Tigre vs. San Lorenzo, por la Copa de la Liga: Augusto Batalla como salvador en el partido más flojo del Ciclón de Rubén Insua

Desde hace un tiempo que a San Lorenzo le cuesta dar el salto de calidad. El trabajo de Rubén Insua es extraordinario. Ha logrado poner de pie a un equipo y un club que estaba a la deriva, y reconstruyó individualidades a partir de un trabajo colectivo que le dio frutos armando un bloque sólido y un ataque pragmático. Pero el propio entrenador se pone objetivos superadores y ya en 2022 hablaba del desafío de pelear por un título en 2023. El actual año ya está en septiembre y el Ciclón todavía está en carrera en la Copa Argentina y pretende clasificarse entre los cuatro primeros de la zona B de la Copa de la Liga. En la Copa Sudamericana fue eliminado en una serie pareja por San Pablo, un gigante de Brasil (y con otro poder económico); en la Liga Profesional el equipo terminó tercero, detrás de River y Talleres. Pelear, pelea, pero no termina de despegar. El empate con Tigre 0-0 de este domingo fue mentiroso, ya que jugó su peor partido del ciclo y de no haber sido por Augusto Batalla, que ofreció diez atajadas increíbles, habría perdido.

“Si logramos repetir lo hecho en 2022, pero potenciando recursos y corrigiendo algunos defectos, vamos a ser protagonistas. El año que viene pretendemos luchar por el título”, decía Insua cuando hasta en el Mundo San Lorenzo veían como una utopía que eso fuera posible. Claro, cuando el Gallego agarró el equipo, estaba tan mal que la máxima preocupación era escapar de los últimos puestos de la tabla. Pero en un año todo cambió. Y ahora el equipo aparece en una etapa en donde, luego del reconocimiento por el camino recorrido, necesita sentirse en condiciones de dar un plus. Pero no encuentra por ahora ese chip que lo reactive.

Un cabezazo de Alexis Castro (tras un córner de Molinas), un mano a mano de Batalla a Menossi, un tiro libre de Aaron Molinas, una presión alta que terminó con la pelota salvada en la línea... En los primeros 20 minutos Tigre ya pasaba por arriba al Ciclón, que no podía hacer pie ni siquiera con un esquema 5-4-1 y bien retrasado. “¡Vamos, despertemos!”, gritaba Insua desde el banco de suplentes intentando arengar a sus futbolistas. “Perdemos todas las pelotas. ¡Lo mal que marcamos!”, les decía por lo bajo a sus colaboradores. Nunca la pasó tan mal el Ciclón en el ciclo Insua como en esta noche de domingo.

En el otro banco, Lucas Pusineri se lamentaba por las chances desperdiciadas. Es que el exDT de Independiente y Atlético Tucumán armó, desde su habitual esquema 4-2-3-1, un conjunto con mayoría de mediocampistas para dominar la posesión y llegar al área desde atrás, atacando el espacio. Sabiendo que San Lorenzo defiende con un bloque bajo, apostó a una pared para romper esa línea defensiva. Así se destacaron Alexis Castro, Paradela, Menossi, Prediger y Molinas.

San Lorenzo parecía ese boxeador que no podía esquivar las manos del adversario. La idea de Insua fue poner gente con buen pie y capacidad ofensiva como Girotti (haciendo de Vombergar, un centrodelantero que se reubicaba por la derecha), Bareiro de 9 y Leguizamón por la izquierda; Giay y Braida en los laterales y Barrios como doble 5 de Jalil Elías, pero el Perrito casi no pudo tener la pelota. El 3-4-3 del pizarrón casi nunca se vio y por momentos, desdibujado, terminó con línea de 6 defensores, empujado por un adversario que ganaba las divididas en la zona de los volantes y tenía mejor eficacia en los pases para generar situaciones de gol. A los 26 minutos, Prediger (el 5 más defensivo del local) exigió con un gran remate a Batalla, que mandó la pelota al córner. Lo mismo al minuto siguiente, tras un cabezazo de Robert Rojas que se metía junto al palo derecho del exRiver.

La línea de 5, con Luján como líbero y Rafael Pérez y Hernández como stoppers, no daba a basto; los carrileros Giay y Braida también se vieron desbordados. Nunca se lo había visto así de superado al San Lorenzo de Insua. Cuando el Ciclón pudo ‘sacar una mano’, encontró la chance con un remate a colocar de Braida que se fue cerca del ángulo superior izquierdo de Santiago Rojas.

San Lorenzo estaba tan errático que un tiro libre a favor de Iván Leguizamón con destino al área de Tigre terminó con un patadón... del propio Laguizamón a Menossi de amonestación: ¿Qué pasó? la pelota volvió rápida, hubo un mal control del zurdo y debió bajar a Menossi para que no se vaya al gol de contraataque. La última jugada del primer tiempo terminó con la 9° chance de gol del local, otro remate de Menossi que salvó Batalla.

Por eso no sorprendió que en el entretiempo Insua metiera tres modificaciones: La Roca Sánchez por Giay, Gastón Ramírez por Barrios y Gonzalo Maroni por Girotti. Así, intentó recuperar la línea con un 5-4-1 pero con Roca Sánchez de líbero, pasando Lujan como carrilero por la derecha. A la hora de tener la pelota, intentó proponer un 4-4-2, con Leguizamón acompañando como segunda punta a Bareiro. Pero Maroni y Ramírez no le dieron más vuelo ofensivo y defensivamente siguió dando ventajas.

Las mejores atajadas de Batalla

Lo mejor seguía siendo Batalla, que agigantó su figura sacándole un cabezazo de gol a Prediger tras un tiro libre lateral de Molinas y un zurdazo a Paradela. Incluso los problemas seguían, ya que Bareiro pudo haber si expulsado por doble amonestación, tras una falta sobre el arquero Rojas. Carlos Auzqui, en los primeros cuatro minutos en la cancha (ingresó por Leguizamón) vio la amarilla. En la cuenta final, otro dato que reflejó lo incómodo que estuvo San Lorenzo en Victoria fue que fueron amonestados 6 jugadores: Gastón Hernández, Elías, Braida, Bareiro, Leguizamón y Auzqui. No aplicó el juego brusco ni tampoco abusó en la cantidad de infracciones (17, cuando el promedio normal es de 15 por equipo por encuentro), aunque llegaban siempre a destiempo de la marca.

Más allá de que todavía da pelea, a San Lorenzo se lo ve en baja con respecto a lo que mostraba en el ciclo Insua. En la antesala del clásico con Huracán, el equipo perdió potencia ofensiva y solidez defensiva. Ya no golpea como antes y, encima, los rivales lo lastiman más de lo que estaban acostumbrados.

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