El 9 y el 10, en un viaje de 20 años
"¿Qué hiciste, Gonza? ¡La colgaste!" .
Transcurrían los últimos meses del viejo milenio y una publicidad televisiva de Peugeot mostraba a Agustín Pichot pasándole de palomita una pelota de fútbol a Gonzalo Quesada y a este, ante la mirada quejosa de unos chicos, pateándola de drop por arriba de unos edificios, generando el reclamo del subcapitán de los Pumas . Era uno de los tantos efectos de la "pumamanía" de ese época, correlato del quinto puesto en Gales 1999. Esa generación de la década de 1990, golpeada por derrotas y goleadas, jugando en inferioridad de condiciones contra las potencias ya profesionalizadas, abrió la puerta a una alta competencia que se había tornado inalcanzable. Si bien 2007 implicó un antes y un después, 1999 fue la punta de ese hilo conductor.
Si el rugby nacional participara en el Facebook Challenge de 10 años mostraría una foto muy distinta a la de ahora. En 2009 eran otorgadas las primeras becas y se esbozaba Pampas XV. Y si el algoritmo se estirara a 20 años, veríamos una diferencia tan abismal como la que existe entre la tecnología de 1999 y la de 2019. Los Pumas llegaron a aquella Copa del Mundo con una inmensa mayoría de amateurs, un staff técnico que se evaporó dos veces en los anteriores 12 meses y una UAR en bancarrota y encerrada en decenas de internas.
De aquella primera vez que se atravesó la fase inicial, tras las tempranas eliminaciones en 1987, 1991 y 1995, hay una fuerte conexión con la actualidad. Pichot, vicepresidente de World Rugby, es quien viene diseñando la estructura, la política y la economía del rugby argentino, desde que dejó de jugar, mientras que cuatro de sus compañeros de hace 20 años están al frente de tres equipos de la UAR: Mario Ledesma y Nicolás Fernández Miranda en los Pumas; Quesada en Jaguares e Ignacio Fernández Lobbe en Argentina XV.
No existiría el bronce de 2007 sin lo que generaron los Pumas de 1999, ni sin lo que la gran mayoría de ese grupo atravesó en la pronta eliminación en Australia 2003. El quinto lugar en Gales provocó el primer gran éxodo a Europa. Se fueron Quesada, Ledesma, Fernández Lobbe, Gonzalo Longo, Ignacio Corleto, Alejandro Allub, Diego Albanese, Felipe Contepomi, Eduardo Simone, Martín Scelzo, Octavio Bartolucci, Lucas Ostiglia. El primer gran cambio de paradigma.
A dos décadas de aquel momento en que los Pumas alcanzaron picos de popularidad, sobre todo tras la fabulosa y emocionante defensa del in-goal en los últimos 9 minutos frente a Irlanda en Lens, el rugby argentino está por protagonizar otro hito en su camino a la alta competencia profesional. A la Copa del Mundo de 2015 arribó por primera vez jugando un torneo anual, el Championship. A Japón 2019 llegará ostentando por primera vez una franquicia, la del Súper Rugby.
Quesada, que este sábado debutará oficialmente al frente de Jaguares, tendrá junto a su amigo Juan Fernández Miranda y a Andrés Bordoy dos tareas: competir de igual a igual en el Súper Rugby y dosificar la energía de un grupo de jugadores que después afrontará el Mundial. Un lindo desafío para quien es un excelente armador de grupos y que tiene el pedigree técnico de haber sido campeón del Top 14 al frente del Stade Français.
Pichot y Quesada fueron compañeros de colegio –camada 1974– pero nunca amigos; más bien, anduvieron distanciados, aunque fueron por años la pareja de medios del seleccionado. Forman parte del viaje que nació hace 20 años y que vuelve a encontrarlos, en diferentes funciones, enrolados con compañeros de esos Pumas que dieron la puntada inicial hacia este presente opulento de competencia de alto nivel mundial.
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