El guerrero busca un desquite

SAN PABLO.- "Jugamos contra un equipo que tenía muchísimo talento; ahora me toca al revés, estar en el favorito. Por entonces ganamos [89-83] un partido increíble en Rosario, jugando muy bien, en el que Jorge Racca y [Alejandro] Montecchia fueron los destacados, como siempre. Y el segundo, en Grecia, estuvo muy parejo. Creo que perdimos por 6 puntos [78-73]; estuvimos muy cerca del segundo triunfo y de ser campeones. Después, en el tercero, nos ganaron por una amplia diferencia [101-76]. Panathinaikos era un gran equipo, de grandes jugadores, y me tocó tener enfrente a Hugo Sconochini y Marcelo Nicola, algo que fue un placer para mí".

Sucedió en 1996, hace 19 años, pero Andrés Nocioni, que aunque andaba apenas por los 16 ya tenía minutos en competencias trascendentes, lo recuerda bastante bien. Su Olimpia, de Venado Tuerto, el campeón de la Liga Sudamericana, cayó frente al poderoso Panathinaikos, de Grecia, por la Copa Intercontinental. Un trofeo que tras esa definición quedó en el congelador por 17 años, hasta 2013, y que hoy puede ganar Chapu. Su Real Madrid, el campeón de la Euroliga, irá por él a las 12 (transmitirá DirecTV), cuando en el Ginásio Geraldo José De Almedia, de Ibirapuera, se enfrente con Baurú, el ganador de la Liga de las Américas y del primer choque de esta serie de dos, anteanoche, por un electrizante 91-90 tras remontar 17 puntos de desventaja.

Para el argentino, la Intercontinental sería el broche de oro de una temporada casi perfecta en lo colectivo y lo individual. Ya colectó cuatro copas y el premio MVP de la final de Europa con la camiseta merengue, más la clasificación olímpica con la argentina. A los 35 años, algo casi soñado... "Bueno, vine a Real Madrid para eso. No sé si esperaba ganar todos los títulos, pero vine con ambición de jugar finales, y por suerte estoy jugando todas las posibles. Estoy muy feliz por esa decisión. Esperemos que se dé otro título", respondió ayer a La Nacion en el estadio.

El conjunto español necesita vencer por dos o más tantos para conquistar por quinta vez un trofeo que levantó en 1976 (en Buenos Aires), 1977, 1978 (en la capital argentina y ante Obras Sanitarias) y 1981, año en que derrotó a Esporte Clube Sirio en el mismo escenario donde hoy procurará otro corte de redes. La Intercontinental nació en 1966, pero, difícil de organizar su disputa, se la puso en juego 24 veces, incluida la actual. Lo principal ya está en el bolsillo: "Lo más difícil es ser campeón de Europa. El nivel de allá es altísimo y hay jugadores que están pisando la NBA o han vuelto de ahí. Pero para mí es un honor estar en esta competencia". Anteanoche actuó casi 10 minutos y anotó apenas 4 tantos. Pero hoy volverá a la cancha para ser el toro que suele ser, lograr un trofeo que pocos pueden disputar y, de paso, sacarse una espinita de casi dos décadas.