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Cuando llegaron al local ese lunes por la mañana, vieron algo que jamás imaginaron. El fin de semana había sido uno diferente a los anteriores: fuertes lluvias habían azotado el área y, probablemente en un acto de desesperación, una perra de raza basset hound había encontrado refugio bajo techo en el taller mecánico.
Preocupados por el evidente estado de abandono en el que se encontraba la perra, llamaron a Caitie Evers, una rescatista de la zona que se encontraba dando clases a pocas cuadras del lugar. Cuando lo joven llegó y se acercó al lugar donde la perra se había refugiado se llevó una sorpresa. No estaba sola: acababa de dar a luz a una camada de cachorros.
“El estado de la mamá era terrible. Apenas podía abrir los ojos, estaba cubierta de suciedad y pulgas y tenía mucha hambre. Había dado a luz a once bebés, pero tres de ellos estaban sin vida cuando los empleados del taller los encontraron. En ese mismo momento los acomodé a todos en el auto y los llevé a casa”, dijo Evers.
“La muerte persigue de cerca a los animales abandonados”
El tiempo corría en contra. “Cuando los cachorros llegaron a casa estaban fríos y llenos de pulgas. Sin duda, habíamos empezado una lucha contra viento y marea. Había cinco machos y tres hembras. La hembra más pequeña tenía aproximadamente la mitad del tamaño de sus hermanos y parecía mucho más débil. Me propuse hacer todo lo que estuviera a mi alcance para darle lo mejor, pero siempre estuve consciente de que las probabilidades no estaban de su lado”.
Las horas siguientes fueron críticas. Hasta que finalmente se confirmó el peor de los escenarios. La perrita más pequeña no lo había logrado. “No me permití encariñarme demasiado porque sabía que las posibilidades eran escasas para ella. Pero siempre es devastador perder un cachorro. Tenía frío y estaba deshidratada cuando la rescaté y era la mitad del tamaño de sus hermanos. Aunque se aferró a la mamá y ella hizo lo mejor que pudo, desafortunadamente, no fue suficiente. El abandono deja sus marcas en los animales y la muerte los persigue siempre de cerca”.
“Volvió a ser una cachorra”
Los otros siete cachorros se mostraron muy activos los siguientes días. La mamá comía, se levantaba para ir al baño y, en general, dormía mucho, recuperando el descanso que tanto necesitaba. Bentley, como llamó a la mamá, parece una perra de unos res o cuatro años. Rover, Jaguar, Porsche, Audi, Mustang, Lincoln y Ford fueron los nombres elegidos para los cachorros.
Durante los siguientes meses, Bentley y todos los cachorros prosperaron. Los bebés crecieron y se volvieron cada día más enérgicos y adorables. Pero a medida que los recién nacidos se transformaban en cachorros revoltosos y adultos, Mamá Bentley también se transformaba. Bajo el cuidado de Evers, “aprendió a ser una cachorra”. Ya no tenía que luchar para mantenerse con vida, a ella y a sus bebés; podía disfrutar de las cosas simples que a todo perro le encantan, como la buena comida, los paseos y el tiempo de juego.
Tres meses después de que rescataran a toda la familia de basset hound, sucedió algo especial: Bentley y sus bebés encontraron a sus familias definitivas. Bentley incluso tiene una nueva hermana ahora, otra basset hound. Su vida es completamente diferente a lo era hace solo unos meses. Tiene padres amorosos que le brindan el cuidado que siempre se mereció. “Ahora pasa sus días con amor y abrazos ilimitados”.
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