El asfalto llegó a los countries de Canning gracias a los vecinos

Hace 35 años, el ingeniero Carlos Peisajovich soñó que en la zona sur del conurbano se podía construir un barrio cerrado, ya que la palabra country no se usaba aún. Puso manos a la obra y al poco tiempo inauguró Mi Refugio, en la localidad de Canning, partido de Esteban Echeverría.

Desde entonces, la zona creció vertiginosamente, pero las calles de tierra siguieron llenas de baches y pozos de hasta un metro de diámetro.

La municipalidad, según los vecinos, jamás hizo nada por arreglar los caminos. Por eso, 12 countries, clubes y barrios cerrados de la zona decidieron tomar cartas en el asunto: pidieron presupuesto, consiguieron la autorización correspondiente y pagaron la pavimentación de cinco kilómetros y medio de calles.

"Los caminos estaban destruidos, y la zona crecía. Por eso tomé la iniciativa y conseguí que entre todos pudiéramos hacer algo", dijo Peisajovich a La Nación .

Las instituciones que aportaron para completar los 350.000 dólares que costaron las obras fueron: Mi Refugio, El Sosiego, El Venado, Venado II, El Rocío, La Esperanza, Los Rosales, Club Portugués, Círculo Hebreo, Barrio Brickland y Canning Village. "Todos los de la zona menos Los Naranjos", se quejó un vecino, que no quiso dar su nombre.

La obra completa de pavimentación abarca las calles Sargento Cabral, en el cruce con la ruta provincial 52, Escribano Vázquez y Martín Fierro.

"Ahora es un lujo, pero antes no se podía transitar. El problema es que detrás de los countries hay dos hornos de ladrillos y los camiones que van y vienen cargados todo el día destrozan el camino", aseguró Roberto Akman, de El Sosiego.

Las obras, que se terminarán en los próximos días, comenzaron a principios de mes y ya se inauguró el tramo principal.

"Tenemos garantía por si se rompe, pero esperamos que no esto pase", comentó Peisajovich. Ocurre que durante los últimos años también estas instituciones se encargaron de poner parches en el pavimento, pero sin resultados positivos.

"Llegó un momento en que nos resultaba más fácil hacer todo de nuevo y bien que seguir pagando por remiendos que no servían", explicó Luis Cordera, de Los Rosales. "Además -ironizó-, arreglar los autos que quedaban todos rotos también nos salía caro."

Según Cordera, la municipalidad de Esteban Echeverría jamás se preocupó por sanear las calles. Sin embargo, Alberto Groppi, intendente de ese partido, aseguró: "El proyecto y la dirección de la obra los pusimos nosotros; los vecinos comprendieron que para el municipio hay otras prioridades y trabajamos en conjunto".

El problema, ahora que las calles están sanas, es que mientras no se prohíba la circulación de los camiones de gran porte el pavimento corre riesgo de volver a quebrarse.

"La municipalidad encaró un proyecto de educación vial y regulación del tránsito, y en el corto plazo habrá carteles que impidan el paso a los vehículos de más de diez toneladas", informó Groppi, dispuesto a colaborar con las obras.

Crecimiento

Aunque en menor medida que la zona norte de la provincia de Buenos Aires, en los últimos años la zona sur del conurbano experimentó un gran auge de emprendimientos inmobiliarios.

Sólo en la localidad de Canning viven unas 12.000 personas (muchas de ellas, únicamente los fines de semana).

Con el desarrollo de los countries llegaron también los bancos, los supermercados, y hasta colegios ingleses. Y los vecinos van por más.

"Ya pedimos presupuesto para la iluminación de las calles con cables subterráneos. Nos costaría 150.000 pesos, que deberemos pagar entre todos", dijo Peisajovich.

Vecino ilustre

Entre las 12.000 personas que pagaron sus expensas para llevar adelante la pavimentación de las calles de Canning hay un ciudadano ilustre. Se trata del vicepresidente de la Nación, Carlos Alvarez.

"Para nosotros, es uno más; hace años que tiene su casa acá y es muy querido por todos", dijo Luis Cordera, intendente del country Los Rosales.