A la cancha con LA NACION: Los detalles en los errores de la selección en los goles de Brasil
La Argentina no hizo un mal partido ante Brasil, pero se fue con las manos vacías de la Copa América. Terminó perdiendo por errores puntuales defensivos, aunque eso no implica que haya defendido mal como equipo. Y tampoco tuvo tanto peso en el ataque; porque tuvo dos situaciones de riesgo en las que los palos le negaron la anotación, pero (en el juego) el conjunto de Lionel Scaloni apenas generó cuatro aproximaciones. Poco para el caudal ofensivo con el que salió a jugar en Belo Horizonte.
Se habló mucho en la previa sobre si el entrenador argentino iba a sostener al tridente ofensivo compuesto por Lionel Messi, Lautaro Martínez y Sergio Agüero. Al final lo hizo, con la intensión de mantener el esquema 4-3-1-2, aunque esta vez los puntas tuvieron que hacer un sacrificio mayor. En gran parte del primer tiempo, la línea defensiva de la Argentina se ubicó en campo propio, y cumpliendo con un retroceso en el que, más de una vez, el Kun Agüero quedaba como volante derecho o doble 5 más adelantado; y lo mismo sucedía con Lautaro Martínez, que bajaba casi a la línea de De Paul o Acuña.
Hasta los 25 minutos de la primera etapa, si bien la posesión del balón estaba bastante repartida (49,8 % para Brasil y 50,2 % para la Argentina), el conjunto de Scaloni trató de defenderse ubicándose 4-1-4-1, con Messi quedándose como falso 9 (por el centro, el más adelantado) y luego una segunda línea de oposición con Agüero, De Paul, Lautaro Martínez y Acuña; y Paredes como 5 tapón entre los futbolistas mencionados y la última línea, compuesta por Foyth, Pezzella, Otamendi y Tagliafico. Si iba a jugar con esa estrategia, ¿no hubiera sido mejor cambiar algunas características, como incluir a Guido Rodríguez como N° 5, adelantar a Paredes y que De Paul juegue como mediocampista por la derecha?
El objetivo era claro: taparle las bandas a un Brasil que se para 4-2-3-1, ya que tanto por la derecha (el tándem Dani Alves y Gabriel Jesús) como por la izquierda (la sociedad compuesta por Alex Sandro y Everton, luego Willian) tiene su principal poder de desequilibrio. La contra de esta estrategia es que, cada vez que la Argentina recuperaba la pelota con superioridad numérica por las bandas, el arco de Alisson le quedaba a 70 metros. Así y todo un buen contraataque de Messi con Agüero pudo ser más peligroso de lo que fue (tras una recuperación en colaboración con De Paul), pero parecían movimientos muy forzados y difíciles, más ante un Brasil que suele cerrarse bien y rápido, en bloque, y al que le hacen pocos goles.
Como se puede observar en el video, en la jugada del 0-1, se ve cómo la Argentina se defiende casi con todos los jugadores en su campo, pero así y todo Brasil termina convirtiendo con muy buenas ejecuciones técnicas. En el medio, hubo algunas decisiones desacertadas y fallas individuales de Paredes (se deja gambetear pasando de largo, en lugar pararse de frente para frenar al poseedor del balón), Tagliafico (suelta a Firmino), Otamendi (no llega al escalonamiento) y hasta de Pezzella, que apunta a cubrir correctamente la zona del primer palo, pero terminó pasado. Sobre el final del primer tiempo otra vez Paredes pasó de largo (lejos) ante un intento de marcar a Coutinho.
En el segundo gol, si bien nace de una polémica porque los futbolistas argentinos reclamaron penal sobre el Kun Agüero, cuenta con los errores de Foyth (falla el anticipo ofensivo y reacciona tarde para intentar cortar el contraataque, como si se distrajera) y después Pezzella, en lugar de esperar a Gabriel Jesús e intentar llevarlo "para afuera", le dio distancia de gambeta y lo intentó cruzar. Cuando un central está defendiendo tan lejos del área, lo aconsejable es ir retrocediendo pero sin sacar la mirada en el atacante y hacerle perder velocidad, esperar a estar cerca de la zona de Armani para intentar actuar. ¿Por qué? Allí el rival ya tiene menos metros para desequilibrar con la gambeta y, además, la Argentina trasforma esa defensa en un 3 vs. 2 porque Armani se suma como una oposición más. Y después la acción siguió con el intento fallido de Otamendi de marcar a un Gabriel Jesús que, por momentos, estuvo imparable para los zagueros argentinos. La jerarquía de Brasil fue superior.
Como se señaló antes, la selección no jugó mal ante Brasil, pero pagó demasiado caro errores puntuales defensivos y, más allá de las polémicas arbitrales, no estuvo del todo fino en el ataque. Generó mucho menos de lo que podía. No solo ante el equipo de Tite: en toda la Copa América, su promedio de llegadas a favor fue de 4,2 por encuentro. Demasiado poco para un equipo que tiene a Messi como capitán y volantes y delanteros con buen pie y capacidad de asociación.
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