Brasil redescubrió la fórmula del éxito en el comienzo del ciclo Tite

QUITO, Ecuador.- Se revitalizó Brasil con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río, el único título que estaba ausente de sus vitrinas, y el envión alcanzó al scratch en el relanzamiento del camino rumbo a la Copa del Mundo de Rusia 2018. Un contundente 3-0 sobre Ecuador, en Quito, fue la mejor carta de presentación para el ciclo Tite, el entrenador elegido para enderezar un rumbo que estaba extraviado en los días del resistido y desangelado Dunga. El mejor conductor que ofrecía la liga de los pentacampeones del mundo tenía la unanimidad de los torcedores y encontró en un rico plantel de futbolistas las respuestas que su antecesor no supo descubrir y, en oportunidades, hasta despreció. La jerarquía de Neymar fue el faro que alumbró a una selección que fue en aumento en su juego y terminó desarticulando a quien era sorpresa por resultados y desempeños en este comienzo de las eliminatorias.

El estadio Atahualpa se erige como una fortaleza para Ecuador y Brasil lo venía sufriendo desde 1983. El encanto se rompió para los locales, que no impusieron sus condiciones ni el desequilibrio que explotan por las bandas con la velocidad y los regates de Enner Valencia y Jefferson Montero. El juego y el ritmo de la verdeamarela lo marcó Neymar, aunque la pieza que sobresalió en Quito fue Gabriel Jesus, el atacante por el que Manchester City desembolsó 32.200.000 de euros a Palmeiras y le extendió un contrato hasta 2021. De apenas 19 años, fue uno de los mejores socios que descubrió Neymar en Río; la fórmula volvió a ser explosiva a menos de dos semanas del cierre de los Juegos para felicidad de Tite.

Con un penal que el arquero Domínguez le cometió a Gabriel Jesus, con una explosiva carrera que dejó en evidencia la enorme diferencia de velocidad con el zaguero Arturo Mina, Neymar, como hace 12 días en la final en Río, destrabó el resultado. El gol del crack, teñido al igual que Messi, su amigo y compañero en Barcelona, rompió un molde que se estaba resquebrajando. Para ese momento, eran cosas del pasado las intenciones de Ecuador de arrinconar a la canarinha, de hacerle sentir el rigor de la presión y la altura. Del susto ante la ocasión que desaprovechó Felipe Caicedo, en el inicio, pocos rastros quedaban; la figura de Alisson, que respondió ante Bolaños, Montero y Noboa, ya no era requerida. Brasil era dominador y la cuenta pendiente fue descubrir la llave para abrir el camino de la victoria, ésa que encontró Neymar.

Si el gol de Ney hacía la cuesta más compleja, la expulsión de Paredes significó terminó por restarle consistencia a la reacción ecuatoriana. Fue por más Brasil, porque esta nueva versión entiende que el negocio es jugar lo más alejada de su área. Con Coutinho como tercer eslabón de la cadena de juego que venían estableciendo Neymar y Gabriel Jesus, pero que también se sostenía con las tareas de Renato Augusto y Paulinho y las escaladas de Dani Alves y Marcelo.

El que desempolvó Brasil fue el mejor cierre que pudo imaginar Tite. Dos goles en seis minutos, entre los 42 y 48 del segundo tiempo, consolidaron el juego y le ofrecieron vuelo y presencia goleadora a Gabriel Jesus: primero, tras conectar con un tacazo un desborde de Marcelo que Mina no pudo bloquear; el remate se desvió en Walter Ayoví y dejó estático a Domínguez; en el descuento, Neymar lo asistió y la joven estrella, desde el borde del área, colgó la pelota en el ángulo, muy lejos de la estirada del guardavalla.

Brasil desanda un proceso de cambio. Una nueva era empezó a caminar la verdeamarela con Tite, el elegido para que los fracasos encadenados en el Mundial 2014 y las dos últimas Copa América queden sepultadas por Neymar y compañía.

Gabriel Jesus, el chico de los 32 millones de euros

De figura de Palmeiras a refuerzo de Manchester City. "No podía tener un estreno mejor. En los últimos tres años, todo es nuevo para mi. Me voy feliz por el gol y la actuación del equipo", dijo Gabriel Jesus, autor de dos goles.