Deportivo Cali-Vélez, por la Copa Sudamericana: el Fortín goleó y está en los cuartos de final

Dos jugadores, dos victorias. Si en el 2-0 en la ida frente a Deportivo Cali por la Copa Sudamericana el futbolista del partido había sido Thiago Almada, en el partido de vuelta el protagonismo se lo llevó Lucas Janson. Entre los dos definieron la serie de 180 minutos en favor de El Fortín. En Colombia, el ex Tigre hizo dos goles y cedió uno en el 5-1 del equipo dirigido por Mauricio Pellegrino.

A la jerarquía de los argentinos, el conjunto colombiano le opuso un solo jugador de renombre, que también tiene DNI albiceleste: Agustín Palavecino. El enlace surgido en Platense fue lo mejor de su equipo. Si bien perdió la pelota en el cuarto gol de los de Liniers, el 10 del conjunto verdolaga jugó e hizo jugar. Pero estuvo solo. Tal como había ocurrido la semana pasada en el José Amalfitani.

Además de tener a Janson, otra de las virtudes de Vélez fue tomar todos los regalos que le dio el equipo colombiano. El primero, cuando no se habían jugado ni diez minutos. El uruguayo Hernán Menosse cometió un pecado capital y no vio en su radar a Janson, que pellizcó la pelota. Después, cuando el balón tocó el césped, el ex Tigre remató de derecha sin pensar y convirtió el primer gol del partido. Esa conquista obligaba al Cali a convertir cuatro. La serie quedaba cuesta arriba. Y todo parecía demasiado empinado para los locales.

El resumen de Cali 1 vs. Vélez 5

Más aún cuando, tras otro error de la defensa local, el propio Janson encontró petróleo en el área rival luego de un rebote en un córner. El 2-0 en el marcador terminó de tranquilizar al conjunto de Mauricio Pellegrino, que a partir de ese momento se dedicó a administrar la ventaja en el marcador y en la serie. Le bastaba con no cometer errores garrafales para sellar su pasaje a la siguiente fase.

Sin embargo, hubo cinco minutos de zozobra. Fue luego de que Palavecino armara una gran jugada a espaldas del mediocampo velezano y consiguiera poner algo de incertidumbre en el marcador con un remate esquinado, lejos del alcance del (buen) arquero Matías Borgogno.

En rigor, fue un espejismo. Porque los colombianos siguieron mostrando las mismas fallas en defensa y las desconexiones en ataque. Vélez, a lo suyo: laterales que muerden, mediocampo inteligente, velocidad en las bandas y criterio en sus hombres de ataque. Janson, el mejor de principio a fin. Otra pelota parada, esta vez un tiro libre, le dio a Vélez el tercer grito. Lo hizo un goleador impensado: el peruano Luis Abram estaba en el momento justo en el lugar indicado. Otro rebote, y un remate esquinado para terminar de finiquitar la serie.

El gol desanimó a los colombianos, que tiraron la toalla. Vélez hizo que el reloj transcurriera, sin volverse colorado ni complicarse. Sin estridencias. Y dispuesto a elaborar algún contragolpe para conseguir distanciarse aún más en el marcador. Está visto que tiene jerarquía en sus hombres de ataque. Janson, Almada y Tarragona, que alcanzó a convertir el quinto en tierras cafeteras luego de un centro de Ricardo Centurión, le garantizan goles.