Funcionan a bioetanol, un combustible ecológico que se obtiene de residuos de la agroindustria
Hay dos cosas que le comentan a Karina Martínez, arquitecta y una de las emprendedoras detrás de Proyecto M, cuando entran en el Instagram de su empresa: “Qué lindo fueguito, quiero uno en casa” y enseguida preguntan: “¿Es real?” Efectivamente, las estufas, hogares y fogoneros que fabrica junto con su hermana Patricia desprenden calor a través del fuego. Un fuego tan real como el de los hogares a leña. Solo que para generarlo no se necesita de gas, ni electricidad, ni madera: lo único que hace falta es alcohol etílico al 96 por ciento, ese que se compra en farmacias, supermercados o cualquier comercio del barrio.
Las estufas a etanol o bioetanol (combustibles generados a partir de residuos de la agricultura) están empezando a imponerse en hogares donde antes era impensado tener una chimenea o una salamandra por las complicaciones mismas de la instalación que obliga a una pequeña obra para tener una salida al exterior. Desde un pequeño monoambiente en Capital hasta una imponente casa en un country pueden disfrutar del calor de la llama y el poder hipnótico de un fuego sin demasiado esfuerzo. “Tiene las ventajas de un hogar a leña, pero sin las desventajas de un hogar a leña”, grafica la arquitecta, que hace tres años decidió empezar su emprendimiento junto a su hermana luego de recibir un fogonero a bioetanol y “alucinar” con él.
“Empezamos a descubrir este producto cuando mi sobrino trajo uno de regalo. Nos gustó tanto que empecé a investigar, a diseñar algunos modelos pequeños y con mi hermana, que es bioquímica, decidimos empezar a fabricarlos desde cero. Con la pandemia explotaron las ventas, tuvimos que agrandar la producción -cuenta-. Lo que más salen son las estufas (similares a una salamandra, pero sin el caño de salida) que incluso pueden utilizarse en patios o galerías, y los ecohogares, similares a una chimenea, porque no necesitan instalación y además se evita la mugre, el olor, el humo y las cenizas que provocan los leños. Tampoco hace falta tener lugar para acopiar madera ni saber hacer un fuego, que en definitiva no es tan sencillo”, sostiene Karina.
“Como en los realities de Estados Unidos”
En cambio, Pablo Barbero, ingeniero y propietario de la empresa SIME SRL que fabrica las estufas BioCaldén descubrió este tipo de producto mirando los docurealities de decoración de Estados Unidos (esos que arman y desarman una casa en 24 horas) y quedó fascinado. “Los empezamos a fabricar hace 3 años. Veía que todos esos programas yanquis ponían calefactores como estos, sin instalación (los podés colgar o a lo sumo empotrar) con llamas muy lindas y empecé a preguntarme qué eran. Investigando, llegué a las estufas a bioetanol. Es un combustible que no es tóxico, tiene muchas bondades”, destaca y asegura que arquitecto que lo ve, lo quiere para sus proyectos.
“Me sorprendió el mercado local, cuando empezamos con todo esto pensé que íbamos a vender dos por mes y estamos en unas 100 ventas mensuales. Es un complemento, es algo estético que además da calor, pero no es el sistema principal para calefaccionar. Si tenés invitados, te arma un ambiente muy lindo. Es decorativa, estética y además calienta el ambiente”, resume Barbero, que cuenta que a lo largo de su vida tuvo muchos hogares a leña y hoy le parecen inviables. “Esto es lo nuevo, el viejo hogar te llena la casa de humo”, afirma el ingeniero, que sostiene que las salmandras también desprenden humo. “Con el uso no quedan selladas porque el calor las dilata. El olor a humo en casa y la ropa no lo sacás mas”. Aunque muchos de los equipos se hacen a medida, hay unos standard de 1,40 de ancho, que generan unas 8 mil calorías y cuestan 120 mil pesos.
Costos y rendimiento
Tres litros de alcohol dentro del quemador garantizan calor por unas 6 horas (no hace falta consumir todo el combustible, se puede apagar el fuego en cualquier momento con una tapa). Cada litro, si se compra directamente a alcoholeras o al por mayor, cuesta unos 220 pesos en promedio. El costo es elevado porque se usa en la fabricación de combustibles.
“Es el mismo uso que se le da a un hogar a leña. No es el sistema de calefacción principal, porque aquí sería antieconómico pero dan mucho calor. En Europa este es un sistema que está muy extendido por un tema de costos (el gas y la electricidad ahí son muy carpos). Acá recién está empezando, no es un producto muy conocido pero la gente llega averiguando cómo calefaccionar su casa de manera más ecológica. Lo han llevado clientes que tienen una casa ciento por ciento sustentable. La ventaja de esto es que no necesita de gas ni de electricidad y además nunca sabés si van a faltar. En este sentido es un backup”, comenta Martínez.
Precisamente Leonardo Binello, propietario de Eco Fuegos, una empresa que importa desde hace 10 años estos equipos desde China, destaca el tema de lo sustentable: “Lo interesante es que es un sistema ecológico que genera fuego real con la ventaja de que no emana olor, cenizas ni gases tóxicos. No requiere conexión y utiliza un combustible que es un desecho de las cosechas, es decir, es renovable y sustentable. Para hacerlo funcionar no hay que talar árboles y todo el calor generado queda en el ambiente, no se pierde en la salida al exterior. Por eso es más eficiente”, sostiene Binello, que destaca que este tipo de calefacción “va a ir creciendo porque sino nos quedamos sin planeta”.
Alternativa ecofriendly
Binello asegura que entre sus clientes hay personas pendientes del tema ambiental que no quieren usar más madera y transforman sus hogares tradicionales a leña por unos a bioetanol. “Tomamos las medidas y vamos con una estructura que reemplaza el sistema. Está apuntado a un público con alto poder adquisitivo, que no busca un sistema para ahorrar dinero. Lo piensa como algo visual, estético y como una forma de sacarse las ganas de tener un hogar a leña sin el costo ambiental de cortar árboles. Es un sistema muy práctico y amigable con el planeta. Hay que cambiar el concepto de calefacción, de irse todo el día y dejar la estufa prendida. La realidad es que en Buenos Aires hace cada vez menos frío y un sistema así te sirve y visualmente es inigualable.”
El propietario de Eco Fuegos calcula que vende unos 50 equipos por mes. Además de importarlos, es fabricante del combustible para hacerlos funcionar. “El litro nuestro está 280 pesos, es un producto de calidad certificado. El rendimiento es 300 mililitros por hora. Y calienta al toque. La calefacción por aire deja de tirar calor y te morís de frío, con esto no. Cuando se apaga el ambiente queda templado porque es otro tipo de calor”, plantea.
Todos los fuegos, el fuego. A gas, a leña, a electricidad... y también a bioetanol para la generación eco friendly.