JJ.OO. de Beijing: entrenaba en la pista de hielo de un shopping y hoy es el primer mexicano en llegar a una final

Una guirnalda de flores de distintos colores, típica de México, decora una pista de patinaje sobre hielo dispuesta en uno de los shoppings de la ciudad de León. Allí patinan niñas y niños, y también grandes. Y entre ellos se entrena Donovan Carillo, el mexicano de 22 años que revoluciona los Juegos Olímpicos de Beijing por ser el primer patinador de su país en participar de la competición individual masculina en 30 años. Y no solo eso: ya se clasificó a la final.

Carillo se mudó a León a los 13 años junto a su entrenador Gregorio Núñez, desde Guadalajara, en busca de esa pista que, pese a estar siempre concurrida y tener hielo de menos calidad que las profesionales, guarda sus entrenamientos.

“Puede haber todo tipo de gente, así que tenemos que tener mucho cuidado para evitar accidentes. Entrenar en una pista donde existen cierto tipo de distractores y situaciones, como patinar con música todo el tiempo, hace que el entrenamiento se vuelva un poco más desafiante”, cuenta Carillo en el documental Winter Tracks emitido por el canal oficial de los Juegos Olímpicos.

Allí queda plasmado el esfuerzo extra que este mexicano -que traza sus rutinas en distintos espacios públicos para perfeccionarlas- tuvo que hacer para llegar a lo más alto del deporte con respecto a otros competidores. No solo por su mudanza, sino también por la búsqueda del financiamiento para poder seguir con su carrera.

“Fue muy difícil económicamente. Dejamos de ir un mes. Le decía a Goyo [por el entrenador] ‘van a ir al siguiente mes, porque no se puede pagar el hielo’. Ahí nos ayudó Goyo en no cobrarnos las clases”, relata en el documental Diana, la mamá del ahora patinador profesional, sobre esas dificultades iniciales. Su papá, Adolfo, dice que su hijo “los hace creer” a los mexicanos, que siguen cada paso de su carrera.

El vínculo de Carrillo con esta disciplina copada por estadounidenses, japoneses y rusos comenzó cuando acompañaba a su hermana a practicar gimnasia artística. Decidió inmiscuirse en el patinaje artístico tras enamorarse de Lisa, una pequeña que lo practicaba.

“Era un niño con ángel, con carisma”, cuenta su entrenador en la producción de los Juegos Olímpicos sobre el pequeño Carillo, cuando todo comenzó.

Las figuras que este joven mexicano marcó en el hielo chino, vestido con un traje negro con destellos dorados, no solo emocionaron a sus compatriotas sino que también le dieron el pase a la final de este jueves.

Con esa performance que lo ubicó número 19 en la grilla obtuvo también la mejor puntuación de su carrera: 79,69 puntos. Así, superó su récord de 73,91 puntos, con los que consiguió la plaza para las Olimpíadas en el Mundial 2021.

Dispuesto a pulir su rutina para la final y esperanzado con que más niños y niñas de México encuentren en su historia la motivación para perseguir sus sueños, Carrillo aseguró -según Olympics.com- después de terminar la competición clasificatoria: “Una de mis primeras emociones cuando acabé mi programa corto es que no quería que terminara. Estaba siendo un momento muy especial y estaba disfrutando al máximo lo que más amo en la vida, que es patinar”.

Previo a su desembarco en China, este joven que busca resaltar en sus programas la cultura mexicana y que sufre vivir lejos de su familia expresaba: “El miedo en el deporte es algo constante pero con la práctica vas dominando ese miedo hasta que logras tomar al toro por los cuernos y, para mí, eso es un gran motivante y también un objetivo que tengo para los Juegos Olímpicos: hacer historia con las mejores presentaciones que he hecho hasta el día de hoy”.

Un tiempo antes de ser abanderado de su país durante la presentación de las selecciones también contaba que ver la bandera mexicana flamear en Beijing sería algo muy especial. Decía: “Detrás de eso está el sueño de un niño que nunca se rindió”.

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