Racing no pudo ante Vélez y cerró el año con una nueva decepción

No dependía de su propio resultado para festejar a lo grande, aunque tampoco hizo el trabajo que le correspondía para aferrarse a esa pequeña ilusión. El sueño de Racing de lograr la última plaza para jugar la Copa Libertadores 2012 se desvaneció por sus propias limitaciones, por la falta de audacia. La Academia ejecutó un juego timorato, con escasas ideas ofensivas. Fue un equipo insulso para ser merecedor de ese premio por el que peleaba, en la última fecha, junto con Godoy Cruz y el rival de siempre, Independiente. Cayó sin atenuantes, no estuvo a la altura de las circunstancias, y Vélez no le perdonó tanta falta de temple, semejante apatía. Con nombres menos rutilantes a los que acostumbra presentar, pero con su estilo definido, se impuso 1-0 y desnudó al conjunto de Simeone, que volvió a decepcionar cuando debió ser protagonista.

El arranque permitió imaginar algo distinto, cuando el tridente que formaron Gio, Teo y Hauche combinaron en un par de oportunidades y despertaron el entusiasmo de la gente. Fue apenas un espejismo, porque Racing no pudo sostener esa mínima superioridad. El triple cinco por el que se inclinó Simeone, con el chileno Espinoza, Yacob, que regresaba a la formación, y Pelletieri, resultó intrascendente, y sin red de contención la teoría quedaba vacía. Sin la pelota, quienes debían desnivelar deambulaban por la cancha. Sólo aquel remate de Teo Gutiérrez que devolvió el travesaño y un error de Tobio, en su desesperación por rechazar, que provocó una rápida respuesta de Barovero fueron los argumentos que ofreció la Academia para ganar. Poco, muy poco.

La noche se hizo oscura con la noticia de los goles de Godoy Cruz y se terminó de ensombrecer con el error de Cahais, mostró su peor versión en el torneo, que le posibilitó a David Ramírez sellar el marcador, con un remate fuerte ante el indefenso Saja.

Se desarticuló Racing en esa acción, se desmoronó el último atisbo de reacción que podían imaginar sus hinchas, que alentaron y hasta encendieron bengalas. Pero ya nada modificaría el curso de un partido que jamás estuvo a la medida de la Academia. Y mientras Racing se apagaba, languidecía futbolísticamente, enfrente Vélez empezaba a desplegar el habitual repertorio. Con Augusto Fernández y Velázquez por las bandas; con la solidez de Domínguez para neutralizar cualquier avance; con la capacidad del Mago Ramírez para hacer la pausa y manejar el ritmo, los locales solventaron el éxito.

Los ingresos de Viola y Toranzo resultaron insuficientes para cambiar la imagen. Racing ya estaba abatido por su propia incapacidad para revertir la historia, el desarrollo, y también porque las novedades que llegaban desde Rafaela, con la victoria de Godoy Cruz, lo empujaban hacia abajo. Si hasta Independiente, el tercero en la disputa, y que empezó su partido perdiendo, revertía el marcador y también lo dejaba desesperanzado.

No resultó extraño, mientras los minutos se consumían, ver a Simeone caminar cabizbajo, sintiendo que deberá reformular la ecuación para aspirar a más en el futuro. También el Cholo –anoche tampoco declaró ante los medios– deberá evaluar con qué intérpretes –este ítem lo tendrá que resolver con los dirigentes– dará batalla el próximo año.

La Copa Sudamericana terminó siendo el consuelo con el que debió contentarse Racing, que volverá a disputar un certamen internacional después de ocho años. Un objetivo pequeño para un equipo que cuando empezó el Apertura soñó en grande y que hace 10 años, en ese mismo escenario, escribía una página dorada, cortando una sequía de 35 años sin dar una vuelta olímpica.