La polarización política mundial actual: subjetivismo vs. objetivismo extremos
En esta época, dos de los enfoques que conformaron el subjetivismo posmoderno, el constructivismo y el deconstruccionismo, han llegado a un extremo tal que parece insostenible. El primero plantea que construimos el conocimiento a través de la interacción personal con el mundo y su reflexión. El segundo, analizar cómo pensamos la realidad, vía una crítica del lenguaje que la conforma.
Los dos proponen desarmar y armar las estructuras sociales y mentales que nos limitan e identifican. Ambas son útiles donde las estructuras son muy rígidas, pero son disolventes cuando estas son fluidas, como ocurre hoy en occidente.
Llevados al extremo, cada gesto, cada pensamiento, cada ínfima variación en la existencia, construye o deconstruye un sentido de la realidad, lo que nos lleva a la pérdida del sentido. De tal manera, crean una mirada excesivamente subjetiva y relativista del mundo, donde cada individuo construye su propia verdad sin referencia a criterios objetivos de verdad, desarmándose las categorías que hacen posible el pensamiento, hasta tal punto que no podemos comunicarnos sino basándonos en consensos. En su medida, pueden aportar complejidad, pero en demasía, provocan una hipercomplejidad inmanejable.
La falta de un grado suficiente de objetividad comunicable produce la disolución de la identidad, que lleva al dilema de, o adoptar la identidad del consenso, o vivir en una solitaria subjetividad existencial. Así hay infinidad de sentidos solitarios en el mundo en que su única prueba de validez es su coherencia interna, pero no el contraste con la experiencia objetiva. Todos ellos, finalmente, se someten a un único y paradójico consenso patrón: “Todos valen por igual”.
El haberse convertido la vida en un cambio de sentido constante ha provocado un malestar extremo, haciendo que grandes multitudes, saturadas de vivir de esta manera, busquen gobiernos fuertes. Estos deben decir con claridad qué está bien y qué está mal para dar una dirección convincente y salir del empalagoso “todo es lo mismo”. Un extremo ha llevado al otro.
Estos enfoques han generado mucha crítica y pocas propuestas, mucho análisis y poca síntesis, parálisis por análisis. Ahora estamos viendo la revancha del espíritu del mundo: mucha síntesis simplista, propuestas absolutas y acción sin negociación.