El drama de Paulo Dybala: entró al rescate de Roma, se lesionó el tobillo, se agarró la cabeza y se puso a llorar

Paulo Dybala ingresó en el campo de juego a 30 minutos del final del partido, al rescate de la Roma, que perdía 1 a 0 con Atalanta, como visitante, por la 31a de la Serie A. El conjunto de la capital está peleando mano a mano con Milan el último lugar para la clasificación para la próxima Champions League. Está haciendo una muy buena campaña, además: está instalado en las semifinales de la Europa League. Liderado por José Mourinho y por la capacidad recuperada del cordobés. Sin embargo, se volvió a lesionar: un mal que lo atormenta en buena parte de su carrera.

El encuentro se jugó en el Gewiss Stadium, en la ciudad lombarda de Bérgamo, y los tantos de Atalanta los marcaron el croata Mario Pasalic (PT, 39m), el brasileño Rafael Toloi (ST, 29m) y el neerlandés Teun Koopmeiners (ST, 39m); descontó para Roma el italiano Lorenzo Pellegrini (ST, 38m).

El portugués dispuso de cuatro cambios en el mismo instante. Uno, el de Dybala por Gianluca Mancini, un defensor. El número 10 (con la camiseta 21) no fue titular porque el DT lo lleva de a poco, administra sus energías. Había sido determinante durante el alargue del choque copero anterior, frente a Feyenoord, de Países Bajos. Mostró chispazos de su clase en la derrota por 3 a 1 (un par de remates que pasaron por encima del travesaño), pero lo peor fue que se lesionó. Otra vez. Y el protagonista involuntario de la acción fue un argentino, José Luis Palomino. El defensor argentino ingresó por el albanés Berat Djimsiti, a los 27 minutos del segundo tiempo, mientras que su compatriota Juan Musso (arquero) fue suplente

Con extrema dureza (pero sin mala intención), el defensor surgido en San Lorenzo fue a cruzarlo abajo y le hizo una especie de palanca. Y rápidamente, Dybala sintió el impacto en el tobillo izquierdo. Faltaban unos 10 minutos, verdaderamente no podía seguir, pero continuó en el campo de juego. Rengueaba. Casi no podía pisar. Cuando acabó la faena (la derrota, la lesión), se tomó la cabeza entre sus manos y se largó a llorar. Según los estudios preliminares sería un serio esguince de tobillo, pero podría ser algo peor.

En Roma había vuelto a ser feliz. “Dybala encontró la alegría perdida. Hay un buen grupo, un entrenador que lo comprende y una afición que lo ama. Se nota en la cancha. Es cierto que puede jugar en los equipos más fuertes del mundo, pero halló un gran amor en Roma”, contó Mourinho, que lo trata como si fuera un padre. Y fue más allá. “Pienso que todo esto hace que, no digo haya renacido, pero que sea un nuevo Paulo en sus motivaciones. Soy feliz porque además del jugador que conocemos, es un chico fantástico, humilde, sencillo y que merece este cariño que siente aquí en Roma”, contaba, semanas atrás. El punto central no era su posición sobre el campo, ni siquiera sus asistencias, mucho menos su clásico festejo con los ojos claros relativamente cubiertos por su mano izquierda.

Es algo más profundo. “En su último año en la Juve, en mi opinión, había perdido un poco la alegría y aquí la volvió a encontrar. Encontró un buen grupo, un entrenador que lo entiende, un público que lo quiere y un espacio en el campo para ser líder por su calidad y personalidad. Ahora pensará que tiene calidad para jugar en los equipos más fuertes del mundo y, si es así, lo está haciendo bien, pero aquí ha encontrado la alegría”. Hasta que una nueva molestia física puede cambiarlo todo.

Todo ocurrió en el partido que cerró la trigésimo primera fecha de la Liga de Italia de fútbol, que lidera cómodamente Napoli. El encuentro se jugó en el Gewiss Stadium, en la ciudad lombarda de Bérgamo, y los tantos de Atalanta los marcaron el croata Mario Pasalic, el brasileño Rafael Toloi y el neerlandés Teun Koopmeiners; descontó el italiano Lorenzo Pellegrini.

En Atalanta, Palomino ingresó por el albanés Berat Djimsiti, a los 27 minutos del segundo tiempo, mientras que Juan Musso fue suplente. Con este triunfo, Atalanta llegó a los 52 puntos y se mantiene en la séptima ubicación; mientras que Roma se quedó con 56 unidades y se sitúa en el quinto puesto.

El blooper del arquero de Roma para el 3-1 de Atalanta

Roma había descontado por intermedio de Pellegrini (con un zurdazo desde afuera del área) y se ilusionaba con empatar el partido, pero tras un pelotazo largo llegó el error grosero de Rui Patrício. El arquero pretendió embolsar la pelota con sus dos manos, el efecto le hizo una mala jugada y el balón terminó resbalándose por encima de su cuerpo y así fue como Teun Koopmeiners, que había picado como delantero por la derecha, terminó convirtiendo con el arco en soledad el 3-1 para Atalanta.

José Mourinho dijo tras el partido: “Este es un equipo unido, que siempre enfrenta las dificultades juntos. Creo que la hinchada también está orgullosa del equipo. Terminamos el partido en nueve y pegamos un remate al palo buscando el gol hasta el final. Es muy difícil para mí ser crítico con el equipo”.

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