Era un golazo, pero el árbitro sorprendió con su decisión: el increíble desenlace en una Liga Regional

“Goooooooooooool, golazoooooooooooooo”. “¡Qué bien le pegó Tapita Bazán, maestro!”. Es el domingo 7 de abril de 2024 y los gritos y los gestos de admiración abundan en la cancha del Club Sportivo Rivadavia Mutual Social y Cultural, de San Genaro, a unos 140 kilómetros de Santa Fe capital. Se está jugando un partido de liga amateur de fútbol, pero se vive como una fiesta. La entrada cuesta $ 3000. Todos quieren ganar. Nadie escatima la pierna. Se habla de festejos, del asado que se apostó. El fútbol no sólo es profesional en Argentina: abundan los deportistas que juegan por amor al fútbol literalmente, que ponen plata de su bolsillo. Es otra manera de sentir y vivir el deporte.

La Liga Regional Totorense (LRTF) es una de los organizadores de estos torneos. Aglutina el fútbol de la localidad de Totoras y de otras de la provincia de Santa Fe, a saber: Salto Grande, Serodino, Clason, Centeno, Lucio V. López, San Genaro, Monje, Puerto Gaboto, Cklarke, Pueblo Andino, Oliveros, Díaz y Barrancas. También han participado equipos de otras ciudades que no son de la zona de influencia de Totoras, como por ejemplo, San Lorenzo (de donde es oriundo Javier Mascherano), Maciel, Las Rosas, Bouquet (la tierra del Pato Roberto Abbondanzieri), San Jerónimo Sud, Bustinza, Pueblo Casas, Cañada Rosquín, Los Cardos, Roldán, Timbúes, Aldao y Luis Palacios.

Fundada en 1933, es una de las 19 ligas que tiene Santa Fe. El máximo campeón es Unión Fútbol Club, de Totoras, con 15 títulos, seguido, con 11, por Totoras Juniors, de la misma ciudad, y por Club Atlético Defensores, de Centeno. Y el último campeón es el Club Atlético Belgrano, de Serodino.

Se enfrentan el Club Sportivo Rivadavia Mutual Social y Cultural, de San Genaro, y Boca Juniors, de Serodino. El score está igualado 1-1, con goles marcados por Hernán Zanni para el local y Mariano Belén para el visitante. Boca tiene una inmejorable oportunidad a partir de un tiro libre cerca del área. Ideal para un diestro con buen pie como Tapita Bazán, el 10. Cuatro hombres en la barrera, uno más abierto y otro un par de metros detrás. El pie derecho de Bazán entra perfecto y la pelota pasa sin problemas el obstáculo. Va al ángulo derecho de la valla de Sportivo. El arquero se mueve hacia ese lado, mientras un defensor del equipo, que olfateó la jugada, retrocede justo en el momento del impacto. La pelota le queda alta y no advierte que detrás viene el arquero. La saca, o intenta hacerlo, con la mano como último recurso, pero no lo consigue: la desvía y es gol igual. Gol de Bazán. Gol de Boca de Serodino, cuyos jugadores, suplentes y cuerpo técnico empiezan a celebrar la victoria como visitantes por 2 a 1.

De golpe, todos se toman la cabeza. Discusiones, remolinos, insultos, una tarjeta roja al aire. Nadie entiende nada, hasta que se empieza a comprender lo inexplicable. El referí cobró penal del jugador de Sportivo. Lo cual era lógico si el defensor hubiera interceptado el remate y evitado el gol. Era penal y roja. Pero en realidad, lo que pasó fue que desvió la pelota, pero no pudo evitar el tanto de Boca de Serodino.

El referí sancionó penal y expulsó a dos jugadores, uno de cada equipo: Maximiliano Medina, de Sportivo Rivadavia, y Brian Guerra, de Boca de Serodino, Lo de Guerra fue por protestar y por gesticular. Es que la decisión había sido insólita y no pudo contenerse.

La jugada increíble y el peor final

Una vez que volvió la calma (de alguna manera), se procedió a la ejecución de un penal que nunca debió haber existido. Pero ahí estaba: ya había sido cobrado. Era el minuto 47 del segundo tiempo. Penal y a otra cosa. Para terminar de darle justicia a la historia. Se acomoda Rivas para ejecutar desde los 12 pasos. Y ahí, la última sorpresa para redondear una historia increíble: lo pateó afuera. Lo quiso asegurar cruzando el derechazo y terminó siendo casi un penal de rugby.

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