Rally Dakar 2014: historias en el desierto

IQUIQUE, Chile.- El desierto aguarda. La tranquilidad de un lugar que parece sin vida, con apenas esbozos de movimiento cuando el viento sopla y agita la arena, espera a sus víctimas. Con la serenidad del gigante que sabe de su poderío. Y que ejecuta. Bajo esa premisa, el Dakar desarrolla sus etapas más atractivas en medio del mar amarillo. Y trasciende por las historias. Muchas de ellas, cautivantes. Otras, que se internan en el desenlace de la tragedia. Pero todas activan el interés de quienes observan desde afuera con el misterio de lo desconocido.

Hay aventuras que son por demás llamativas y "cautivantes", según los propios protagonistas. "Como para contar a nuestros nietos cuando seamos ya veteranos", sonríe a la distancia el español Alberto Herrero, uno de los tripulantes del camión en el que, junto a Roberto Palacio, transportaba las herramientas para asistir al equipo Renault Duster. Porque de eso se trata: de un trabajo en equipo. Y todo inconveniente por supuesto afecta al funcionamiento del engranaje que se aceita para que ambas unidades lleguen a la meta final: Valparaíso.

El Dakar suele brindar muchas historias. Y ésa del camión auxiliar es una de las tantas que se va conociendo de a poco. A medida que los protagonistas llegan al vivac. O días después, cuando los mismos animadores de los acontecimientos ocupan más tiempo en los campamentos que en los desafiantes terrenos que propone la competencia sobre ruedas más exigente del planeta. El enorme vehículo solía llevar las herramientas que los pilotos del equipo Renault Duster, Emiliano Spataro y José García, podían necesitar en medio de los tramos. El camión se tumbó en las dunas del Nihuil. Pero el vuelco fue más complejo que lo que se suponía, ya que el techo de la unidad quedó apoyado también contra la duna. No fue sencillo sacarlo de allí. En realidad, ningún otro camión logró socorrerlo. Alberto y Roberto debieron quedar 40 horas en el desierto, a la espera de un lugareño que llegó con una máquina añeja, pero eficaz para la tarea.

"Estábamos con dos ruedas encajadas en la arena. Y no teníamos comunicación con la organización, porque la antena quedó metida en la arena, ya que estaba en el techo. Fue el primer vuelco de mi vida, y vaya si lo recordaré", comentó Herrero. "Fue angustiante, porque no había forma de dar vuelta al camión. Y las horas pasaban, y no podíamos abandonarlo. De hecho, al dar aviso a otros competidores, vinieron a buscarnos en helicóptero, y nos fuimos. Teníamos provisiones, como agua y ciertos alimentos", agregó el español.

ES - Etapa 9 - Top Moment - (Calama > Iquique)por Dakar

De día, con semejante temperatura, el reparo era mínimo: "Alberto se metía entre la cabina y el acoplado. En medio de ese huequito se quedaba hasta que aflojara el sol. Yo me ubicaba debajo de la caja, en la pequeña sombra, y ahí me quedaba. Por la noche, el frío era intenso. Muy intenso", apuntó Roberto. El vehículo de asistencia quedó al margen de la competencia, ya que no alcanzó a mantener el ritmo del Dakar, al quedar tres etapas detrás de los competidores. "Pero al menos me llevo a España una gran historia para contar", destacó Alberto, ya aliviado y con un divertido consuelo.

Alicia Reina, la primera mujer argentina que compite en la historia del Dakar, debió permanecer toda la noche en el desierto del Nihuil a raíz de la rotura de un amortiguador. Al lado se quedó también José Luis Di Palma. Por la noche no se puede conducir, ya que con la luz artificial no se ve la altura de cada duna, por lo cual las cuatro personas pernoctaron allí mismo hasta las 4.30, cuando se comenzó a ver gracias a la aparición del sol.

Otra situación extrema vivió el piloto de camiones argentino Andrés Germano. Con temperaturas por demás altas, que superaron los 50 grados en el desierto catamarqueño, observó delante de su unidad a un piloto que corría en ropa interior y con las botas de competición puestas. "En ese momento me corrió un frío intenso por todo el cuerpo, pese al infierno que vivía dentro del camión. Era un piloto que estaba como loco de aquí para allá. Estaba ido. Lo subimos y le dimos agua. Como siete litros para beber y para mojarlo íntegramente. Estaba muy mal. De repente se desvaneció. Yo no sabía qué hacer. Enviamos señal de alerta", relató el piloto de Pedernales, de la provincia de Buenos Aires. El competidor era el español Enric Martí, que fue auxiliado por la organización y hospitalizado.

En medio de tantas historias desesperantes, hay otras que cuentan con cierta cuota de ternura y emoción. Otro argentino fue el protagonista de una de ellas: el popular Juan Manuel Silva, que se destaca con la camioneta Mercedes-Benz de Colcar. El chaqueño paró frente a un poblado en Catamarca. Allí pidió una manguera para refrescar el vehículo, ya que tenía miedo de que la alta temperatura conspirara contra su máquina. Una señora, muy amablemente, le otorgó agua y Pato mojó la camioneta. De inmediato, en ese sitio en el que parecía no vivir nadie, aparecieron muchos lugareños que se arremolinaron para la foto, el recuerdo imborrable, y para tocar a los protagonistas. En medio de semejante revuelo, surgió un niño, Pablo, que sin presentación alguna comenzó a cantar a capella . Todos enmudecieron. "Es un ángel. No se puede creer cómo canta ese chico. Quedamos todos maravillados. Imaginá el lugar, la gente, la situación, y ese chico que apareció de la nada. Le pedí un número de teléfono, porque ese pibe tiene que participar en un reality show o cantar en la televisión. ¡Es increíble!", relató casi emocionado Silva.

Historias del desierto. Como las que surgirán mañana, seguramente, con las vivencias protagonizadas “en medio de la nada”. El Dakar y sus vivencias. Apasionantes, controvertidas, trágicas, pequeñas, gigantes. Las que suenan alrededor del fogón en el comedor de cada campamento?