AMOR AL ARTE
Vecinos, clientes y amigos, artistas y músicos, en Alvear Fashion & Arts
Por la alfombra kilométrica de la avenida Alvear (será donada a una iglesia y a una sinagoga del interior) caminaron vecinos, amantes del arte y clientes de las marcas que con champagne y canapés festejaron el inicio de Alvear Fashion & Arts, el miércoles de la semana última, que en su segunda edición concluyó ayer.
Una inauguración llena de burbujas, con señoras que paseaban con rosas en la mano (cortesía de un participante) o con luciérnagas y bichos de luz de purpurina pintados en la cara, "joyas sobre la piel", gentileza de Jean Pierre. Se mezclaban entre gigantes con zancos y bandas de música.
Puertas adentro, cada casa era un mundo. Ana María Giesso estaba más arty que nunca. Sus dos tíos artistas custodiaban la entrada: Pablo Edelstein y Osvaldo Giesso. Cecilia Parada, de la firma Tissage, recibía a las altísimas Mariel y Verónica Quintana, mientras Amelia Sabán, Ménage à Trois, oficiaba de anfitriona para el artista Juan Melé. En Nina Ricci el escultor Jorge Gamarra les daba charla a las clientas, mientras que en Peter Kent las entretenía un mago. Leonor Ducler, diseñadora y propietaria de Cappio, repartía delikatessen y carteras. Josefina Robirosa no daba abasto con la concurrencia de Armani y arreglaba almuerzos con Silvina Chediek. "Parecía que había llegado en descapotable", bromeaba Enrique Perucco después de peinar a su artista invitada, la enrulada Silvana Robert.
Las leyes de Murphy no quedaron al margen: a Liliana Chevalier esa noche no le encendía la luz de la marquesina de Cartier, y Mirtha Chaoul puso velas en el jardín de Escada, donde espontáneamente se creó un clima muy especial. En Cat Ballou la fiesta siguió hasta mucho más tarde: festejaban la fortuita presencia policial, que venía como anillo al dedo para la muestra de Bony Bullrich, Zona Liberada. "Se armó sin querer un happening", celebraba el artista y señalaba la presencia de Rose Smith, consuegra de Audrey Hepburn, que había pasado a ver el homenaje de Bullrich a la diva. Eran cerca de las 23 y los visitantes más jóvenes y pop seguían llegando a brindar a esa esquina. Un éxito.
Balance
"Estamos muy contentos, fue una semana a puertas abiertas y calculamos que cerca de 60 mil personas se dieron una vuelta. Tuvimos listas de espera para las visitas guiadas, hubo muy buenas ventas de arte y gran cantidad de actividades. Las obras salieron a la calle, la alfombra dobló en varias esquinas y se sumaron nuevas firmas. Realmente, una gran fiesta", aseguran Marisa Koifman y Braulio Bauab (KB Comunicación), organizadores del encuentro impulsado por Roberto Devorik. Contentos con las repercusiones, los organizadores (han sido galardonados con una mención especial del Premio Eikon a la Mejor Comunicación de Eventos, otorgado por la revista Imagen y el Consejo Profesional de Relaciones Públicas) piensan en una tercera edición. "Vamos a resaltar la veta arquitectónica de la avenida y trabajaremos en algún aspecto solidario", prometen.