De Guede a Aguirre: un Ciclón más mental y con menos vértigo

Es apenas una primera impresión, algo que se decanta de los amistosos que jugó el equipo en Costa Rica, indicios que se observaron también ayer en el debut oficial de Diego Aguirre al frente de San Lorenzo, en la victoria ante Unión de Sunchales 3-1, por los 32os de final de la Copa Argentina. Se verá otro San Lorenzo. ¿Mejor al de Pablo Guede? El tiempo lo dirá, lo que sí pudo analizarse es que el uruguayo mantiene los nombres y hasta los sistemas tácticos de su antecesor, pero apunta, desde las búsquedas, a un juego más pensante y con menos vértigo, sin tanto ida y vuelta y con decisiones que se adapten mejor a los momentos de cada partido.

Al menos por ahora, Aguirre se conforma con tomar la base dejada por Guede. Si bien en la pretemporada y algunos amistosos ensayó con el dibujo 4-3-3, ayer en su presentación se la jugó con el que impuso Guede en el fútbol argentino: 4-1-3-2. Las diferencias fueron las salidas de Julio Buffarini (se fue a San Pablo; ayer actuó como lateral derecho el juvenil Brian Mieres y el puesto sería del refuerzo Mathias Corujo), la preferencia de la experiencia de Fabricio Coloccini por encima de la de Angeleri para el puesto de primer central, y la aparición de Juan Mercier como titular (aunque ayer jugó Franco Mussis).

Si bien el equipo creó ayer nueve situaciones de gol y anotó en tres de ellas, todavía le está costando al Ciclón mantener regularidad en su juego, aunque es lógico porque una cosa es el ritmo de preparación, por más exigente que sea, y otra es el ritmo de la competencia oficial, incluso más allá de que el adversario sea de una categoría inferior: Unión juega en el torneo Federal A. El próximo rival en los 16os será Douglas Haig.

¿Qué se vio del nuevo San Lorenzo desde las intenciones? Asumir el protagonismo con la proyección de los laterales y el buen manejo de la pelota, pero a un ritmo menos frenético del que buscaba Guede. Mayor tenencia del balón y paciencia, idas y vueltas menos eléctricas. En eso será clave si vuelve a juntar como doble 5 la pareja preferida de Edgardo Bauza: Mercier-Ortigoza. Son ellos, sobre todo, quienes pueden manejar el termómetro del equipo desde el oficio que les da el recorrido. Si a Guede le gustaba defender mano a mano, a Aguirre no tanto. Un detalle a corregir en el retroceso lo encuentra en que la pareja de centrales de ayer, Coloccini y Caruzzo, terminaron ubicándose demasiado cerca de Torrico en algunos avances de Unión. Y les faltó frescura en algunos cruces.

Los intentos de desbordes y centros al medio o atrás también los busca potenciar, como consiguió ayer dos de los tres goles. Algo de eso ya tenía con un Cerutti que fue imparable durante el ciclo anterior.

Además, Aguirre ve que los envíos largos para los piques de Cerutti por la derecha y de Blanco por la izquierda son una tentación para futbolistas con la eficacia en las entregas de Ortigoza y Belluschi, pero la idea es que los rapiditos no se fundan antes de tiempo. De un pelotazo de Coloccini nació ayer el golazo de Cauteruccio, por ejemplo.

“El equipo me gustó por momentos, creamos situaciones, pudimos generar transiciones rápidas de defensa a ataque y vi a varios jugadores en buen nivel. Vamos bien”, explicó Aguirre tras el partido. En el fondo, sabe que necesita que Blanco y Cerutti conviertan más goles, pero cuando el equipo defiende en bloque y sale rápido de contragolpe puede ser muy peligroso. El contraataque es uno de los recursos que más se acerca a las características de los ofensivos del Ciclón.

¿Qué cosas mantiene? La mayoría de los nombres. Y esto ofrece una lógica teniendo en cuenta que el San Lorenzo de Guede llegó a la final del torneo anterior. Ayer arrancó con el 4-1-3-2, pero cuando entró Cauteruccio por Cerutti se modificó la característica de los avances: no hubo tanta búsqueda por afuera, sí más centralizada para el doble 9. Y con el ingreso de Romagnoli por Blandi pasó a jugar 4-2-3-1, con Belluschi, Romagnoli y Blanco por delante de Ortigoza-Paulo Díaz y con Cauteruccio como máxima referencia de ataque. Y las pelotas paradas las sigue ejecutando Belluschi. Lo que vio que estaba bien, claro, no lo piensa modificar.