Entrená con café: sentir su aroma por la mañana, clave para vivir el presente

¿Cómo sucede este maravilloso proceso? Los componentes volátiles del café ingresan por el olfato y anticipan el disfrute del sabor. Algunos tienen reminiscencia de hierbas, otros nos llevan a predecir un sabor picante. En todos los casos inicia oleadas de felicidad por la liberación de dopamina, el mensajero cerebral que promueve el placer. Indefectiblemente, la mente se ubica en el “aquí y ahora” y comienza el disfrute del momento presente. Por eso, si nos detenemos a prestar atención intencionalmente al aroma del café, nuestra mente empieza a entrenarse para vivir en el presente y disfrutar de las cosas cuando realmente ocurren.

Para sacar provecho de todos los beneficios del aroma del café, es importante intentar captar los diferentes momentos de la experiencia. Desde la fragancia de los granos molidos al abrir el paquete hasta el de la bebida recién preparada y la anticipación del sabor. Ser conscientes de la experiencia sensorial completa es indispensable para que la mente se entrene en el disfrute del momento presente.

Los aspectos cognitivos también se entrenan durante la experiencia. Se activan recuerdos conectados con las sensaciones del momento, que activan la introspección y estimulan la creatividad. Recuperamos espontáneamente recuerdos del archivo de la memoria, sin la intervención de la voluntad. La mente recupera momentos gratos asociados al aroma que casi siempre incluyen aspectos de la vida cotidiana. El café se asocia a momentos con amigos, de reflexión, de trabajo o estudio y con afectos.

La fragancia del café entrena la conexión entre la emoción y la memoria. Es un recurso que no usamos intencionalmente, pero podemos empezar a ser más conscientes de nuestros procesos y sacar provecho de esta posibilidad. Para recordar con eficacia, nada mejor que involucrar a la emoción. Tenemos un registro escaso de los estímulos volátiles que ingresan al cerebro a través del café. Aromas variados como de setas, caramelo, tierra, nueces, almendras, pimientos, miel, frutos rojos o cognac, con notas alimonadas, aterciopeladas, cremosas y de pan tostado, activan la memoria de episodios vividos con especial riqueza. La cantidad de aromas percibidos por la mente nos llevan automáticamente a miles de recuerdos que ni siquiera percibimos conscientemente. Entrenar a la mente para reconocer los aromas e identificarlos nos agrega una forma de recuperar recuerdos de la memoria de manera instantánea y con inmediatez emocional.

Al apreciar el aroma del café, la emoción comanda el procesamiento de la información activando también los motores de la motivación. Así facilita el comienzo del día sin haber probado ni un sorbo.

Luego de la estimulación de la emoción y la memoria, se sigue la activación de la corteza cerebral, sobre todo, la corteza frontal que gobierna los procesos voluntarios. Allí es donde se nos hacen presentes los beneficios del café que ya conocemos. Se estimulan las regiones cerebrales que activan la atención. Sabemos que la cafeína nos va a producir un efecto sobre la capacidad de concentrarnos, nos va a despabilar y hasta va a tener cierto efecto analgésico si tenemos algún dolor matinal. Se inicia la liberación de serotonina que genera estados de bienestar duraderos. El simple conocimiento del efecto del café da inicio a estos procesos ni bien advertimos el aroma.

Otras habilidades empiezan a estimularse con el aroma del café. La corteza frontal activa la capacidad para resolver problemas y para decidir. Se suma la iniciativa a esta gimnasia cerebral dando lugar a la experiencia completa con la degustación del café. Con la degustación continúa el disfrute de la fragancia y se combina con los efectos de la ingesta. Aumenta la liberación de dopamina y serotonina, quemamos grasas, se incrementa la presión arterial y nos sentimos mucho más activos.

Existe una cantidad límite para disfrutar de los beneficios del café. Es aconsejable tomar entre 2 y 3 tazas. Se sabe que superar las 5 tazas de café puede ser perjudicial. Sobreviene la tolerancia y necesitamos cada vez más café para disfrutar de las sensaciones placenteras. Se modifican las conexiones entre las neuronas y podemos llegar a anular la posibilidad de sacar provecho de sus beneficios.

El registro consciente del aroma del café es un puente entre la memoria y la emoción que nos permite generar intencionalmente activación, calma e inspiración. Podemos usarlo para entrenar la memoria y la atención y para activar la creatividad.

(*) Gabriela Gonzalez Alemán es Dra. en Genética del Comportamiento y fundadora de Brainpoints (MN 33343). IG: @brainpoints. Web: http://brainpoints.com.ar