El momento del golf argentino: Emiliano Grillo está en un pozo, y es el mejor en un presente muy pobre

SOUTHPORT, Inglaterra.– Casi nada logró hacer Emiliano Grillo durante sus dos días de acción en el Abierto Británico que terminó con el triunfo del estadounidense Jordan Spieth. El chaqueño se fue de Royal Birkdale cargado de dudas para sus próximos pasos. Él es hoy el principal representante argentino en el circuito y a sus 24 años tendrá que encontrar una rápida solución al “bache” que atraviesa y que él reconoce.

Su irrupción en el circuito fue prometedora. Un título en el PGA Tour y buenas actuaciones en los majors lo convirtieron en una promesa. Pero estos últimos meses no fueron positivos, y la preocupación parece extenderse a los demás argentinos, que ven cada vez más de lejos los trofeos.

El último certamen que ganó Grillo fue el Fyrs.com de 2016. Le permitió saltar a la élite mundial y él es hoy el argentino más encumbrado en el PGA Tour y en el ranking, en el que se ubica 46º. Pero la presión que se autoimpuso, Estados Unidos, lo sobrepasó. Hoy el residente en Florida intenta deshacerse de ella, pero en Royal Birkdale no mostró avances.

A sus 38 años, Fabián Gómez, otro chaqueño de buena proyección, continúa lejos de las canchas por una lesión que lo mantendrá inactivo por un tiempo más. Sólo entonces se sabrá cuál será la condición deportiva del actual 181º del mundo.

Sin embargo, el nombre de mayor peso en décadas en el golf nacional es el de Ángel Cabrera, quien cortó prácticamente 40 años sin éxitos argentinos en los majors, tras el de Roberto De Vicenzo en el Abierto Británico. Pero el cordobés, que conquistó el Abierto de Estados Unidos en 2007, está alejado del primer nivel, con problemas personales. A sus 47 años, el talento ya no le alcanza a quien en 2009 logró el Masters de Augusta. Este año actuó en ambos torneos de Grand Slam, pero no se lo vio bien.

Otro jugador que apuntaba alto es Andrés Romero. A los 36 años, el tucumano continúa siendo ese volátil golfista que supo hacer 10 birdies en la rueda final del Open de 2007 en Carnoustie y que perdió en los dos hoyos finales. Pigu resurgió hace pocos meses con un triunfo en Alemania, por el Tour Europeo; el tiempo dirá si ese logro fue el punto de partida de vuelta a los primeros planos o sólo un oasis en otra carrera que se difumina con los años. “Voy a volver al circuito PGA”, reconoció en su momento ante la nacion.

En el calendario de Estados Unidos los argentinos conquistaron cuatro títulos en los últimos años. Y en Europa, desde comienzos del milenio hasta 2009, fueron 22 las conquistas, entre Ricardo González, Eduardo Romero, José Cóceres, el propio Cabrera, Estanislao Goya, Daniel Vancsik, Ariel Cañete y César Monasterio. Inclusive también en los años noventas las victorias fueorn varias. Pero la de Andrés Romero de 2017 fue la primero en los últimos ocho años. Todo un símbolo de este presente.

Otro indicio la figuración de quienes siguen a Grillo y Gómez en el ranking: Romero se sitúa 177º; Augusto Núñez, 303º; Julián Etulain, 450º; Miguel Ángel Carballo, 620º; Nelson Ledesma, 665º; Cabrera, 682º; Estanislao Goya, 683º; Emilio Domínguez, 728º; Matías Simaski, 914º; Jorge Fernández Valdés, 920º.

Esas épocas de éxitos están cada vez más lejos y cuesta hallar una explicación para la merma. “Puede pasar por una cuestión generacional. Estamos trabajando para seducir más jugadores”, explican dirigentes de la Asociación Argentina de Golf. Otro argumento es que hay “cada vez menos caddies”, una parte fundamental en la formación de un jugador. Por lo pronto, hoy el país cuenta con torneos en el PGA Tour Latinoamérica, y el ganador del Abierto de la República accede al Abierto Británico.

Para el último major, el PGA Championship, que se realizará en agosto, el único argentino clasificado es Grillo. Lo está por haber terminado entre los primeros 15 participantes el año pasado. Para él será una oportunidad de dar vuelta a la página, tras no superar los cortes en sus últimos dos majors, y de reencauzar su proyección. Para el resto, el futuro es sumamente incierto.