Tokio 2020. Insólito: dos maratonistas se “confabularon” para superar a otro a pocos metros de la meta y sacarlo del podio

La maratón masculina en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 tuvo un impacto inesperado a pocos metros de la meta. Ganó Eliud Kipchoge, lo cual no sorprende a nadie: el keniano ya era campeón olímpico y es poco menos que invencible en los 42,195 kilómetros. Lo llamativo fue que un atleta invitó a otro a superar a un tercero y arribar juntos a la línea de llegada.

Cuando Kipchoge había pasado por la cinta hacía aproximadamente un minuto, tres corredores competían por el segundo puesto, muy cerca entre sí: el keniano Lawrence Cherono, el neerlandés Abdi Nageeye y el belga Bashir Abdi. A falta de un par de hectómetros, Nageeye aceleró, superó a Cherono y echó varias miradas hacia atrás, hasta que con el brazo derecho le hizo a Bashir Abdi un gesto de que le siguiera el ritmo, como para sobrepasar a Cherono. Y tal cosa hizo el belga: los europeos quedaron por delante del africano y arribaron delante de él, separados por dos segundos entre los tres lugares.

La insólita definición por la segunda ubicación

Ni bien cruzaron la meta, Kipchoge, que ya había posado para fotos y sostenía una bandera de Kenia, los recibió con un abrazo, a pesar de que se habían “confabulado” para vencer a su compatriota Cherono. Éste, que terminó cuarto, también fue saludado por el ganador, pero pronto se quedó a un costado, derrumbado anímicamente por la derrota consumada a tan pocos metros de la línea final.

¿Por qué hicieron eso Nageeye y Abdi? Ambos son somalíes de nacimiento, y antes de la carrera el belga por adopción había calificado al nacionalizado neerlandés como “un buen amigo”. Como en el automovilismo, pero sin que la aerodinámica juegue un papel tan decisivo, los compatriotas de origen “tiraron juntos” para hacer mejores tiempos.

En referencia a eso, mejores tiempos, hubo una buena noticia para la Argentina: con 2h16m35s, Eulalio Muñoz estableció la mejor marca olímpica nacional en maratón. Al llegar a 7m57s de Kipchoge, en la 31ª posición, el chubutense batió la de 2h17m54s que Miguel Barzola había fijado en Londres 2012. Muñoz quería lograr la plusmarca argentina absoluta, registrada por Antonio Silio en Hamburgo en 1995, de 2h9m57s, una cifra que le habría alcanzado para conquistar la medalla plateada esta vez, un segundo por delante de Nageeye. Pero el objetivo de tiempo era difícil de cumplir: en Sapporo (830 kilómetros al norte de Tokio), donde corrieron, hubo calor, con 27 grados, y alta humedad, de 80%.

El otro argentino protagonista, Joaquín Arbe, no sólo completó la distancia, sino que también quedó, con lo justo, en la primera mitad del pelotón: con 2h21m15s, su mejor marca de la temporada (lo mismo que Muñoz con la suya), resultó 53º sobre los 106 participantes. De ellos, 30 abandonaron, lo cual habla de la dureza de la prueba olímpica esta vez.

Nada de eso fue obstáculo suficiente para Kipchoge, que padeció apenas dos derrotas en 15 maratones en los últimos ocho años. A los 36 sigue haciendo méritos como para ser considerado el mejor maratonista de la historia, y no tanto por aquel experimento extraoficial en el que, con facilidades (escolta, zapatillas especiales, “liebres”), se convirtió en la primera persona en cubrir los 42.195 metros en menos de dos horas (1h59m40s), en octubre de 2019 en Viena. El crack retuvo la corona olímpica conquistada en Río de Janeiro 2016 y mantiene el récord oficial en maratón, con 2h1m39s.

Y además otorgó a Kenia el dominio completo en maratón en Tokio 2020, ya que entre las mujeres se había impuesto Peres Jepchirchir, escoltada por su compatriota Brigid Kosgei. Lo único malo para el país del este africano es que no hubo 1-2 en ambos sexos: el “contubernio” de los somalíes-europeos Abdi lo impidió.

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