Cómo los negocios de la barra brava provocaron una crisis en Temperley

La seguridad de Laureano, su hijo de 9 años que en diciembre del año pasado recibió un riñón de su papá, fue fundamental para que Hernán Lewin abandonara una gestión de más de cuatro años en Temperley. La presión de la barra para lograr un canon mensual cercano a los 70.000 pesos, una custodia permanente en la puerta de su casa y las reiteradas amenazas tanto a él como a su familia, fueron motivos más que suficientes para que el dirigente dijera basta.

Dos reuniones con Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora; un apoyo explícito de gran parte del arco político de los presidentes del fútbol argentino; respaldos de Guillermo Madero, Director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, y de Juan Manuel Lugones, titular del Aprevide; reiterados abrazos contenedores de su Comisión Directiva. Nada fue suficiente para revertir la decisión de Lewin, que el lunes por la noche presentó su renuncia a la presidencia de Temperley.

Además del reclamo de 70.000 pesos, las exigencias de la nueva conducción de la barra de Temperley incluían la gestión de los trapitos para los estacionamientos durante el día del partido, el manejo del remozado buffet y la administración para la venta de ropa oficial de la institución.

La declaración de guerra, con los barras subidos al alambrado para interrumpir el partido ante Independiente, el pasado sábado 22 de octubre, puede tener continuidad mañana, cuando Temperley reciba en el estadio Alfredo Beranger a Olimpo, un rival directo en la lucha por permanecer en primera.

"Este es un mensaje de despedida para todos los hinchas del ?Cele'. Lo estuve pensando varios días y hablando con gente que me quiere y he tomado la decisión de dar un paso al costado en mi cargo de presidente del club", fue la frase que eligió Lewin para iniciar su despedida a través de su cuenta de Facebook.

Pasaron más de cuatro años desde junio de 2012, cuando el joven empresario sanisidrense del turismo estudiantil se embarcó en la tarea de liderar el club, al que rescató de una potencial quiebra y un posible descenso a la Primera C, hasta depositarlo por tercera vez en su historia en la elite del fútbol nacional.

La pasión celeste que heredó de su ex suegro, vecino de Temperley, nació luego de que Lewin llegara al club para jugar al básquetbol, un deporte en el que no llegó a destacarse como jugador pero que le abrió la puerta para luego colaborar en las distintas áreas de la institución del sur del conurbano bonaerense.

El 24 de junio de ese año, con un club inmerso en una crisis institucional y económica inédita que derivó en la renuncia del entonces titular Mauro Morrone, Lewin fue proclamado presidente como candidato de la lista "Unidos por Temperley", la única que se presentó para esta jornada electoral.

Desde aquel club con poco menos de 3000 socios a este que lleva adelante la campaña para alcanzar los 15.000, el club Gasolero cambió mucho. En el estadio se edificó la tribuna de las vías, bautizada como Mariano 'Pepe' Biondi, y se terminó la concentración para el plantel de primera. Se recuperaron disciplinas como handball, voleibol, hockey (con canchas de césped sintético) y básquetbol, dónde se logró llevar al equipo hasta el Torneo Nacional de Ascenso

Todo este crecimiento de Temperley no fue suficiente para impedir el adiós de Lewin, que ayer delegó la conducción en la Comisión Directiva, con una conducción del primer vocal Martín Vila.

Malestar que iba creciendo

Una salida que venía anticipándose desde hacía algunas semanas

"No me voy a quedar a pelear, no soy (Javier) Cantero. No pienso convivir con la barra", había anticipado Lewin en declaraciones televisivas, tras los episodios en el partido ante Independiente.

Las disputas llegaron hasta el frente oficial

Se cruzó a través de los medios con Javier Medín, integrante del Comité de Regularización de la AFA, que había cuestionado la manera en la que Temperley ascendió a Primera.

Lewin había alcanzado protagonismo en el frustrado proceso eleccionario de AFA

Lewin era uno de los más enfáticos propulsores de la candidatura de Marcelo Tinelli en aquella elección de diciembre pasado que terminó 38 a 38 después de que votaran 75 asambleístas.