Los EE.UU. emergen en la precordillera
Investigadores cordobeses revelaron que un fragmento de los Apalaches viajó hasta Cuyo hace 500 millones de años.
CORDOBA.- Un grupo de paleontólogos de la Universidad Nacional de Córdoba descubrió lo que a simple vista parece una idea descabellada: una parte de la Argentina, exactamente la precordillera, se originó en el sudeste de Norteamérica, donde hoy se ubican los Apalaches. Ese enorme fragmento de rocas se habría desprendido de su continente-madre hace unos 600 millones de años, para dar luego contra la costa sudamericana, hace unos 450 millones de años.
¿Cómo un trozo de continente norteamericano quedó atrapado dentro del territorio argentino? Y, más aún, ¿cómo pudieron los paleontólogos darse cuenta de ello?
La clave la ofrecieron los trilobites , unos artrópodos que habitaron todos los mares del mundo hasta que se extinguieron por completo, hace unos 225 millones de años, justo cuando aparecían los dinosaurios.
Ya en los años 50, los científicos se habían dado cuenta de que los trilobites que encontraban en la precordillera, una franja de entre 80 y 150 kilómetros de ancho que corre de Norte a Sur entre La Rioja y la ciudad de Mendoza, eran diferentes de todos los demás. Y no sólo eso, sino que algunos coincidían con los que se encontraban en los Estados Unidos.
"En ese momento, nadie logró una explicación razonable -dijo a La Nación el doctor Juan Luis Benedetto, paleontólogo de la Cátedra de Estratigrafía y Geología Histórica de la universidad cordobesa-. Es que en esa época pocos aceptaban la idea de que los continentes podían moverse. Entonces se supuso que los trilobites habían llegado aquí por migraciones."
"El problema es que esa teoría tenía muchos puntos oscuros -agregó el doctor Emilio Vaccari, experto en este tipo de fósiles-. Uno de ellos, por ejemplo, era que este tipo de trilobites no aparecía en ningún otro lado cuando, si realmente hubieran migrado, también hubieran aparecido en Centroamérica y el norte de Sudamérica."
El asunto quedó archivado hasta los años 80, cuando los cordobeses retomaron el tema.
Pruebas abrumadoras
Para entonces, los científicos ya contaban con las teorías de tectónica de placas ; es decir, ya sabían que las masas continentales podían quebrarse, separarse, viajar de un lado al otro y volver a juntarse. Por lo tanto, no los sorprendía que a lo largo de la historia geológica del planeta los mapas hubieran cambiado infinidad de veces.
Hace una década, durante su tesis doctoral dedicada a los trilobites, Vaccari se encontró con lo mismo que habían advertido los paleontólogos en los 50: especies norteamericanas en la precordillera. "Ni siquiera eran parientes muy cercanos -explicó-, sino que se trataba exactamente de las mismas especies."
El grupo, entonces, se dedicó de lleno a explicar esta cuestión. Y el trabajo dio sus frutos. Para principios de los 90, las pruebas de que la precordillera se había originado en Norteamérica eran abrumadoras. A los trilobites ahora se les agregaban pruebas geológicas: las rocas de la zona, por ejemplo, eran calizas, igual que las norteamericanas, mientras que en el resto de la región eran de otro tipo.
El grupo cordobés ensayó distintas teorías para explicar cómo habían ocurrido las cosas. La idea que finalmente cerró y hoy consideran irrefutable es la creencia de que la precordillera viajó como una isla hasta colisionar con lo que hoy es Sudamérica.
"Sorprendimos incluso a los norteamericanos -recordó el doctor Rubén Astini, especialista en sedimentología y estratigrafía del grupo-. Ellos creían que Norteamérica y Sudamérica alguna vez habían chocado y la precordillera simplemente había quedado atrapada allí."
Alabama, acá no más
El principio de esta historia se llama Rodinia, un supercontinente que aglomeró todas las tierras emergidas hasta fines del Precámbrico. Hace unos 750 a 600 millones de años, Rodinia comenzó a fragmentarse para dar enormes continentes. (Años después todos volverían a juntarse para formar la célebre Pangea, que se fragmentó nuevamente durante la época de los dinosaurios.) En determinado momento, el continente abuelo de la actual Norteamérica, llamado Laurentia, se ubicó al oeste de Gondwana (el megacontinente que en aquel momento agrupaba América del Sur, la Antártida, Australia, Africa y la India). Fue entonces cuando un trozo de Laurentia se desprendió y comenzó a migrar hacia el Este a través del ya desaparecido océano Iapetus, que dividía las dos masas continentales.
"Creemos que se trataba de una isla de unos 800 a 1000 kilómetros de largo por unos 300 a 400 de ancho -comentó Astini-. No lo sabemos con exactitud, pero suponemos que viajó unos 2000 a 3000 kilómetros a través del océano."
¿Cómo era ese territorio? "Evidentemente era un sitio sin vida terrestre, ya que los seres vivos aún no habían abandonado el agua -explicó la doctora Teresa Sánchez, especialista del mismo grupo-. Pero no sabemos si era llano o escarpado. Ni siquiera si estaba completamente bajo el mar."
El viaje debió de haber sido lento: probablemente, unos 2 a 3 centímetros por año. Cuando la precordillera con sus trilobites a bordo llegó a Gondwana, la cordillera de los Andes todavía no existía. El recibimiento debió de haber sido muy ruidoso. "Seguramente se formó una cordillera tan alta como la de los Andes, con enorme actividad volcánica, temblores y terremotos", arriesgó Astini.
Hoy, la tierra viajera originada en el actual sur del estado de Alabama parece dramáticamente menor cuando se la ubica en el Cuyo argentino. "Y es lógico que así sea, ya que la erosión soportada durante los 450 millones de años posteriores, más las deformaciones que sufrió esa zona tan turbulenta geológicamente, modificaron todo", concluyó Benedetto.