Pese a las virtudes, un póquer de caídas inesperadas terminó con el ciclo Vivas

Los números no presentan objeciones. En 56 partidos oficiales, el Estudiantes de Nelson Vivas obtuvo 29 victorias, 14 empates y 13 derrotas, una cosecha de unidades del 60 por ciento. Esa muralla de puntos, sin embargo, fue derrumbada por un póquer de derrotas inesperadas; la de Pacífico del Federal B, por la Copa Argentina, fue la que completó el juego, pero antes hubo otras.

Estudiantes, con Vivas como entrenador, presentó dos costados bien marcados. En torneos locales el equipo superó ampliamente las expectativas, y en las copas se frustró en instancias prematuras y ante equipos de menor envergadura.

Cara positiva. A pesar de que el club platense achicó notoriamente el presupuesto de su plantel superior de fútbol, el León -con el técnico saliente- elevó su productividad en el campeonato doméstico. Terminó tercero en el Torneo 2016 (se clasificó a la Copa Libertadores 2017) y se encuentra sexto en el certamen actual (lucha por ingresar nuevamente a la principal competencia continental). En los clásicos también aprobó: disputó cuatro, con dos victorias y dos empates.

Cara negativa. En las copas, Estudiantes defraudó. Y hubo cuatro caídas puntuales que atentaron contra el proyecto a largo plazo que pretendía la dirigencia. La primera mancha fue en la Copa Argentina de la temporada pasada: en octavos de final, el León no pudo doblegar a Unión y luego perdió en la definición por penales. A los pocos días, viajó a Córdoba y no pudo sostener el 1-0 que había conseguido en La Plata; derrota 2-0 ante Belgrano y despedida de la Sudamericana tras el primer cruce. Este año continuó la tendencia. Quedó fuera de la Libertadores en la etapa de grupos (aún se lamenta la derrota 2-0 contra Barcelona de Ecuador como local) y el domingo fue eliminado de la Copa Argentina luego de perder en el debut (3-2 frente a Pacífico de Mendoza, elenco de la cuarta categoría del fútbol argentino).

Primero aparecieron las críticas de los hinchas y luego actuó la comisión directiva. A pesar del acuerdo de palabra para extender el vínculo que vencía en junio, ayer por la mañana la CD le comunicó que no le renovarían el contrato. Vivas ni lo dudó: "Si no estoy en los planes, me voy ahora". Y así fue.

Dentro de un balance gris, lo hecho por Vivas es positivo. Es cierto que quedó al margen de cuatro copas en etapas iniciales, aunque también es verdad que logró instalar nuevamente al club en el ámbito internacional y dejó un gran colchón de puntos para el futuro, todo eso en un contexto particular: la disminución del presupuesto del fútbol profesional con la premisa de finalizar el estadio propio. Si bien es difícil apreciarlo hoy, cuando el papelón de la Copa Argentina es tan cercano, el trabajo de Vivas le deja al Pincha tres garantías: un promedio altísimo, participación en una competencia internacional en 2018 y varios chicos de inferiores consolidados en primera división.

Mientras la dirigencia busca el reemplazo, con la dupla Camino-Gugnali (ex ayudantes de Sabella) como primera opción, Lucas Nardi sale de la reserva para ser entrenador interino del plantel superior.

Para Estudiantes no fue una derrota más. Fue, quizá, la más humillante de su historia. "Perdimos y es lamentable. No estuvimos a la altura de la institución que representamos", declaró el DT luego de caer ante Pacífico de Mendoza, cuarta eliminación de una copa en nueve meses. El que puso a Santiago Ascacibar en primera y el que estalló de bronca contra Boca. Se fue Nelson Vivas, una salida repentina y un balance gris.