Qué se vio de la mano de Guillermo en su debut como DT de Palermo
Está claro que recién lleva una semana de trabajo al frente de Palermo, pero aún así pudo verse algunos conceptos de Guillermo Barros Schelotto en la goleada de su equipo ante Udinese 4-1, su debut como entrenador en el calcio. Al Mellizo siempre le gustaron los sistemas tácticos 4-3-3 (sobre todo) y el 4-4-2. Pero hoy utilizó el 4-2-3-1, con la siguiente formación: Sorrentino; Struna, Goldaniga, Giancarlo González y Lazaar; Jajalo y Chochev; Hiljemark, Mudo Vázquez y Quaison; Gilardino.
La primera diferencia con respecto al equipo que venía jugando fue que Barros Schelotto eliminó la línea de 3 y se jugó por cuatro en el fondo, pero con laterales que se proyectaron, mucho más Lazaar (por la izquierda) que Struna (por la derecha). La línea de 4 es algo que muy pocas veces el Mellizo toca. Ni siquiera cuando va perdiendo. En su debut, los principales sellos fueron un mayor orden defensivo (en el primer tiempo) y las salidas rápidas de contraataque, con un mediocampo de buen pie pero que trató de resolver a un toque en los metros finales. También la inclusión del veloz Quaison, autor del primer golazo y quien generó la asistencia del 2-0.
En el segundo tiempo, a partir de la diferencia, Palermo pasó a jugar 4-4-1-1, con tendencia al 5-4-1, con Jajalo metiéndose entre los centrales y el Mudo más retrasado, para lanzar pases largos y más centrales y directos para la corrida de Gilardino y Quaison. Allí, cuando intentó pararse más atrás, luego del 2-0, entre la línea del área grande y los 20 metros posteriores, fue cuando peor la pasó. Y fue clave el arquero Sorrento, con atajadas muy buenas para frenar las 11 chances de gol que en sólo los segundos 45 minutos tuvo Udinese.
Al mejor estilo de cuando ganó la Copa Sudamericana 2013 con Lanús con Lautaro Acosta, Santiago Silva e Ismael Blanco, Guillermo buscó salidas rápidas y ataques con triangulaciones por las bandas, usando el ancho del campo. No fue casualidad que haya marcado, de contraataque, tres de los cuatro goles. También generó varios avances con laterales/centro al área, como provocaba con Maxi Velázquez/Pasquini y Araujo/Ayala.
Defensivamente, pensó un equipo "corto", pero sufrió con los centros, los envíos aéreos, aunque los laterales Struna y Lazaar (la figura de la cancha) respondieron muy bien con cierres y coberturas. Otra variable que impuso Guillermo: no hubo presión alta, sino que el equipo esperó en su campo y presionó en el círculo central. Pero cuando atacaba y quedaba mal parado ante la pérdida, sus jugadores cometieron infracciones para cortar y evitar que al equipo lo lastimen de contragolpe. Como en Lanús, tampoco le interesó ganar la posesión del balón (fue del 41%), pero sí generar peligro. En el ping pong de situaciones, fue... pero también sufrió. Palermo perdió en el rubro 12 a 14.
En las pelotas paradas en contra mantuvo la marcación hombre a hombre, más un libre (Gilardino) y otro tomando el primer palo (Chochev). También hubo dos rebotes (Hiljemark y Vázquez) y dejó uno solo para la contra (Quaison). Cuando reemplazó a Gilardino por Djurdevic y puso de libre a Vázquez, llegó el córner y el descuento de Thereau. ¿Casualidad?
Afirman que Guillermo pidió como refuerzos a Guido Carrillo y Gustavo Gómez, central que conoce de Lanús. En el caso del ex Estudiantes, sería su Palermo, su Martín Palermo. Da la impresión que a Palermo (equipo) le falta peso y potencia arriba. Pero el de hoy, ante un rival directo por evitar el descenso, fue un buen punto de partida, con cosas positivas y otras para seguir trabajando. La base parece estar, como le gusta a Guillermo: con un equipo más corto y contras rápidas.
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