Superliga. La apuesta de Vélez por los chicos comienza a dar resultados y muestra una figura: Maximiliano Romero

Vélez comenzó el encuentro ante Atlético con diez titulares formados en su semillero. Lo terminó con once de la casa y un nombre propio como figura: Maximiliano Romero. Ante la atenta mirada de Carlos Bianchi, el N° 9 dio un recital de desmarques y aprovechamiento integral de su cuerpo. Fue un jeroglífico para la defensa tucumana, que encima concluyó el partido con un jugador menos, por la infantil expulsión de Alexis Zárate.

Al poder de fuego de Romero, quien anotó los dos goles (ambos debajo del arco, lo que habla de su ubicuidad), Vélez le sumó la visión de Matías Vargas y el despliegue de Santiago Cáseres. Todos ellos, juveniles. El inoxidable Fabián Cubero cumplió 610 partidos con la camiseta velezana y se regaló una gran actuación. Nadie desentonó en un equipo que hace de la tenencia de la pelota una característica insoslayable. El circuito Vargas-Cáseres es su usina de juego. Atlético Tucumán sólo fue rival en el primer tiempo. En el segundo se desmoronó y pudo haber perdido por más goles.

Lo mejor del triunfo de Vélez