Mi segunda neurocirugía: sedación consciente
Voy a tratar de ser breve. Soy médico pediatra, tengo 47 años y resido en Bahía Blanca, pero toda mi historia (familia, amigos del primer grado, etc.) está en en la ciudad de Buenos Aires, y para salir de esta locura me fui a Bahía Blanca en el año 2009. Viviendo en Bahía Blanca uno tiene otro tipo de ritmo de vida, de calidad de vida y le presta más atención a la vida saludable. En ese contexto empecé a tener sensaciones vagas, extrañas. Empecé a consultar por el oído y la cuestión es que en mayo del 2011 me diagnosticaron un tumor cerebral, motivo por el cual en junio me operaron en el Fleni. O sea, de vuelta a “casa” con una noticia destructora.
Después de esa primera neurocirugía me fui caminando a mi casa e hice una vida normal, con radioterapia, quimioterapia y controles cuatrimestrales y semestrales en Fleni con la neuro-oncóloga que es la número uno del país. A los seis años de esa neurocirugía y habiendo atravesado radioterapia y quimioterapia, el tumor se volvió a activar. Entonces tuve que volver a hacer ciclos de radioterapia y quimioterapia, zafando de la cirugía. Pero a los seis años -o sea este año- se volvió a activar y hubo que hacer una nueva cirugía. Imaginen que si una neurocirugía es mucho, dos es una locura.
Lo que yo quiero compartir es que en esta segunda neurocirugía yo estuve consciente e involucrado en el acto quirúrgico. Yo cantaba, me pasaban música, me preguntaban qué quería escuchar. Agarré la mano de la anestesista con toda fuerza todo el tiempo. Esto de estar involucrado en tu neurocirugía es una experiencia tremenda. No sentía dolor, obviamente -yo estaba con una anestesia consciente. Sentí el trabajo del cirujano en mi cerebro. Lo sentía en el cuerpo y siento que llegué a un límite extremo donde sentía que yo iba a explotar, y posterior a todo eso, obviamente terapia intensiva, sala de clínica médica y controles normales. Es ahí donde yo quiero destacar también el rol de especialistas como los kinesiólogos, las terapistas ocupacionales y fisiatras... Yo, siendo médico, como paciente completé todo. Es como el pediatra que es padre y completa su profesión. Estoy muy movilizado.
El consentimiento para esta cirugía tenía que ver con la posibilidad de que neurocirujano extraiga la mayor cantidad de tumor y de esa forma poder favorecer la quimioterapia que tengo que hacer en breve. Uno da aval para todo eso, obviamente, y puede revertir la decisión.