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Boca empieza a darle alas a Aaron Molinas, el enganche que miraba videos de Gago y ahora escucha a Riquelme
Debilidad de Sebastián Battaglia, el conocimiento mutuo le dio un lugar en el nuevo equipo que se está formando
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Pudo ser de Vélez y River lo tuvo en sus manos, pero es Boca el que empieza a disfrutar su crecimiento en la primera división. Aaron Molinas vive su felicidad con calma. Porque así se maneja: como en la cancha, es consciente de que la pausa en la vida es importante para no chocar contra la pared. Y Sebastián Battaglia, el entrenador xeneize que lo terminó de formar en Reserva y hace dos partidos está a cargo del plantel profesional, será una herramienta importante para que aspire a volar alto detrás de la gloria.
Claro que nada comenzó ahora, de repente. Su nombre está en la cabeza de los que han pisado el predio de Ezeiza en los últimos años. Quizás, fue aquella foto con Lionel Messi, en la última preparación de la selección argentina para el Mundial de Rusia 2018, lo que impulsó la curiosidad sobre quién era: fue sparring de aquel equipo conducido por Jorge Sampaoli. Ya había firmado su primer contrato con Boca, un gran logro.
Las buenas noticias no frenaron. Apenas Gustavo Alfaro asumió a la dirección técnica, en enero de 2019, lo incluyó en la primera pretemporada y en el listado de la Copa Libertadores, aunqueno tuvo minutos. Lo mismo se repitió con Miguel Ángel Russo en las ediciones 2020 y 2021, pero el técnico recientemente echado sí notó sus cualidades y lo hizo debutar en la primera fecha del Torneo 2021.
Su mejor momento es el actual. Su sueño, el que surgió de pequeño cuando tomó noción de lo que significaba el rodar de la pelota en Lomas del Mirador, se está cumpliendo y con creces. Es uno de los juveniles sensación por estos días. Ya no se trata sólo de formar parte del plantel xeneize o de jugar sus primeros minutos con la camiseta azul y oro, sino también a sentirse protagonista por la consideración de Battaglia.
Fue un camino largo y con desilusiones. Categoría 2000 (21 años recién cumplidos), creció en el baby fútbol de Flecha de Oro y Deportivo Estrella, dos fuertes de su barrio natal. Cuando su potencial ya era innegable, su primera elección fue Vélez, pero la búsqueda no fue recíproca. Más tarde iría a River, que lo aceptó sólo por un tiempo: no se convencieron de sus condiciones y lo dejaron libre.
En 2011 llegó a Boca con 10 años. La química fue otra. El club lo albergó y él lo aprovechó. Obvio, en el xeneize se exige un sentido de pertenencia y, entonces, Molinas estableció quién sería su espejo: si bien su admiración por Juan Román Riquelme -hoy líder Consejo de Fútbol- es muy grande, su gran referente es Fernando Gago.
Dos jugadores diferentes, pero con un concepto futbolístico en común. Acaso, el que describe también a Aaron. En primer lugar, su principal posición es la de enganche. Por ende, es común que lo vinculen a la gran historia del ex ‘10’, algo que siempre lo avergonzó pese a la idolatría: prefiere dejar su propia marca, sin comparaciones.
En cambio, la imagen de Gago lo ayudó para salir de su zona de confort y acoplarse a otros sectores familiares que fueron convirtiéndolo en un todoterreno. Encima, con el ahora entrenador de Aldosivi llegó a compartir entrenamientos: jamás se animó a contarle que de niño pasaba horas mirando videos de sus jugadas.
El progreso en la cancha
En las inferiores ha jugado de ‘5’, ‘8’ y hasta de lateral derecho, puesto en el que Russo lo utilizó en algunas prácticas. Así es como, por ejemplo, ante Unión jugó de volante por derecha; con Talleres, por izquierda; frente a Platense, de conductor puro. No es una casualidad que -en 2018- alternara de 5ta a la Reserva.
En todas esas posiciones, el N°16 mostró un mismo patrón: el del atrevimiento para las sociedades y la generación de juego, aunque la banda lo limitara. Battaglia lo conocía mejor y -ante el Calamar- lo colocó en el puesto que mejor le sienta y fue uno de los destacados del triunfo (3-1).
“Soy un volante ofensivo con pase, pausa, técnica y visión para la creación. Se podría decir que soy un generador de juego. No de los gambeteadores, sino de los que piensan y juegan más pausados”, se describió sin timidez en entrevistas pasadas.
Al ex entrenador de la Reserva no parece temblarle el pulso. De hecho, ya lo había advertido: “El que está mejor, juega”. Antes de ser partícipe del éxito en Vicente López, Battaglia confió en él para que -desde el banco- destrabara la igualdad con Patronato: además del remate cercano de media distancia –que parece una costumbre en él-, metió un pase filtrado (sobre el final) para el centro de Zeballos y el cabezazo letal de Vázquez.
Battaglia le pide que juegue suelto y él cumple en todo sentido: no sólo en la posición, sino también desde su total desparpajo. No muestra temor a encargarse del juego del equipo: por algo, el Consejo le renovó el contrato en diciembre pasado hasta fines de 2025.
A falta de confirmaciones para recibir a Racing este domingo y con sólo cuatro encuentros de titular, Aaron Molinas parece haberse ganado ese lugar que Boca necesita para encontrar un futuro más prometedor.
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