La pasión en las psicosis

Una "conversación clínica" acerca de las relaciones de pareja, organizada por el Instituto del Campo Freudiano en Barcelona, y las jornadas sobre el tema "El amor en las psicosis", ambas con presentación de casos clínicos que luego fueron conversados con Jacques-Alain Miller como interlocutor especial, están en el origen de este libro que reúne los resultados de esos encuentros.

Se trata, entonces, de un libro de conversaciones acerca de otras conversaciones mantenidas en la intimidad de los consultorios. Un grupo de analistas de similar orientación teórica se reunió para dialogar con el yerno de Lacan y, al mismo tiempo, saldar una deuda que el lacanismo tenía con el movimiento psicoanalítico general: el de la transmisión de su clínica, la narración de casos, del modo como operan en acto en su propia práctica. Ya no se podrá decir que no se sabe cómo analizan. Ya se puede conversar entonces con ellos. Tal vez éste sea el principal mérito de este libro que fomenta o propicia futuros intercambios.

En el primer artículo, Miller sugiere que el síntoma contemporáneo toma la forma de problemas de pareja. Es importante diferenciar, dice, "cuando es el otro de la pareja el imposible de soportar, o cuando el sujeto mismo se encuentra él mismo imposible de soportar para el otro". Señala tres registros en las relaciones de pareja: el dolor de la relación, la separación o ruptura, y la formación o la imposibilidad de formación de una pareja. Como consultor propone un consejo para el siglo XXI: "Esclarecer bien el fantasma del Otro antes de casarse", sin garantías de ninguna felicidad.

Como si elevara la pareja a concepto teórico, Miller advierte que hay que hablar de relaciones de pareja en plural, y que como en todos los relatos se muestra, no hay una norma general de la cual desviarse, ni a la cual apelar para entender un caso.

Se podría afirmar que los casos de la primera jornada se refieren a la psicosis del amor y, los del año siguiente, al amor en las psicosis. Los títulos de algunos casos parecen propios de cuentos de amor: "La boca cerrada", de Shula Eldar; "Una Eva negra", de Jean-Louis Gault; "Yo buscaba compañía para la muerte", de Manuel Fernández Blanco; "Almas gemelas", de Mercedes de Francisco; "Un hombre con las ideas claras y una vida estable", de Marta Serra; "Amar el amor", de Mónica Marín.

En ellos se cuenta acerca de un marido que logra violar a su esposa después de 22 años de casados; las vicisitudes amorosas de un bombero de profesión, condecorado, que escala montañas y explora cuevas mientras no se atreve a dejar de tomar sus medicinas; una mujer que luego de separada se topa con un profesor de yoga que la hace sentir un pedazo de madera en manos de un físico nuclear que experimentará con ella; y hasta un caso en que se muestra, en contra del sentido común, los estragos que puede producir en un sujeto la pareja parental en absoluta armonía, "que tanto se quieren, y en la que no hay ninguna falta".

En "El malestar en la cultura", un texto de Freud de 1930, el creador del psicoanálisis denuncia el indisoluble antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones culturales. Todo lazo social cultural está basado en una renuncia pulsional que genera malestar en la cultura. Algún ingenuo podría suponer que la pareja podría llegar a ser una síntesis que evite ese antagonismo. Craso error. Este libro no deja de evidenciar, en sus casos clínicos y en las conversaciones de los analistas españoles con Miller, que la pareja, y especialmente el matrimonio, es uno de los bastiones más tomados por el malestar en la cultura. Es el laboratorio donde se pone a prueba y se comprueba la famosa provocación de Lacan: "No hay relación sexual". Se podría agregar "No hay relación sexual matrimonial".

No existe esa mitad perfecta que completaría y complementaría a la otra mitad. Todos somos medias naranjas imperfectas, irreductibles e incompletables, soñando con una cítrica mitad inexistente.

Por Eduardo Müller

---

Conforme a