Figuritas
Estatuas y gigantografías de personalidades muertas no se dejan de mover, por culpa de los vivos que abusan de su simbología para producir emociones pasajeras y chiquitas. Mientras tanto demoran cambios reales que alivien la angustiante situación social y económica que viven los argentinos.
Ya hemos comentado sobre la curiosa itinerancia del monumento de Néstor Kirchner, que pasó de estar en Quito al CCK y de allí al microestadio de Quilmes que lleva su nombre.
El oficialismo tampoco se queda atrás y anticipa que pronto se sumará a la galería de los bustos presidenciales en la Casa de Gobierno el de Carlos Menem, que ocupará el mismo lugar de privilegio, en el que Cristina Kirchner emplazó el de su marido, que una vez más deberá moverse hacia una ubicación menos destacada, algo que también le sucedió a su busto en el Congreso, por orden de Victoria Villarruel.
También el Gobierno suprimió el Salón de las Mujeres, que ahora apareció replicado en el Instituto Patria. “Algún día todas ellas volverán a la Casa Rosada”, dijo Cristina Kirchner sobre las fotos de destacadas personalidades femeninas que integran esa muestra. Políticos que juegan a las figuritas mientras todo se incendia a su alrededor.