Boca, de cara al desafío de volver a ganar la Libertadores: Angelici cumple en el mercado y la obligación ahora es del Mellizo

El 2018 de Boca se puso en marcha con una formación alternativa que perdió 3 a 2 en un amistoso ante Godoy Cruz. Un año que será muy importante y en el que hay grandes desafíos por delante. Es cierto, Guillermo Barros Schelotto, en un acto fallido que le arrebató el típico casete, destacó la Supercopa ante River del 14 de marzo, en Córdoba, por sobre el torneo, dos objetivos que están en la mira del Mellizo. Sin embargo, ni él ni nadie se dejan engañar. Hay una prioridad que está por encima de las demás: una Copa Libertadores que ahora sí no se puede escapar. La presión se empieza a sentir porque hinchas y dirigentes necesitan levantarla por séptima vez.

Los máximos responsables de la institución de la Ribera le dieron todo lo que necesitaba. Refuerzos de jerarquía como Carlos Tevez, Wanchope Ábila, Emmanuel Mas y Julio Buffarini, y aún hacen lo imposible por terminar de darle el gusto con la contratación de Gustavo Gómez, algo que seguramente se termine concretando. Si los resultados no son exitosos, a Daniel Angelici, continuamente cuestionado durante sus ya seis años de mandato, no le podrán decir nada: negoció rápidamente para que las incorporaciones estuvieran a disposición en el inicio de la pretemporada. Sólo no pudo concretar la vuelta de Ricardo Centurión (pese al deseo del jugador), aunque quizá no lo lamente tanto porque se evitó a futuro un potencial problema de indisciplina.

La responsabilidad le pertenece ahora al DT. Y con el retorno de Carlitos como bandera de tantos refuerzos de jerarquía, el Mellizo ahora no podrá escaparle a la obligación de ganar el torneo continental. Como alguna vez ya sucedió públicamente?

El 12 de julio de 2016, dos días antes de quedar eliminados en las semifinales por el humilde Independiente del Valle, de Ecuador, en aquella recordada serie tan insólita, en la que Boca perdió los dos encuentros, Barros Schelotto sostenía en conferencia de prensa: "No sentimos la obligación de ser campeones sí o sí". Aquello hizo que tenga un altercado con un periodista que expresó en voz alta la sorpresa que le generó esa frase. Es evidente que Guillermo suele dar mensajes a sus jugadores a través de las cámaras, algo que parece poco entendible. Pero el mismo mensaje le llega a sus hinchas, que también pudieron haberse sorprendido de la misma manera.

Lo cierto es que esas palabras, en ese momento, bien pudieron ser perdonadas. Los mellizos habían tomado un plantel que no habían formado y debieron meter en el equipo, por nombres y trayectorias, a jugadores que nunca les convencieron, como Agustín Orion y Daniel Díaz, pero que eran indiscutibles. Más que un objetivo primordial, para Boca esa Copa se trataba de un certamen en el que trataría de sobrevivir el mayor tiempo posible. Por eso aquel abrazo inolvidable entre Tevez y los mellizos tras la victoria por penales ante Nacional, de Uruguay, en los cuartos de final y, posteriormente, la eliminación ante los ecuatorianos. Todo se explica en esas imágenes: el xeneize no estaba preparado para ganar la competencia de ese año.

Hoy la situación cambia considerablemente. Guillermo y Gustavo llevan casi dos años siendo la cabeza del cuerpo técnico, sobre todo en el último semestre se vio cómo lograron impregnar en sus jugadores la atractiva idea ofensiva y, además, tienen por lejos el mejor plantel del continente. En consecuencia, la presión, que de por sí en Boca ya es enorme y constante, ahora se expande con más fuerza. No sólo es periodística, tal como muchos querrán asegurar en este tiempo. También proviene desde tres lugares fundamentales.

Se cumplieron 10 años desde la última vez que el club fue campeón de América y, de ese modo, se desacostumbró a lo que estaba tan habituado: festejar.

Antes de la llegada de las incorporaciones tan importantes que ahora visten la camiseta azul y oro, el equipo de Guillermo ya tenía un gran nivel y una considerable jerarquía. Además de eso, no hay que dejar de remarcar que, mientras se esté disputando la Libertadores 2018, el equipo contará con las recuperaciones del capitán Fernando Gago y el goleador Darío Benedetto. Pero no todo termina ahí: puede llegar Gustavo Gómez, pero también se mantiene en los pasillos de la Bombonera el nombre de Nicolás Gaitán. La calidad y, por ende, la obligación seguirán aumentando desde el plantel.

Desde la dirigencia parece estar todo claro. Creen que le dieron todas las herramientas necesarias al cuerpo técnico como para hacer un buen papel. Por eso, la ecuación es fácil y Daniel Angelici, sin ocultar nada, la advirtió durante la conferencia en la que presentó a Wanchope y Buffarini: "Sería bueno que en el fútbol argentino haya proyectos a mediano y largo plazo. Pero en estos diez años en el fútbol, por la manera en la que los argentinos viven el fútbol, me parece que los resultados influyen más. Espero que a Guillermo le vaya bien, porque si le va bien, él va a seguir. Si los resultados no se dan, la relación se desgasta y hay que tomar una decisión".

También hay presión desde el hincha. Se cumplieron 10 años desde la última vez que el club fue campeón de América y, de ese modo, se desacostumbró a lo que estaba tan habituado: festejar. Porque aunque lo celebró, el fanático boquense no se conforma con títulos locales. Quiere más. Sobre todo porque River tuvo muchos éxitos internacionales en el último tiempo. Es por eso que será casi imposible que el hincha acepte otro fracaso. Aunque con este plantel que se formó, aquello sería todavía más duro y traumático.

El Boca de los Barros Schelotto comenzó el año. Uno con plenas obligaciones. Se verá si Guillermo está a la altura de las circunstancias. Ganar la Copa Libertadores es la obsesión más grande. Y el único camino para que haya Mellizo para rato.