Racing fue más que Gimnasia y cerró un año irregular con una victoria en la Superliga

Después de un año y diez días Lisandro López, el capitán de Racing, vuelve a convertir un gol en el Cilindro de Avellaneda. De cara a la popular local, sólo tiene que empujarla para marcar el empate en el último minuto del primer tiempo. Pero Licha ni siquiera lo grita: con bronca, corre hacia el fondo de la red, agarra la pelota y vuelve rápido a la mitad de la cancha. El delantero tampoco había festejado su tanto que valió un empate en Rosario. El último grito de López como local había sido el 27 de noviembre del año pasado, en la victoria por 3 a 0 ante Independiente. En el medio pasaron Ricardo Zielinski, Diego Cocca y ahora está Juan Ramón Fleita como entrenador. Y también pasó la tensión que hubo entre Cocca y Lisandro, que vio desde el banco de suplentes el arranque del último clásico ante el Rojo. Por eso resulta raro que el ídolo ni siquiera intente descargar la bronca con el grito final. Es, acaso, una escena que grafica cómo termina el año el equipo.

La Academia cerró con esta victoria por 3 a 1 a Gimnasia de La Plata un calendario al que casi ningún hincha volverá con su memoria para pescar buenos recuerdos. Apenas aquella seguidilla sobre el cierre de la temporada, con esos tres triunfos consecutivos que le permitieron sacar el pasaje para la Copa Libertadores 2018. Pero no hubo mucho más que eso. El cuerpo técnico que desembarque en la mitad celeste y blanca de Avellaneda a partir del año próximo no tendrá demasiados cimientos para construir un equipo. Las únicas certezas parecen ser la presencia de Juan Musso en el arco y de Lautaro Martínez y Lisandro López en la delantera. El resto, aún es terreno árido.

Los goles del partido

El potencial de las inferiores

Esos tres nombres tienen el mismo origen: el semillero del club. Esa coincidencia se pudo ver también en el primer gol de Racing: surgió desde el área Facundo Guitérrez, abrió para Martínez, que cambió el juego de frente para Matías Zaracho, quien aguantó la marca y sacó el derechazo cruzado que luego desvió López. Esa es otra de las pocas buenas noticias que trajo el año para Racing. Además de Musso y Martínez, también los pibes Zaracho, Facundo Gutiérrez, Brian Mansilla, Maximiliano Cuadra y Gastón Gómez tuvieron buenas apariciones a lo largo del 2017.

Tal vez la historia del año se hubiera contado de otra manera si el palo izquierdo del arco que da a la tribuna visitante no se hubiera ensañado con Lautaro Martínez. En ese poste rebotó la definición del mano a mano en el último minuto ante Libertad de Paraguay, por los cuartos de final de la Copa Sudamericana. Ahí también dio el derechazo que podría haber sido la igualdad agónica ante Independiente, en la derrota que le costó el puesto a Cocca. Ayer chocó contra ese mismo poste una definición exquisita del delantero que después del Mundial de Rusia jugará en Atlético de Madrid.

Al cierre en lo deportivo lo acompañó en la jornada de ayer la continuidad institucional: más del 60% de los casi ocho mil socios que votaron eligieron que Víctor Blanco siga siendo el presidente de Racing. Mantendrá el mismo trinomio, con Miguel Jímenez como vicepresidente primero y Alfredo Chiodini como vicepresidente segundo. La primera decisión que tomarán las autoridades será la conformación de un equipo de fútbol profesional, con Diego Milito a la cabeza. Y de ahí saldrá el próximo entrenador: hasta ahora la ruleta gira entre nombres diversos como Eduardo Coudet, Matías Almeyda y Diego Aguirre. La idea es que todos esos pasos se den a lo largo de esta semana, para poder iniciar cuanto antes las negociaciones por los cuatro refuerzos de peso que necesita la Academia para disputar la Copa Libertadores del año próximo.

Mientras Blanco subía ayer por las escaleras de la platea A, nacía el contraataque que terminó con el segundo gol del local. El Pulpo González profundizó con un pelotazo largo y apareció esa conexión que es una de las pocas certezas que tiene Racing para 2018: el centro de Lautaro cayó preciso en la cabeza de Lisandro, que de palomita marcó el 2-1. Otra vez, como en los dos tantos anteriores, Licha ni siquiera dibujó una sonrisa para festejar el gol. Sí corrió hacia Martínez para felicitarlo por la asistencia. En ese abrazo estarán los deseos de la Academia para la próxima temporada.