó atrapada en su departamento de Retiro, tercer piso de la calle Maipú 986, cuando se desató un incendio. No pudo escapar. Los médicos forenses pudieron determinar que murió asfixiada por inhalación de humo. Tenía 79 años y una historia de película.
Elsa Romio -tal era su verdadero nombre- nació en Calabria, Italia, el 13 de julio de 1941. Llegó a la Argentina de niña, tras un viaje de 3 semanas en barco, el 7 de diciembre de 1955, con 14 años y sin hablar una palabra de español. De su infancia calabresa trajo el hábito de coser vestidos para sus muñecas que marcaría definitivamente su vida.
Junto a su primer marido, Israel “Saúl” Sztemberg, con quien tuvo a Roxana, la primera de sus tres hijas, fundó su primera boutique sobre la calle Soldado de la Independencia. La llamó “Fiorella”.
“A los 19 años me casé acá por primera vez. Era un señor mucho más grande que yo, con quien tuve a mi hija Roxana. Me separé a los diez años de matrimonio. Volví a la casa de mis padres para dormir en la misma camita de siempre que mi madre no desarmó jamás. Ya tenía a mi nena de diez años, sin embargo, dejé todo. Era muy rica, pero me fui a lo de mis padres. La primera boutique la tuve en la calle Soldado de la Independencia. Me la puso mi primer marido para que me distrajera, pero un día me encontró tomando un ruedo a una señora y no le gustó. Rompió todo el negocio. Machismo. Como tenía dinero, podía hacerlo. Es una historia horrible”, contaba.
Junto a su segundo marido, el empresario textil Alfredo Serrano, mayor que ella y que durante un año entero se dedicó a conquistarla, disparó su carrera como diseñadora. Tuvieron dos hijas y de él adoptó el apellido con el que la conocería el mundo.
En su momento de mayor esplendor, era la modista predilecta de personalidades de la política y el mundo del espectáculo. Su atelier se convirtió en el epicentro de la moda. Desde allí diseñaba los vestidos que hacían soñar a muchas mujeres.
Se convirtió, sin proponérselo, en la diseñadora del poder. Sería “pasajero frecuente” en el avión presidencial Tango 01. Conoció la Quinta de Olivos de la mano de Raúl Alfonsín. “Era un padre. La primera vez que pisé la quinta presidencial fue gracias a él. Fuimos con mi hermana. Estaban su esposa, María Lorenza, y Silvia Alfonsín, su hermana. Cuando llegó, Raúl llamó a un mozo y pidió café, cantimpalo y vino tinto. El 22 de diciembre de 1983, unas semanas después de asumir, me invitó a comer un asado junto a su familia en el quincho de Olivos”, contó alguna vez.
Volvió a la Quinta de Olivos de la mano de Carlos Menem. Vistió a Zulema Yoma y también a Zulemita, con quienes viajó por el mundo. Pero la relación terminó mal, cuando la diseñadora dijo que jamás le habían pagado un vestido y madre e hija la llevaron a Tribunales.
Pero las puertas de su atelier en la lujosa Avenida Alvear no solo se abrían para la élite política. También recibían a varias celebridades del espectáculo, como Susana Giménez, otra fiel cliente de Elsa, Mirtha Legrand, Graciela Borges, Norma Aleandro y Lucía Galán. También diseñó el vestido de novia de Claudia Villafañe para su casamiento con Diego Maradona.
Se convirtió en la diseñadora más popular de la Argentina. Hizo el inolvidable traje que usó Norma Aleandro en la entrega de los premios Oscar cuando resultó elegida, como Mejor Película Extranjera, La historia Oficial.
Los vestidos de Susana eran el centro de atención en cada evento, combinaban glamour con un estilo clásico. La diva también fue vestida por Serrano para su casamiento con Huberto Roviralta. Esa boda, como la de Maradona con Villafañe, marcó su carrera. “Las hombreras que usaba Diego Maradona eran idea mía. Fue durante la época en la que teníamos a Personaggi di Serrano, la línea de hombres. Recuerdo que se había barajado que Claudia y Diego iban a vestirse con Valentino, Ferré y conmigo. Pero yo les di a elegir. Uno u otro. O los italianos o yo. A los diez minutos, me llamó Diego: ‘Elsita nos vestimos con vos para la boda’”, recordaba.
La caída y el renacer de Elsa Serrano
Sin embargo, sus años dorados no estuvieron exentos de momentos difíciles. La crisis económica de 2001 afectó duramente a su empresa: la llevó a la quiebra. Elsa admitió en varias entrevistas que no se involucraba en los números: “Yo no llevaba las cuentas, una creadora nunca está en los números, no hay que olvidar que era una empresa que fabricaba 45 mil prendas por temporada”, dijo señalando que su enfoque siempre estuvo en la creación, en la moda y en el arte de vestir.
Su matrimonio con Alfredo Serrano terminó mal, con un divorcio y división de bienes que, según sus palabras, la perjudicaron.
Nunca se dejó vencer por el golpe financiero. Con la misma determinación que la llevó a triunfar en sus años de gloria, comenzó un proceso de reinvención, explorando nuevos horizontes y manteniendo su presencia en el mundo de la moda. Nunca perdió su pasión por crear ni su conexión con aquellas mujeres que tanto admiraban su trabajo. Elsa seguía siendo la modista de confianza para muchas figuras, a pesar de que los tiempos difíciles habían cambiado el ritmo de su atelier. “Cuando me decretaron la quiebra, les entregué la llave y me fui a mi casa. Me pude adaptar a una nueva vida, a una nueva situación económica. Quedé sin nada y con deudas, así que me compré una mesa en Easy y me puse a trabajar donde yo vivía, sobre avenida Del Libertador. Tenía un cuarto de vestir muy grande que acondicioné para seguir trabajando. Vinieron las tres modistas a mi casa, y seguimos. Así estuve dos años”, recordaba.
“Yo me achiqué pero sigo trabajando, sigo creando. Yo soy una luchadora incansable que jamás va a demostrar que está triste. Siempre miro al mañana”, dijo.
El trágico final y la conmoción del país
El 16 de septiembre de 2020, la noticia de la muerte de Elsa Serrano conmocionó al país. Su fallecimiento, a causa de un incendio en su departamento del barrio de Retiro, fue inesperado y doloroso. Las investigaciones posteriores confirmaron que la causa del incendio fue un desperfecto eléctrico en un transformador de una lámpara cercano a una ventana, y que Elsa no tuvo posibilidad de escapar.
Sus hijas, en entrevistas posteriores, recordaron con dolor esos momentos. “Nunca esperábamos algo así, fue un golpe que no pudimos entender en ese momento”, confesaron en su primera aparición pública tras la tragedia. La conmoción no solo se vivió en su círculo íntimo, sino en todo el país donde muchas figuras del espectáculo y la moda le rindieron homenaje. Soledad, de 48 años, dijo: “Yo extraño todo. Poder hablarle por teléfono para consultarle cualquier cosa, desde algo de los chicos hasta una receta de cocina”.
A pesar de la tragedia, el legado de Elsa Serrano sigue vivo en la moda argentina. Su creatividad, visión y espíritu incansable marcaron una era y dejaron huella en varias generaciones de diseñadores que se inspiran en su trabajo. Más allá de su talento, su historia es también la de una mujer fuerte que supo reinventarse en los momentos más difíciles.
LA NACION