Lo desconocido
La política manipula el discurso público con relatos de una épica dudosa desde que tenemos memoria. Pero no por eso deja de ser indignante. Sobre todo, cuando recurre a la pandemia. Se vienen repitiendo, más que nada desde el kirchnerismo, la idea de que gobernar durante la pandemia fue gestionar lo desconocido. Lo fue para los médicos, los enfermeros y nosotros, los ciudadanos, que gestionamos a ciegas nuestros hábitos y cruzamos los dedos. Pero gobernar durante una pandemia no es nuevo ni es desconocido. Los gobernantes tuvieron 101 años para prepararse, desde la mal llamada gripe española de 1918. Tras aquella crisis, deberían haberse sentado, al menos las naciones más modernas, a crear un manual de procedimientos sobre qué hacer si algo así volvía a pasar. Todos los expertos (hasta un outsider como Bill Gates, que se graduó de vidente, sin serlo) sabían que iba a volver a pasar. No lo hicieron, y la llegada del Covid no hizo sino mostrar la improvisación, la negligencia y en algunos casos la cobardía (el vacunatorio VIP, típicamente) de buena parte de la política. Entre tanto, el personal de salud, que se enfrentó a solas con un enemigo invisible y letal, debió volver al ruedo exhausto, anónimo y sin nada de épica. Pese a que ellos sí tienen sus mártires.