14 de enero, día previo a una operación
Haciendo un balance de estos días internado previo a una operación de pulmón puedo decir sin dudas que las palabras claves fueron “gratitud” y “aprendizaje”. Después de varios eventos desafortunados en mi vida, como una rotura de ligamentos, apendicitis, taquicardia, arritmia y ahora esto del pulmón, presiento que todo forma parte del mismo camino, del desconcierto, de la incertidumbre, del dolor y del aprendizaje.
Agradezco a Dios el haber cerrado algunas puertas y abierto otras. Si hubiese sido atendido en otra clínica u hospital, jamás habría llegado a este maravilloso lugar. No tengo nada que decir en contra del Hospital Italiano de San Justo, solo gracias por la calidad de cada persona que forma parte de la institución: desde el personal de seguridad y de limpieza hasta las enfermeras y los doctores. Todos tienen una calidez humana irreprochable. La atención es de primera línea, las instalaciones son superlativas y es muy prolijo todo el circuito de atención.
Agradezco el acompañamiento total y todo el amor recibido de parte de mi esposa, de mi madre, de mi padre, de mis suegros, de mis familiares, de mis compañeros de trabajo y de mis amigos. Fue realmente una bendición estar rodeado por ellos en uno de los momentos más inciertos y dolorosos que me tocaron enfrentar. Agradezco también todas las oraciones, los mensajes, los buenos deseos y el acompañamiento que me hicieron llegar. Realmente las buenas energías se sintieron y en momentos de confusión me hicieron muy bien. Y, por último, pero no menos importante, quiero agradecerle a Dios, por darme serenidad y tranquilidad para aceptar las cosas que me tocaron pasar y no podía cambiar, solo aceptar. Por haberme dado perseverancia y confianza en momentos de desconcierto y desazón.
Lo que aprendí:
- Quiénes son los incondicionales.
- A tener más paciencia.
- A no desaprovechar la oportunidad de sorprenderme con las cosas sencillas.
- La lealtad y compañía de mi familia.
- Saber con quién puedo contar.
- A tener más fe de la que ya tenía y a confiar en Dios, como dice Santa Teresa de Jesús: “Solo Dios basta”.
- No puedo estar tanto tiempo lejos de mi casa, de mi hogar con mi familia. Los extraño un montón, siempre.
- Reconfirmé la decisión que tomé de unir mi vida con mi esposa. Te amo, Noe.
En fin, esta etapa fue de aprendizajes y de agradecimientos. Obviamente que me hubiese gustado no haberla tenido que pasar, pero todo pasa por algo y de todo aprendemos.
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