El susto de Jürgen Klopp, que perdió su anillo de bodas en medio de los festejos por la victoria de Liverpool

La inmensa algarabía del entrenador Jürgen Klopp en medio del campo de juego después de la victoria de su equipo, Liverpool, que superó a Newcastle por 4-2 por la vigésima fecha de la Premier League, se interrumpió abruptamente. El DT descubrió en pleno festejo que había perdido el anillo de bodas y en el mismo instante terminó abstrayéndose de toda la celebración.

Klopp había saltado a la cancha al finalizar el encuentro que marcó el cierre de la fecha y se regalaba aplausos en común con los hinchas, girando de cara a cada una de las tribunas de Anfield en las que estaban los fanáticos de The Reds. Todos habían disfrutado del juego, con un epílogo emotivo y tres goles de los locales en la segunda etapa para un triunfo que dejó a Liverpool en soledad en la cima de las posiciones. Sin embargo...

La intensidad de los aplausos del entrenador fue pasando de la firmeza y una pausa para golpearse el pecho del lado del corazón hasta mermar en forma repentina cuando notó que ya no tenía la sortija en su dedo anular. Entonces, la situación pasó de la alegría a la preocupación en un abrir y cerrar de ojos en Anfield.

El alemán comenzó a mirar hacia el césped y dar vueltas sobre el sector en el que se encontraba, mientras un personal de seguridad detectaba que el DT estaba en la búsqueda de algo. Se tomó la mano derecha, incrédulo, mientras fijaba la vista en el piso. Fue y vino, miró hacia los costados, tocándose la mano izquierda, y algunas palabras llegó a decir que funcionaron de advertencia para los más cercanos.

El resumen de Liverpool - Newcastle

En ese contexto, el 4-2 pasó rápido a un olvido temporal por unos segundos que le parecieron eternos. Tras la adrenalina de un partido con seis goles, un penal fallado por Mohamed Salah -que convirtió dos tantos- y un grito acallado a Luis Díaz por una milimétrica posición adelantada detectada por el VAR, se vio a un Klopp indefenso, en estado de inesperada tensión. Fueron apenas unos segundos, pero se lo vio muy preocupado en esos instantes.

Hasta que recuperó la sonrisa, poco después de pedirle ayuda al seguridad. Es que el camarógrafo que lo perseguía advirtió la situación, detectó con muy buena vista la presencia del objeto en el pasto y le señaló al DT donde estaba. Ante la certeza de tener la joya de nuevo en sus manos, el entrenador tomó el anillo del suelo, se acercó a la cámara y lo besó, sonriente.

Pronto, la sortija volvió al dedo y camino a los vestuarios recuperó la alegría y el contacto visual con los fanáticos. En ese contexto, y tras advertir el hecho muchos de los simpatizantes de Liverpool, los aplausos desde las tribunas esta vez en numerosos casos representaron una felicitación por haber recuperado la joya. Habrá que ver cuál fue la reacción de Ulla Sandrock, la esposa de Klopp desde hace 18 años, después de la inesperada escena.

Fue un final feliz para una noche de locos en Anfield. Liverpool arrasó desde el primer minuto con su fútbol vertical, sus triangulaciones y esa voracidad ofensiva que está en su ADN. Los visitantes, en cambio, se agazaparon para salir de contragolpe y se encomendaron a las manos y los pies de su arquero, el eslovaco Martin Dubravka. Hubo un penal atajado, un gol de billar, ¡18 aciertos! a los arcos, fútbol trepidante y el regreso de Alexis Mac Allister, que jugó los últimos 15 minutos. El 4-2 final en favor de los Reds hizo que los fanáticos festejaran por partida doble: por el triunfo y por el liderazgo en soledad en la Premier League. Además, el egipcio Mohamed Salah sobrepasó la marca de los 150 goles en la liga inglesa en su trayectoria.

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